Lo notamos tenso en su exposición en CADE. ¿Qué sucedió?
Se dijeron muchas cosas erradas durante CADE, absolutamente infundadas, que merecían una respuesta. Hubo también una frustración porque debería haber habido una participación previa del ministro de Economía y decidieron que no. Después nos llegaron críticas por todos lados porque el ministro de Economía no asiste. A mí me habría gustado exponer antes que los candidatos y marcar agenda.
No nos ha contado qué sentía.
No soy bueno expresando sensaciones. Lo que sentía era que tenía que transmitirle al país la posición del Ejecutivo y de su ministro de Economía y Finanzas sobre lo que se había expresado en CADE.
¿No hay ninguna autocrítica?
¿Qué notaron ustedes después de mi presentación?
Nos comentaron que los temas de fondo habían sido los correctos pero la forma, agresiva.
El privado se fija mucho en la forma y en el país hemos estado acostumbrados a formas que no son las correctas y, por ejemplo, y eso sí lo voy a responder, las declaraciones insistentes y sucesivas del gobernador regional de Ica [Fernando Cillóniz] reflejan ese profundo desconocimiento de que las autoridades públicas tienen que cumplir con protocolos transparentes. Yo soy el ministro de Economía, no soy gestor de intereses. Hay en el Perú quien cree que va a resolver sus problemas juntándose con un ministro, yo no sé si habrá sido así en el pasado. […] ¿Cuál es la autocrítica? De repente no comunicar este cambio de estilo, pero creo que es un cambio de estilo para bien.
Keiko Fujimori dijo que ella tendría un ministro de Economía que se ensucie los zapatos y se quite la corbata.
Me puedo quitar la corbata y de hecho no me he lustrado los zapatos [risas]. Son estereotipos. Debo haber ido a 10 regiones en un tiempo no tan largo y con una “tormenta perfecta” sobre mi cabeza.
Sigamos con las propuestas de los candidatos.
Preocupa lo que algunos dijeron sobre el fondo de estabilización fiscal (FEF). Se ha dicho que se va a usar el FEF en inversiones. Es una profunda confusión de conceptos. El FEF se emplea como una herramienta para la estabilización macroeconómica o para eventos inesperados de caídas de ingresos o desastres naturales. […] Preocupa que se hable tan a la ligera. Este año la estructura de financiamiento del presupuesto ya incorpora recurrir al FEF, pero en función de las reglas que gatillan su uso. Señores, ya estamos con un déficit fiscal que podría llegar a 2,5% [del PBI] este año.
¿Qué impresión tiene cuando en CADE se aplaude la idea de usar el FEF de otra manera?
Hay un grupo enfocado en infraestructura que no tiene noción de lo importante que es mantener la responsabilidad fiscal. También es preocupante que [entre los candidatos] haya tremendo desconocimiento del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Tienen equipos que deberían informarles. El SNIP está totalmente descentralizado hace años. Son las regiones las que formulan y dan viabilidad a sus proyectos [de inversión]. El MEF solo interviene cuando hay endeudamiento público de por medio y cuando hay revisiones de viabilidad. El problema es que hay decenas de miles de proyectos y muchos son malos, inejecutables.
¿Qué piensa de las propuestas de los candidatos para reducir la informalidad?
Hay que seguir analizando incentivos para formalizar. Pero la manera en que se ha descrito el Régimen Único Simplificado (RUS) en CADE fue absolutamente equivocada. […] El problema no va por ahí. [En la primera escala del RUS] se pagan 240 soles de impuestos por todo concepto al año. Es justamente porque pagan tan poco que tienes al 91% de las empresas aglutinadas ahí y no migran a las escalas superiores. Lo que los candidatos están proponiendo básicamente ya existe y no ha funcionado como hubiéramos querido. Lo que hay que quitar son todos los trámites engorrosos, cuyos costos son mucho más significativos que 240 soles de impuesto al año.
En CADE todos los candidatos ‘torearon’ la reforma laboral.
Claro que la ‘torearon’, por eso estuvo en el discurso que di en el encuentro. Es el primer tema que tienen que atacar, es la primera deuda que tienen todos con el Perú.
¿En qué sentido?
Uno de los ponentes en CADE dijo que este gobierno no había hecho ninguna propuesta de reforma laboral y eso es falso. Uno de esos [proyectos] el Congreso lo deroga después de aprobarlo y el otro lo archiva. Las bancadas que representan a la mayoría de candidatos que estuvo en CADE votaron a favor de parar esa reforma laboral. Por eso es una deuda.
Se refiere a la ‘ley pulpín’…
Al régimen laboral juvenil [sonríe] y había otro conjunto de propuestas que atacaban problemas del régimen general. Los jóvenes son el grupo en el que es más álgido el problema de la informalidad en el mercado laboral. El 90% está en la informalidad. Tienes que darles una transición a la formalidad.
¿Existe desconexión entre el gobierno y lo que espera el sector privado en las APP?
No se pueden quejar de falta de comunicación.
Pero lo hacen.
Hemos adjudicado más que todos los gobiernos anteriores sumados. Lo que ha cambiado es que ahora las asociaciones público-privadas tienen un alto componente cofinanciado. […] Hay candidatos y empresarios que se confunden y dicen: “Lancemos todo esto como un impulso de corto plazo”. Tremendo error. Para el corto plazo no puedo lanzar proyectos que maduran en al menos dos años y que generan compromisos [financieros] de 30 años al Estado.
¿Está diciendo que hay empresarios que buscan aprovechar las APP sin un sentido de responsabilidad compartida?
Lo que te puedo decir es que el fin de las empresas es buscar una rentabilidad privada. Está bien. Pero mi papel como ministro es asegurar que los proyectos tengan rentabilidad social y que no quiebren al país. […] Ordenar la casa significa que hay menos espacio para meter proyectos ‘por la ventana’. Eso a algunos no les cuadra.
Hubo candidatos que sugirieron un mayor endeudamiento para invertir en obras.
Supongamos que se quiere 3 puntos [porcentuales] del PBI adicionales. Partes de un déficit de 2%, te vas a un déficit de 5%. ¿Cuál crees que va a ser la lectura sobre la responsabilidad fiscal del país? Eso te va a gatillar inmediatamente la pérdida de credibilidad, ‘downgrades’ [rebaja en la calificación de riesgo soberano] y encarecimiento del costo de endeudamiento, no solo del Estado sino también de las empresas privadas, de las tarjetas de crédito y de las hipotecas. Tienes que ser muy cuidadoso de qué proyectos consideras, porque muchos son cofinanciados. Por ejemplo, vuelven a proponer este famoso proyecto del tren de la costa, de Tacna a Tumbes.
El ‘tren bala’…
Peor, es más caro. En su momento, se presentó un proyecto de 10 mil millones de dólares, que iba hasta Lima o Ica. No incorporaba expropiaciones ni otros costos. En realidad, ese tren no costaría menos de 25 mil millones de dólares. ¿Tú crees que tenemos la capacidad de implementar algo así?
Venimos escuchando en los últimos años que sobra la plata.
Tu ministro de Economía te está diciendo: no te sobra la plata.
Lee la entrevista completa en la edición impresa de El Comercio.
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