Un trípode contra el crimen, la columna de Cecilia Valenzuela
Un trípode contra el crimen, la columna de Cecilia Valenzuela

Si el próximo gobierno le devuelve seguridad y confianza a la ciudadanía, conquistará su respaldo y su aprobación. El equipo de seguridad de PPK es consciente de la necesidad de avanzar pronto. En los últimos meses ha trabajado a fondo en el tema estructural y sostiene que ya tiene definida la forma como reorganizará la policía.

Pero durante la campaña, el ahora electo presidente Kuczynski dijo algo más: que el origen de la gran violencia y la en las calles de las ciudades del Perú –como en las de México o Colombia– está en el narcotráfico, su poder oculto, sus redes y las bandas de sicarios que contrata.

¿Cómo hará el nuevo gobierno para afrontar las dos caras de la inseguridad? ¿Cuál es su plan para hacerlo en paralelo?

La solución en el tema de la seguridad en las ciudades está vinculada a la solución del terrorismo aliado del narcotráfico en el Vraem. El gobierno de Humala unificó un comando militar policial para combatir al Sendero Luminoso de los Quispe Palomino, pero nombró como coordinador informal, sin un cargo jerárquico, a Iván Vega, un civil con muy poca preparación. Las Fuerzas Armadas y la PNP colaboraron, pero descontentas y descoordinadas en el nivel más alto.

Termina el gobierno de Humala y los terroristas del Vraem siguen emboscando y asesinando policías y militares, obligándolos a permanecer en sus bases y a realizar muy pocos patrullajes.

La estrategia de los herederos de Abimael Guzmán surte efecto, sus aliados y clientes cultivan grandes sembríos de coca, fabrican ingentes cantidades de cocaína y se mueven impunemente en el valle más rico del país, mientras ellos mantienen distraídas a las Fuerzas Armadas.

Para lograr un éxito contundente, el nuevo presidente debe cambiar la estrategia que se aplica en el Vraem y coordinar la lucha estratégica contra el narcotráfico con la lucha estratégica contra el crimen y la delincuencia.

Su nuevo ministro de Defensa debe estar convencido de que la única guerra que libra nuestro país está en el Vraem, que ya no vivimos en función de nuestros problemas limítrofes y que el Comando Conjunto de la FF.AA. debe mudarse a la zona de conflicto. El Perú necesita unas Fuerzas Armadas concentradas en su enemigo principal: el narcotráfico. Y en su primer aliado: la banda terrorista de los Quispe Palomino.

Pero también se necesita un GEIN para el narcotráfico; una élite de inteligencia policial que determine el grado de organización de los cárteles del Vraem, que no solo identifique a los cabecillas, sino que establezca cómo es la red de los que participan en el proceso de producción de cada cargamento, que señale desde dónde operan, cómo trasladan la droga hasta los puertos de la costa, que ubique qué infraestructura utilizan, qué tecnología usan; cómo le pagan al campesino, al traquetero, al policía que sobornan en los puestos que cruzan. Que descubra cómo mueven su dinero.

La consecuencia de esta enorme y maligna organización la pagamos los que vivimos en las ciudades, los cárteles han creado un mercado y una competencia feroz entre el sicariato.

El equipo para luchar contra la inseguridad debe estar integrado por el ministro del Interior, el ministro de Defensa y el jefe de la DINI. Si estas tres autoridades no están de acuerdo, no se respetan o no trabajan coordinadamente, difícilmente se acabará con la inseguridad.

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