Hechos que marcaron la agenda política del año 2016 [ANÁLISIS]

Las relaciones conflictivas se caracterizan por tener altos y bajos muy drásticos. La inestabilidad es cosa de todos los días y se viven situaciones de tira y afloja de manera constante. Ante algún problema, se presentan discusiones que pueden acabar en un verdadero campo de batalla.

Estos síntomas se han visto reflejados en la relación entre el Ejecutivo y el Congreso de mayoría fujimorista. “Ha sido una relación demasiado tensa y marcada por una improvisación política en ambas líneas”, observa el analista político Enrique Castillo.

Para Castillo, hay tres momentos distintos en el trato entre el Gobierno y Fuerza Popular. El primero, cuando la bancada fujimorista –aún con sangre en el ojo por la derrota electoral– intenta demostrarle al Gobierno su poder, prácticamente obligando al primer ministro Fernando Zavala a criticar al gobierno de Ollanta Humala a cambio del voto de confianza.

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“A partir de ahí la relación entra en una especie de oasis positivo. En adelante, si bien la relación no era amigable, al menos era cortés. Luego llega un momento de lucha frontal con la interpelación y posterior censura del ministro de Educación, Jaime Saavedra”, afirma.

En aquel oasis positivo, por ejemplo, el Congreso otorga facultades legislativas al Ejecutivo después de que más de un ministro pasó por comisiones parlamentarias y se negocia la elección de Walter Gutiérrez como defensor del Pueblo –cargo que Eduardo Vega ocupó de manera interina durante cinco años– sin mayores contingencias.

El analista político incluye en la ecuación a un tercer actor: la aparición de antifujimoristas en el seno oficialista. “Un sector dentro del Gobierno y en su propia bancada empieza a azuzar al presidente a que se enfrente al fujimorismo y se mantenga en constante confrontación”, recuerda Castillo.

De acuerdo con el politólogo Arturo Maldonado, no obstante, el enfrentamiento de noviembre también tiene su origen en Fuerza Popular. “Para noviembre, tienen que desmarcarse del Gobierno para hacer sentir su fuerza y escogen la permanencia del ministro de Educación, Jaime Saavedra, como la batalla que van a dar para demostrarlo”, expresa.

Maldonado cree que en los cinco meses de gobierno ha habido más colaboración que antagonismo entre los dos poderes del Estado, salvo por el enfrentamiento por el caso de Saavedra.

“Esta pelea llega a tomar un nivel en donde se discute el cierre del Congreso y la vacancia del presidente. Nunca en nuestra historia se hablaban de esas cosas al cuarto mes de iniciado un gobierno”, sostiene Enrique Castillo.

—¿Qué viene ahora?—
Arturo Maldonado proyecta que las aguas se calmarán gracias al diálogo entre Fujimori y Kuczynski y al receso parlamentario. Además, sostiene que el funcionamiento parcial del Parlamento le dará un nuevo aire al Gobierno. “Será una especie de tregua o cese del fuego, pero no se sabe cuánto durará”, precisa.

En tanto, Castillo cree que el nivel de confrontación por la censura de Saavedra ha llevado al Gobierno y al fujimorismo a darse cuenta de que la pelea se les fue de las manos.

Ambos analistas consideran que en el 2017 el debate político será intenso, pero que no llegará al nivel de amenaza o beligerancia que ha tenido en los últimos meses del año pasado. “A partir de ahora se puede empezar a afirmar un proceso de una relación más sensata y constructiva. Igual será tensa, porque Fuerza Popular estará mirando a las elecciones municipales y regionales del 2018 y querrá llevar agua para su molino. Pero será más prudente”, explica Castillo.

“Ya le cortaron la cabeza a quien se la querían cortar. En el 2017 el Legislativo llevará a los ministros a comisiones y podría haber alguna interpelación, pero disminuirá el insulto y la poca gobernabilidad”, concluye Maldonado.

El panorama parece claro. Solo falta ver cómo actuarán sus protagonistas.

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