Ayer por la mañana, los ministros de Justicia, Interior y Relaciones Exteriores acudieron al Congreso para “explicarle” a la Comisión Belaunde Lossio cómo fugó su investigado.
Según el gobierno, Interpol Francia no consideró necesario marcar con alerta roja el nombre del íntimo amigo de la pareja presidencial; y por eso Belaunde salió del Perú y entró a Bolivia sin ser detenido.
Hace poco más de un año, cuando investigábamos el poder de López Meneses, descubrimos que su socio y ex suegro, el prófugo general Víctor Malca Villanueva, se paseaba por Europa, muy campante, porque, oportunamente, había dejado de figurar como requisitoriado en la lista de Interpol; eso a pesar de que la justicia peruana lo busca para que responda por las decenas de millones de dólares que se robó en los tiempos de Montesinos.
El gobierno usó entonces el mismo pretexto que usa ahora, le echó la culpa a la “flexible” Interpol Francia; y continúa sin establecer a quién le pertenece el dedo que se encarga de borrar de la lista de la policía internacional a los mafiosos vinculados con sus negocios o con sus operadores.
La explicación ofrecida recientemente al Congreso ofende la inteligencia de los peruanos. El gobierno de Humala tiene, siempre, boca para insultar, pero nunca para aclarar sucesos y situaciones altamente sospechosas.
Y cuando la prensa o la oposición critican, la respuesta viene cargada de amenazas y hasta calumnias.
Estamos acostumbrados a que los políticos se insulten mientras se enfrentan en una campaña electoral: El insulto pareciera ser parte de sus estrategias. En época electoral el efecto es doble, el que insulta primero anula el ánimo de su contrincante y lo desprestigia de paso. Pero los insultos que ocupan las páginas de los diarios y las pantallas de nuestros smartphones en estos días –año y medio antes de las elecciones– son de otro calibre: su tufo refiere tanto a la Venezuela chavista que se podría decir que alarma y hasta asusta.
Jorge del Castillo dice que los insultos que propina el ministro del Interior, Daniel Urresti, son parte de un libreto preparado por la Dirección Nacional de Inteligencia. ¿Le falta razón? Cuando Urresti amenaza con usar de la manera que le plazca la información que su despacho posee, parece que no.
El día que inauguró la Dirección de Lavado de Activos de la PNP anunció que esa dependencia iniciaría sus labores investigando a los ex ministros del Interior que cuestionan su gestión. Luego colgó un tuit con los datos de un registro de comisaría en el que aparecería el ex procurador José Ugaz manejando con unos tragos encima.
En otras palabras, tengo información privilegiada que puedo usar para destruirte si no te callas. No me importan tus argumentos. La autoridad que insulta se revela intolerante y violenta. Pero si usa la bajeza para amedrentar, pone en evidencia un plan político.
El clima es malo, el escándalo Belaunde Lossio ha deteriorado, aun más, el principio de autoridad en el país, la primera ministra parece pintada en la pared y la figura presidencial se ha ensombrecido.