El más reciente capítulo de Pilar Mazzetti en el escenario político y la función pública comenzó con una gran expectativa tras su designación, en abril de 2020, como representante del Ministerio de Salud y directora del comando de operaciones COVID-19, un organismo con la tarea de implementar, ejecutar, controlar y evaluar el proceso de atención a nivel nacional de los casos de coronavirus en el Perú. Luego, asumió la cartera del sector Salud. Pero casi un año después de haber retornado al Estado por la puerta grande, sale por la falsa y con el retiro del agradecimiento que le había dado el gobierno de Francisco Sagasti.
Falsa también fue una declaración que dio el 10 de febrero en conferencia de prensa en Palacio de Gobierno: “Como dicen, el capitán es el último que abandona el barco. Una vez que todas las personas que trabajan en el sistema estén vacunadas, recién será nuestro momento, como debe ser”. Y es que para esa fecha, ya había recibido dos dosis de la vacuna del laboratorio chino Sinopharm contra el COVID-19. La primera el 12 de enero y, la segunda, el 6 de febrero, según la lista de 487 personas que fueron inoculadas difundida por el Ejecutivo.
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Pero ese mismo 6 de febrero, en declaraciones a RPP por la mañana, Mazzetti aseveró que el presidente Sagasti sería quien se vacunaría primero tras la llegada de las dosis de Sinopharm. “Él es el símbolo, él tiene que vacunarse primero que cualquiera de nosotros y luego todo el personal de salud y luego todo el resto”, mencionó, aunque la realidad era otra.
El Comercio reveló el lunes la vacunación de Mazzetti en secreto. Luego, ella informó en un comunicado que recibió una dosis el 12 de enero “fuera del ensayo clínico para la vacuna de Sinopharm”, reconoció que lo ocultó, aceptó que en no hay justificación y que no reflexionó sobre su actuar desde el punto de vista ético, y señaló que tendrá que afrontar las consecuencias de su comportamiento.
“No va a ser suficiente pedir disculpas a todos los que he decepcionado. No creo poder recuperar su confianza, tomé esta decisión con los temores y limitaciones de un ser humano y reconozco que ese fue el peor error de mi vida”.
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Mazzetti hizo la confesión en medio del escándalo denominado ‘Vacunagate’, que fue creciendo a partir de la revelación sobre inoculación al expresidente Martín Vizcarra —en cuyo gobierno también participó— y que ha alcanzado al gobierno del presidente Francisco Sagasti a través de personas y funcionarios no necesariamente relacionados al proyecto de ensayos clínicos, que fueron vacunados en secreto.
Los aplausos lejanos
Si bien se fue ovacionada el último 13 de febrero al entregar el cargo a su sucesor Óscar Ugarte, ahora parecen quedar muy lejanos los tiempos en los que Pilar Mazzetti recibía aplausos por su labor pública y de investigación, como médico cirujana especializada en neurología. De acuerdo al Concytec, donde registra más de 40 documentos de producción científica entre 1994 y 2018, tiene más de una decena de reconocimientos entre 1998 y el 2011 en el campo académico.
Varios de ellos son referidos a su labor como ministra de Salud en el gobierno de Alejandro Toledo (2004 y 2006), y por contribuir a la salud sexual y reproductiva, así como a la equidad de género e igualdad de oportunidades.
Por ejemplo, el premio Vela de la Esperanza, una iniciativa de Amnistía Internacional que reconoce la defensa de los derechos fundamentales de las personas. Concytec resalta que fue una condecoración “por la actitud valiente en la gestión de Salud en el Perú”.
Sucede que, durante aquella gestión, Mazzetti promovió la distribución del Anticonceptivo Oral de Emergencia (AOE) o píldora del día siguiente como un método de planificación familiar y con el fin de administrarlo a víctimas de violencia sexual que lo requerían. Por entonces, en el Congreso se presentó una denuncia constitucional desde sectores que se oponían a dicha medida, a lo que ella, durante su presentación ante la Comisión de Presupuesto, aseveró: “Uno hace lo que tiene que hacer por considerarlo correcto. Lo que venga por delante (la denuncia) es un asunto que será definido después, en su momento”.
Tal era la consideración al perfil de Pilar Mazzetti que, tras culminar el gobierno de Toledo y empezar el segundo de Alan García (2006-2011), este la mantuvo en el Gabinete Ministerial, pero esta vez en la cartera del Interior.
Permaneció al frente de dicho sector entre el 2007 y 2007. Su salida se dio en medio de cuestionamientos desde el Parlamento e intenciones de interpelación por una presunta compra sobrevalorada y direccionada de 469 patrulleros, aunque ella negó tal irregularidad.
Mientras hoy ha dejado el Minsa en medio del rechazo público por su accionar, aquella vez renunció al Mininter en “buenos términos”, según dijo entonces a la prensa el primer ministro Jorge del Castillo: “La doctora Mazzetti dejará el cargo en buenos términos, con el aprecio del gobierno”.
Su cercanía al segundo gobierno aprista se mantuvo, tal es así que en el 2009 fue designada como integrante de la comisión investigadora de los sucesos violentos ocurridos en Bagua el 5 de junio de ese año, y representante de las comunidades nativas.
Posteriormente, Pilar Mazzetti retomó sus actividades académicas, de investigación y labores de especialidad. Desde el 2014, se desempeñaba como como directora general del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas hasta que retornó a las esferas del Ejecutivo como cabeza del comando COVID-19 y luego ministra de Salud, una vez más, desde julio del 2020 en el gobierno de Martín Vizcarra.
Una vez más, tales eran las buenas referencias sobre Mazzetti, que incluso, una vez vacado Vizcarra en noviembre pasado, el breve gobierno de Manuel Merino quiso mantenerla al frente del sector Salud, lo que ella no aceptó. Sin embargo, una vez instalada la gestión de Francisco Sagasti, retornó al Minsa y se mantuvo hasta el último viernes 12, cuando renunció ante el escándalo de las vacunas que, por esos días, tenía como protagonista principalmente a Vizcarra, pero que poco a poco se ha convertido en una trama de aprovechamiento indebido y beneficios que la alcanza a ella misma y otras personas.
El agradecimiento retirado
Precisamente, cuando el gobierno de Sagasti publicó la resolución de la renuncia de Mazzetti le dio las gracias por los servicios prestados. Pero no solo eso, el propio mandatario defendió la labor de la exministra y acusó “lo injusto que ha sido el tratamiento que se le ha dado, no solo en medios, sino también en el Congreso” a raíz del caso de Vizcarra.
Finalmente, Sagasti reconoció su decepción el último lunes al confirmar la vacunación de Mazzetti y lamentar que otros funcionarios “aprovecharon su posición” para inmunizarse. El martes, su gobierno retiró el agradecimiento dado a Mazzetti.
Iván Lanegra: “Es un gesto simbólico”
Para Iván Lanegra, secretario general de la Asociación Civil Transparencia, el retiro del agradecimiento a Mazzetti es un acto simbólico por el que el presidente Francisco Sagasti y su gobierno expresan su insatisfacción con el comportamiento de la exfuncionaria.
“Es un gesto simbólico. No cambia nada del efecto jurídico de la resolución. Lo que varía es la mención, que es una suerte de cortesía que se tiene con los funcionarios que abandonan una posición. El no hacerlo expresa la insatisfacción de la persona que nombra con la que deja el cargo”, indicó.
Mas la indignación ha sido colectiva en el Ejecutivo. El canciller Allan Wagner, en declaraciones a Canal N, consideró que Mazzetti tendrá que cargar en su espalda con lo ocurrido por el resto de su vida.
“Me da mucha lástima, yo tengo una larga amistad con Pilar Mazzetti y es una persona que ha trabajado intensamente por esta pandemia, pero lamentablemente como ella lo señala cometió un grave error de criterio, es una lástima”, reconoció.
Otra persona cercana a Mazzetti, el ministro de Salud, Óscar Ugarte, también ha expresado su sentir en diálogo con TV Perú: “Yo realmente estoy muy dolido también por el aprecio por la doctora Mazzetti y porque hemos tenido dos largas reuniones con ella”.
Entre otros integrantes del Gabinete, la desazón también ha sido grande y expresada a través de Twitter. El 13 de febrero, el ministro de Educación, Ricardo Cuenca, agradeció a Pilar Mazzetti tras su renuncia al Minsa.
“Nos quedamos con tu entrega, capacidad de trabajo y compromiso con el país. Aquí seguiremos empujando el barco que dejas en buen rumbo”, escribió. Dos días después, reculó: “Profunda decepción por lo revelado. Borraré el tuit de solidaridad con quien no actuó con transparencia con el país”.
Por su parte, la titular de Defensa, Nuria Esparch, dijo sentir “decepción e indignación”. “Profunda decepción e indignación. Los peruanos y las peruanas que estamos luchando contra está pandemia no merecemos ser engañados de esta manera. Ante lo revelado, retiro inmediatamente mi apoyo a la señora Mazzeti. Borro el tuit con el que la despedí”, expresó a su turno Solangel Fernández, ministra de Vivienda.
El más reciente retiro de espaldarazo y expresión de condena vino a nivel local. La Municipalidad de Miraflores determinó este martes dejar sin efecto la distinción de “Medalla de honor al mérito como mujer destacada miraflorina” en la categoría de “ciencia e innovación”, otorgada en marzo del 2020.
Así, con la boca abierta parece haber dejado Pilar Mazzetti no solo a personas de su entorno, sino al país. Pero, por ahora, ella guarda silencio. Uno que, por lo acontecido en los últimos días, parece serle muy familiar. El Comercio intentó sin éxito comunicarse con la exfuncionaria.
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