Alrededor de las 5:00 a.m. del 19 de noviembre del 2000, Federico Salas Guevara recibió una llamada telefónica desde Japón. Al otro lado de la línea estaba Alberto Fujimori, quien comunicaba a su primer ministro su intención de renunciar a la presidencia.
Salas Guevara recuerda que no intentó disuadirlo, pues la decisión era definitiva. Alberto Fujimori había salido del país para asistir al foro APEC en Brunéi, un país del sudeste asiático. Luego de ello debía dirigirse a Panamá para otra cumbre, pero decidió quedarse en Tokio.
“El presidente me dice: ‘señor Salas, ya no regreso al Perú, pero voy a mandar mi carta de renuncia al Congreso. Le voy a enviar a usted el fax correspondiente de lo que va a ser esta carta y le pido a usted no hable’”. Pero el primer ministro habló.
“Él me pidió eso y yo no cumplí. Debo decir que, desde el momento en que renunció, él dejaba de ser el presidente del Perú y, por lo tanto, yo tenía que actuar como la única autoridad. No creí conveniente callarme la boca”, cuenta. Esa fue la última conversación que sostuvieron Salas Guevara y Fujimori hasta la actualidad.
Horas más tarde, en una radioemisora local, el jefe del Gabinete aparecía, fax en mano, para informar sobre la dimisión. “Lo que pasa es que mostré un fax sin firma. [...] Él no renunció por fax, iba a renunciar con una carta debidamente firmada”, explica.
Ese hecho molestó a representantes del fujimorismo que también sabían de la renuncia. La ex congresista Martha Chávez había recibido la carta esa mañana y, cuando Salas hizo el anuncio, se indignó. “Eso fue lo que obligó al secretario de la Presidencia a mandar una copia al Congreso, adelantándose y advirtiendo que estaba viniendo otra carta firmada por el presidente”, recuerda.
Martha Chávez había hallado la manera de comunicarse con el hotel que hospedaba a Alberto Fujimori. Teléfono en mano, le pidió que vuelva al Perú. "Le dije que era muy grave la decisión que estaba tomando. Tenía derecho de acuerdo a la Constitución, [...] pero le decía que esto iba a ser aprovechado por la oposición para atacarlo”.
Pero Fujimori le respondió con un proverbio: “Me dijo algo así como: ‘si vas por una carretera y se encuentra con una pared, ¿se estrella o da un giro? Hace un desvío. Yo estoy haciendo ese desvío para luego volver a tomar el camino’”. Alberto Fujimori regresaría al Perú siete años después.
—Desde la oposición—
Ese domingo, Valentín Paniagua cumplía tres días como presidente del Congreso, tras la censura de Martha Hildebrandt. Enterado de la renuncia, convocó a los representantes de las bancadas de oposición, con quienes se reunió en el Parlamento hasta la madrugada.
Los legisladores Fernando Olivera (Frente Independiente Moralizador) y Jorge del Castillo (Partido Aprista) estuvieron presentes ese día. Ambos cuentan que Paniagua mostró la carta de renuncia que había llegado por fax.
Del Castillo dice que ese hecho fortaleció la idea de promover la vacancia por incapacidad moral, en vez de aceptar la renuncia. “Cuando nosotros hemos declarado la vacancia, era una hoja de fax. Estaba firmada por Fujimori”, sostiene Olivera, por su parte.
Pero esa reunión abordó otros temas. Por esos días, ya había el temor de una supuesta intervención de las Fuerzas Armadas en el país ante la crisis que originó la difusión del primer 'vladivideo'. La renuncia de Alberto Fujimori fue entendida como más leña al fuego.
Ante esa incertidumbre, Del Castillo llamó al entonces jefe del Comando Conjunto, Walter Chacón, quien respondió satisfactoriamente: las Fuerzas Armadas respetarían el cauce democrático.
Para Olivera, ese cauce se trazó desde el primer 'vladivideo' y, posteriormente, la censura a Hildebrandt. El ex legislador dice que cuando se acordó que Valentín Paniagua sea el titular del Congreso, se hizo ya con la intención de que asumiera el liderazgo de la transición.
El martes 21 de noviembre, el pleno del Congreso sesionó por más de 12 horas. Ahí decidieron aprobar la vacancia, con 62 votos a favor y el abandono de la bancada fujimorista. Lo cierto es que, de acuerdo al acta de la sesión, solo hubo una mención a la renuncia por fax ese día. Fue el congresista Jorge Pollack quien dijo: “Es el hombre que por cobardía se aleja del país para mandar una carta de renuncia por fax”.
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