El Gobierno lanzó “El COVID no mata solo, no seamos cómplices”, su tercera campaña de comunicación para frenar a la pandemia, a través de la cual, según informó la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM),”busca generar un impacto en la ciudadanía” utilizando “mensajes duros y directos”.
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La PCM difundió el domingo, en sus redes sociales, tres spots, en los que se ve a ciudadanos en diferentes situaciones: una visita familiar, una fiesta en el barrio y un partido de fulbito. Todas acaban en un trágico final: el abuelo o abuela de los participantes termina en UCI luchando por su vida frente al coronavirus.
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“En un contexto en el que la lucha contra la pandemia requiere que la población refuerce conductas de autoprotección frente al virus, la campaña apela a la presión social de familiares, amigos y ciudadanía en general para motivar la reflexión en los ciudadanos que mantienen un comportamiento irresponsable y que pueden convertirse en cómplices del COVID-19”, indica la institución en un comunicado.
El despacho del primer ministro, Walter Martos, también precisa esta campaña es la primera etapa de tres.
Dirigida a los “irresponsables”
Desde Tumbes, donde puso en funcionamiento una Villa EsSalud para la atención de pacientes con coronavirus leve y moderado, el presidente Martín Vizcarra afirmó que la campaña “El COVID no mata solo, no seamos cómplices” está “dirigida principalmente a las personas irresponsables”, que acuden “a discotecas, fiestas de cumpleaños, pichanguitas y organizan parrilladas”.
“La mayoría de la población es responsable, es un pequeño sector que de manera irresponsable no cumple [con el distanciamiento social], el problema es que siendo pequeño, 5.000, 10.000 o 20.000 personas, estas siguen contagiando y a ellos va esta campaña, no seamos cómplices, porque el COVID no mata solo”, manifestó.
Vizcarra exhortó a los gobiernos regionales y a las municipalidades provinciales y distritales a darle difusión a esa campaña en sus localidades.
Añadió que actualmente el Perú cuenta como 20.000 camas hospitalarias para atender los casos leves y moderados de COVID-19, pero “si la población no es responsable vamos a requerir 40.000”.
Adecuada, pero tardía…
El escritor y comunicador Gustavo Rodríguez consideró que la campaña es “adecuada”, pero cuestionó que no haya salido antes. “Si la presión social hacia (y entre) jóvenes se hubiera empezado a instalar al poco tiempo de acabada la cuarentena [total], nos habríamos ahorrado muchas muertes y recursos”, añadió a El Comercio.
Rodríguez indicó que “la lentitud” de los proceso del Estado es “patente cuando se trata de diseñar e implementar campañas”.
También dijo que no cree que sea un error de la campaña que las víctimas de la irresponsabilidad de los protagonistas de los spot siempre sean los abuelos, aunque el COVID-19 no distinga edades.
“Ataca un objetivo específico: sensibilizar a quienes son egoístas en una etapa específica de sus vidas, tal como mi generación era más imprudente que la de nuestros padres en la época del terrorismo. A veces es necesario hacerle sentir un enlace emocional simplísimo a nuestros prójimos para que empiecen a cambiar de actitud”, remarcó.
Rodríguez indicó que el Ministerio de Salud, a cargo de Pilar Mazzetti, debería liderar una campaña más global que implique otro tipo de falencias: “cuidados básicos y sencillos de comunicar, fake news, automedicación, entre otras”.
“Se pierde el factor sorpresa”
María Beatriz Arce, especialista en Comunicación para el Desarrollo, sostiene que el Gobierno en esta nueva campaña le traslada “toda o gran parte de la responsabilidad” de los contagios a los jóvenes.
Manifestó que ello no es de extrañar en la medida de que los últimos mensajes del Ejecutivo “han puesto el peso de la imposibilidad de contener la expansión de la pandemia en los espacios de socialización de jóvenes y familias”.
Arce indicó que si bien la campaña narra escenas de la vida cotidiana, con historias simples y concretas sobre las circunstancias que la ciudadanía vive, le faltan dos elementos: el factor sorpresa y despertar emociones.
“La campaña copia spots de otras campañas de distintos países con situaciones similares a la nuestra. Si bien se ha hecho un esfuerzo de adaptación a la realidad local, se pierde el efecto sorpresa. Se le demandó al gobierno diseñar y lanzar una campaña comunicacional, ahora comunicadores y no comunicadores la evalúan estableciendo una distancia emocional”, subrayó a El Comercio.
Sobre el segundo punto, Arce señaló que “la predictibilidad” de la campaña le ha restado “capacidad de despertar emociones”.
“El involucramiento emotivo es absolutamente necesario para la persuasión hacia el cambio de actitudes y comportamientos, más allá de la simple recordación. Al perderse la conexión emocional, la campaña podrá generar recordación, pero difícilmente llevará al cambio de actitudes”, complementó.
Arce también explicó que la comunicación debe ser abordada de manera “multidimensional”, porque las campañas masivas con una segmentación tan gruesa de públicos tipo “talla estándar” pueden tener un efecto, “como ya se dijo, en la recordación”. Pero en el cambio de comportamientos se requiere de estrategias comunicacionales “hechas a la medida”.
“Y estas deben estar basadas en evidencia y data cruzando la mayor cantidad de variables posibles: demográficas, etáreas, geográficas, psicográficas, socio-económicas, entre otros. Creatividad sí, pero primero ciencia, para que la comunicación sea una herramienta útil en el control de la pandemia”, acotó.
Los personajes públicos como refuerzo
El analista político Pedro Tenorio afirmó que la puesta en marcha de la campaña “El COVID no mata solo, no seamos cómplices” es “un hecho positivo y necesario”, aunque subrayó que el Gobierno “ha tardado” en implementarla.
“Quizás necesitaba convencerse de que debía cambiar de estrategia y los números de contagios como de fallecidos confirman que no estaba obteniendo los resultados deseados. La campaña publicitaria recién ha comenzado, por lo que en unas semanas veremos qué repercusión tuvo”, dijo a este Diario.
Tenorio, quien tiene una maestría en Dirección de la Comunicación de Organizaciones en la UPC, tampoco opinó que sea un error poner como víctimas a los adultos mayores.
“Seguramente veremos nuevos spots en los siguientes días que se orienten a otros grupos de edad. Es lo usual tratándose de campañas importantes y de ámbito nacional donde te diriges a todos los grupos de edad (comenzando por los más expuestos o población de riesgo)”, expresó.
El también periodista indicó que la campaña no puede perder fuerza con el transcurrir de las semanas.
“Además de los spots donde vemos situaciones específicas (visita a los abuelos, reuniones prohibidas entre amigos), será importante el refuerzo que diversos personajes públicos con predicamento (a los que también se denomina líderes de opinión) participen activamente movilizando a la sociedad en sus distintos niveles”, concluyó.
Más información
Anteriormente, la Secretaría de Comunicación Social de la PCM impulsó las campañas “Yo me quedo en casa” y “Primero mi salud”. Esta última ante el reinicio de las actividades económicas.
El presidente Vizcarra informó que esta tercera campaña tendrá difusión en la TV, radio y periódicos, además de los canales digitales.
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