El 2015 será recordado como el año en el que el nacionalismo lo perdió todo en el Congreso: la oposición ganó la Mesa Directiva del Parlamento, algo que no ocurría desde julio del 2004, y consiguió censurar a un Gabinete, un hecho que no sucedía desde diciembre de 1963.
Y si es tan inusual que un Gabinete caiga es por una razón. “Lo común es que se activen mecanismos para evitar la censura y que trabajen los operadores [del oficialismo] que negocian con otras bancadas para evitar llegar a la censura”, comenta José Cevasco, ex oficial mayor del Congreso.
El 30 de marzo, la entonces presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, fue censurada por las controvertidas operaciones de seguimiento de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). Con la caída de Jara, todo el Gabinete debió renunciar.
Y tras una censura, opina Cevasco, la ciudadanía percibe que –aunque suene contradictorio– el gobierno ya no gobierna. “Si a eso sumas el cambio de Mesa Directiva, la percepción se hace aun más fuerte. Esto incluso afecta el liderazgo del presidente de la República”, añade.
Y eso sucedió en julio: Luis Iberico ganó la presidencia del Congreso. Gana Perú ni siquiera presentó a un candidato para relevar a la nacionalista Ana María Solórzano.
Natale Amprimo, quien fue primer vicepresidente en la Mesa Directiva de oposición del 2004, cree que esta segunda gran derrota del oficialismo (la primera fue la censura de Jara) fue el resultado de la actitud confrontacional que el gobierno de Ollanta Humala “tontamente ha promovido”. “De manera absurda, esto los ha llevado a perder congresistas”, añade.
En su opinión, la imposición de Solórzano como candidata a la presidencia del Congreso en el 2014 fue el factor que, a la larga, generó que el nacionalismo perdiera a varios de sus integrantes, y con ellos, votos que más adelante echaría en falta.
La reforma pendiente Para Carlo Magno Salcedo, especialista en temas electorales, el 2015 será también recordado como el año en que fracasó la reforma electoral: “Hubo muchísima expectativa, pero al final el Congreso aprobó medidas contrarreformistas”.
Por ejemplo, señala Salcedo, se elevó de 20% a 25% el porcentaje de candidatos que las dirigencias partidarias pueden designar a dedo en sus listas al Congreso, se elevó de 60 a 200 UIT el monto máximo que una sola persona puede aportar a un partido y se recortaron algunas de las sanciones para los partidos que no cumplan la ley.
“Y lo peor es que han aprobado estas modificaciones en pleno proceso electoral. Es un pésimo precedente cambiar las reglas de juego”, señala Salcedo. En efecto, ahora no se sabe a ciencia cierta si la valla electoral será más alta para las alianzas, ni si los partidos que no participen en las elecciones del 2016 perderán la inscripción.
Y es que el 2015 es, también, un año preelectoral. En noviembre fue publicada la ley que autoriza a Petro-Perú, contra el criterio del Ministerio de Energía y Minas, a hacerse cargo del lote 192.
A inicios de diciembre se aprobó la ley que permitiría a los afiliados a las AFP a retirar hasta el 95% de sus fondos de pensión cuando cumplieran los 65 años, pese a la oposición del Ministerio de Economía, que ha anunciado que observará la norma.
“Esta norma ha tenido un tinte electoral, es una ley para la tribuna. Pero eso es inevitable en esta época”, dice Amprimo.
No solo eso: en abril el Congreso aprobó la creación de un distrito, en octubre creó dos, otros dos en noviembre y en diciembre aprobó la creación de nueve. “No tengo ninguna duda: lo que buscan los congresistas es congraciarse con ciertos electores y presentarse como los promotores de estas leyes”, señala Salcedo.