Hay mucho populismo en las apreciaciones sobre algunos temas vinculados al Sistema Privado de Pensiones (SPP). Y provienen no solo de políticos, sino también de líderes de opinión, que presa de sus emociones, pierden imparcialidad. Fue así con el fallido aporte obligatorio de los independientes. Lo es ahora con las tablas de esperanza de vida.
Sobre esto último, solo habría que decir que tanto en un sistema público como en uno privado que se jacten de ser gestionados con responsabilidad, esa variable tiene que ajustarse a la realidad. Y si consideramos los avances en ciencia y salud, siempre será hacia arriba. La gente vivirá más.
Para que los futuros jubilados no vean reducida su pensión, la solución es sencilla. Habrá que trabajar más años. O subir los impuestos para cubrir ese mayor gasto. No hay otra. No hay lonche gratis en economía (aunque sí lo haya en política).
Ahora bien, como es habitual también, la discusión deriva, por un lado, en las comisiones y la rentabilidad de las AFP como empresas, y por el otro, en la rentabilidad que generan para los fondos y la tasa de reemplazo (la pensión que reciben los jubilados como porcentaje de su remuneración).
Sobre lo primero. El sistema de pensiones es una responsabilidad del Estado que ha sido delegada a entidades privadas ante la falta de confianza en que la institucionalidad pública pueda cumplir con prestar ese servicio de manera óptima. No es un servicio público estrictamente hablando, pero tampoco uno privado.
Detrás hay un fin social, que es garantizar un mínimo nivel y calidad de vida para la sociedad. Si a este hecho se suma la existencia de una demanda prácticamente cautiva, ¿por qué no regular la rentabilidad sobre el patrimonio empresarial (ROE) de las AFP?
Con sus diferencias, es lo que sucede en los sectores eléctrico, telecomunicaciones o infraestructura. Así solucionamos también de una vez el debate sobre las comisiones. Si como han dicho las AFP su ROE promedio anual es de 9%, ¿qué tal si lo fijamos en 10%?
Luego de perder dinero en los primeros años del sistema, las AFP llegaron a tener retornos cercanos al 30%. Una barbaridad. Hoy en día están alrededor de 18%, nivel alto considerando el tipo de servicio que prestan. ¿No nos daría mayor estabilidad a todos fijar esa variable?
Sobre la rentabilidad de los fondos solo decir que no se puede caer en el facilismo de destacar las cifras cuando las cosas van mal y no cuando están bien. La rentabilidad real promedio anual del SPP es buena (7,5% para el fondo 2).
Sobre la tasa de reemplazo (la pensión como porcentaje del salario), hace falta información que nos permita conocer esa variable como porcentaje del salario promedio, no solo de la última remuneración. A partir de ahí podremos discutir como sociedad a qué nivel aspiramos, y asumir el costo respectivo. Porque nuevamente, ¡no hay lonche gratis!
Finalmente una sugerencia. Debería estar prohibido que la empresa aseguradora vinculada al grupo económico de la AFP, ofrezca la posibilidad de una renta vitalicia a la persona que está por jubilarse. ¿Qué le conviene al grupo económico? Que pase a una compañía de seguros. ¿Y al afiliado? Quedarse en una AFP.
Sin embargo, hoy en día más del 60% de quienes se jubilan optan por pasarse a una aseguradora. Hay que crear los incentivos para que las AFP peleen por mantener al jubilado.
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