A casi una semana de las elecciones congresales del domingo 26 de enero, la aprobación al presidente de la República, Martín Vizcarra, se sitúa en 58%, dos puntos por encima de la evaluación hecha el mes pasado. Así lo revela la última encuesta nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos.
El estudio, realizado entre el 15 y el 17 de enero, es el primero del 2020 sobre la popularidad del jefe del Estado. La tendencia a la baja en su aprobación, que se inició en noviembre, a dos meses de disolver el Congreso [ver gráfico], se ha detenido.
En Lima, Vizcarra obtuvo un 62% de respaldo, mientras en el interior del país, 56%. Su principal bastión es el centro, donde tiene un apoyo igual al de la capital.
Por otro lado, la desaprobación a su gestión bajó un punto y llegó a 32%. Al interior del territorio nacional, el sur registra el mayor rechazo del país con 39%.
—El Ejecutivo—
La aprobación al jefe del Gabinete Ministerial, Vicente Zeballos, tuvo también una pequeña alza y llegó a 23%. En diciembre, la cifra era dos puntos menos.
Sin embargo, su desaprobación se sitúa en 45%. Al igual que en el caso del presidente, el rechazo a su labor se da principalmente en el sur, con 53%. Un 32% no precisó su respuesta.
Asimismo, el apoyo a la gestión que realiza el Poder Ejecutivo en su conjunto es de 35%, tan solo un punto más que el registrado el mes pasado. No obstante, su desaprobación bajó tres puntos hasta llegar al 46%.
Al desagregar la evaluación a la administración Vizcarra, se obtiene que el respaldo se da principalmente en los jóvenes de 18 a 24 años (46%).
La Comisión Permanente del Congreso tampoco tuvo mayor variación en su respaldo: solo subió un solo punto (21%). Mientras, su desaprobación se ubica en 65%, con una tendencia mayor en el sur del país.
—Puntos de vista—
Pedro Tenorio: “En el sur habrá un caldo de cultivo”
Un respaldo del 58% sigue siendo relevante para Martín Vizcarra, no hay duda. Pero sin una oposición política a la vista –el Congreso está disuelto y la Permanente tiene nula trascendencia en el día a día– es, a la vez, una performance mediocre para un mandatario que, como ninguno de sus antecesores en lo que va del siglo, corre sin mayores obstáculos. Atrapado en la lentitud ejecutiva que caracteriza a su administración, Vizcarra tampoco cuenta con un equipo ministerial –hay notoria escasez de voceros sectoriales– que le haya permitido marcar una diferencia positiva en los últimos cuatro meses.
Es evidente que luego de las elecciones del 26 de enero y la reconfiguración del mapa político en el nuevo Parlamento, algunas fuerzas marcarán distancia del Gobierno, que en marzo cumplirá dos años, ingresando a una nueva etapa con miras al 2021.
A Vizcarra le va mejor en el norte, pese a los vacíos de la reconstrucción. Pero en el sur se registra su mayor desaprobación, donde habrá un caldo de cultivo propicio para sus críticos. Le convendría analizar los escenarios electorales para definir cambios en su equipo ministerial y, probablemente, la designación de un nuevo jefe del Gabinete. Febrero será un mes crucial.
Mabel Huertas: “La decisión del TC fortaleció a Vizcarra”
Un alza en aprobación de 2% es casi nada. Está dentro del margen de error. El presidente Martín Vizcarra está gozando de una agradable inercia. Evidentemente la decisión del Tribunal Constitucional de rechazar la demanda competencial favorece a la imagen presidencial, lo ha fortalecido y podría influir en este aumento.Sin embargo, hasta el momento el Ejecutivo sigue navegando cómodamente sobre las mismas aguas, a la misma corriente y temperatura. Hasta ahora no hay acción alguna del Ejecutivo que haya causado un gran impacto en la opinión pública desde la disolución del Congreso el pasado 30 de setiembre.
Por otro lado, la campaña congresal ha resultado un tanto sosa y ha sacado a relucir la mediocridad de la oferta política. Desde ese punto de vista, el presidente de la República asume una posición ventajosa. En el pasado un puerto seguro para el mandatario ha sido la confrontación con el Congreso y no hay garantías de que esta cese con el nuevo Parlamento que, por más renovado que esté, no será popular.
El 46% de desaprobación al Gobierno en general va ligado a la falta de liderazgo en los diferentes sectores ministeriales. ¿Cómo la población va a aprobar lo que no conoce? No se ve a un presidente acompañado, sino en solitario.