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Fernando Vivas

Encontramos a en su departamento. Viene de una larga exposición sobre la reforma política que es difícil de digerir. Admite que no le hizo gracia que se presentara la , pero su relación con Vizcarra y del Solar goza de buena salud y su voz es oficialista. Además, como vicepresidenta, representa a en eventos globales, que alterna con una rutina parlamentaria que nos describe más armónica de lo que parece.

La vimos acercarse a varios congresistas durante el debate, ¿promoviendo la confianza?
Esa era la idea. Tomé un liderazgo para promoverla, me acerqué a varios con el mensaje de que no era el objetivo cerrar el Congreso como muchos percibían, sino un proceso de reforma.

Si pudo dar ese mensaje es porque habló con el presidente y el primer ministro, ¿no?
Sí, tuvimos reunión [de bancada] con los dos el lunes y comenzamos a operar, aunque yo ya venía conversando con varios congresistas para bajar la tensión. Carlos Bruce también.

Todo era imprevisible.
Creíamos que iba a ser un resultado más apretado.

¿A qué se debió la holgura?
Creo que a un proceso de convencimiento con los fujimoristas sobre las posibilidades que esto traía. Hay quienes votaron [en contra] por sus principios, porque sentían que la carta [de Del Solar a Salaverry] no era adecuada y la majestad del Congreso se afectaba.

¿Fue un error esa carta?
Creo que sí. Más fácil era pedir la fecha, nada más. No me pareció bien. Pero, conversando con el Ejecutivo, hubo un cambio de tono. Salió un lindo discurso no agresivo pero firme.

En un comienzo, Ud. planteó reticencias a la cuestión de confianza.
Sí, es algo que yo no hubiera hecho. Mi experiencia parlamentaria me hace preferir la negociación. Lo que la gente ve en la TV no es lo que pasa cuando las cámaras se apagan.

No creo que la veamos jugando cartas con Rosa Bartra.
Sí converso con ella, ah. El otro día se molestó porque dije algo que no le gustó. Pero tenemos que entendernos, es una mujer muy trabajadora.

¿Cual cree que será el proyecto más debatible? ¿El de las elecciones primarias obligatorias?
Es el más complicado. Tiene muchas aristas y tiene que conversar con otras normas, incluso si pensamos tener bicameralidad. El otro que luce difícil es el de la inmunidad. Todavía está el debate de [prohibir que candidateen sentenciados] en doble instancia o una instancia, pero ya hay casos en nuestra legislación que no permiten a sentenciados en una instancia, por terrorismo o violación, ser profesores. Hay que mirar el interés mayor. La idea es que sean delitos de dolo con más de 4 años de pena.

Las primarias abiertas obligan a un cambio de chip. ¿Cómo sensibilizar a los que se opongan?
Lo esencial podría ser el manejo de los líderes del partido en las listas. En otros países hay reservas de cupos para que pongan candidatos.

Hay que reformar para evitar lo que hoy pasa, bancadas desintegradas. Por ejemplo, ¿ustedes se sienten de verdad la bancada oficialista? En esta crisis, Palacio usó también a otros emisarios.
Sí somos bancada oficialista. Los más activos emisarios han sido Juan Sheput, de nuestra ex bancada, Bruce...

¿Y César Villanueva?
Estuvo en el grupo [multipartidario] que conversaba, pero el emisario, el más activo, era Juan [Sheput].

No se sienten lejanos, entonces.
Desde que entró Salvador, la relación se ha fortalecido. Tengo amistad con Salvador y un diálogo muy fluido.

¿Qué le dice a los congresistas que afirman que la reforma no es urgente, sino la reactivación económica, la inseguridad, la educación?
Que eso va caminando por cuerdas separadas. No es cierto que no se esté trabajando en ello.

Ahora, es cierto que el tiempo nos dice que hechos judiciales y políticos nos han paralizado, por eso esas reformas son urgentes, ¿no?
Dicen que soy una economista que no cree que existe la política. ¡No es así! La política es la cancha y da las reglas de juego, si no, no se pueden tomar decisiones. Soy Oliver North en ese sentido.

Y la experiencia de los últimos años se lo reconfirma.
Totalmente. Una economía sin instituciones sólidas, funciona mal así tengas el mejor modelo.
Volvamos a su cancha de ahora, el Congreso. La acción de amparo de Salaverry, ¿puede sentar un precedente contra otras investigaciones?
No he visto el documento de la Comisión de Ética, pero tengo entendido que ha usado el reporte falsificado para hacer otro que sí era obligatorio.

En Ética está su correligionaria Janeth Sánchez. ¿Estuvo activa en promover la confianza?
Participa en las reuniones, ha estado ayudando también. Mucha gente la quiere estigmatizar como que quisiera venderse a la oposición y no es así. Es muy recta, no podemos ni hablarle [de los casos de la comisión].

¿Ha medido el ánimo luego de la confianza? ¿Habrá una ‘retaliación’ de la oposición?
No hay ganadores ni perdedores, esta es la posibilidad de un diálogo nuevo. Paremos la escaramuza y conversemos.

¿Qué debe hacer el gobierno para demostrar que por distraerse en esta crisis no descuida la gestión?
Creo que ofrecer una agenda mínima de coordinación con el Congreso en otros temas. El Congreso lo quiere, hay una sensibilidad para ver el tema económico, educación y salud, hay que entrar de fondo a la política previsional.

¿Tiene una visión crítica sobre el énfasis descentralizador?
Hay que enriquecerlo. Las cosas suceden en el territorio, entonces hay que dar competencias allí, pero es un trabajo matricial. El tema no es solo dar recursos, sino dar capacidades, sobre todo ahora que hay nuevas autoridades.

Ya me dijo que con el primer ministro tiene un diálogo fluido. ¿Cómo está su relación con el presidente?
Muy buena. Estuvo en el Cusco, lo invité a un evento que organiza Alimentación para Siempre [Food Forever], que es una iniciativa global que lidero. Ahora viajo para reemplazarlo en la OIT.

Hagamos política ficción. Si se acercan a decirle que hay razones para vacarlo y le preguntan si lo sucederá constitucionalmente, ¿qué responde?
Ya he dicho que no entro en complots, esa no es mi manera de ser. Si alguien se acerca, le diré: “Si quieren hacer algo, es su problema, pero yo no voy a participar”.

Permítame una digresión en homenaje al recientemente fallecido Javier Barreda. Usted lo enroló en su Gabinete a sabiendas de que, por ser dirigente aprista, su partido enfurecería.
Lo quiero, voy a decirlo en presente, lo tengo como un amigo invalorable, un gran consejero en muchos momentos. Y fue un gran ministro y tenía mirada política.

¿Cómo salir de esta fase no solo de política sino de economía judicializada?
No hay que confundirnos, el problema no es el modelo económico sino la falta de instituciones sólidas y transparentes y obviamente un Estado de derecho, sin un Poder Judicial en el que se cuele cualquier cosa. El sector privado tiene que comprarse el tema buscando tener reglas de cumplimiento [compliance]. La reforma trae todo esto, la integridad está en no poder postular si tienes delitos sancionados. Si elegimos congresistas no es porque me regalen táperes, sino porque representan los intereses de mi comunidad.