Continuamente, el elector peruano desaprueba la gestión del Congreso de la República o se muestra a favor de eliminar la reelección de sus integrantes. Sin embargo, cifras sobre la composición del Parlamento peruano muestran que, entre 1931 y el 2016, el 77% de los legisladores elegidos fueron debutantes. El porcentaje de los congresistas que han participado en por los menos tres períodos apenas supera el 8%.
Además, la tasa de reelección parlamentaria ha ido en descenso en los últimos períodos electorales. Si nos ceñimos a los dos últimos procesos, en el 2011 solo 36 de los 62 que buscaron la reelección tuvieron éxito; en el 2016, 72 legisladores postularon de nuevo, pero solo 35 tuvieron éxito.
Entonces, ¿la reelección es la cura para nuestro problema de representación política en el Congreso de la República? Analistas consultados afirman que no.
El politólogo Martín Tanaka asegura que la indignación hacia el Congreso tiene que ver mucho con la intolerancia política y la desconfianza hacia las instituciones públicas.
“Hay gente que es antifujimorista y odia a Luz Salgado y le parece muy mal que se reelija. O eres antiaprista y te parece mal que Mauricio Mulder se reelija, o Jorge del Castillo. Seguimos la lista de más conspicuos, si eres más de derecha, odias a Yonhy Lescano porque te parece irresponsable. Pero no debemos olvidar que hay sectores del electorado que votan por ellos. Cuestionar que un grupo de electores tenga preferencia por algunos, no querer que se reelijan, eso atenta contra el pluralismo político”, opinó el politólogo.
—La región—
Para Tanaka, el panorama en América Latina es una muestra de que prohibir la reelección no es el remedio. Salvo México y Costa Rica, todos los países de la región permiten la reelección parlamentaria. En el caso costarricense, un informe del 2017 –elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica– planteó la posibilidad de establecer la reelección consecutiva de diputados como una forma de promover la “carrera parlamentaria”.
La recomendación se hizo pese a que la reelección de legisladores –al igual que en el Perú– es rechazada en Costa Rica: 66,5% está en contra.
“La reticencia que se puede tener con respecto a la reelección puede ser un síntoma de la falta de compromiso de la clase política con la transparencia y rendición de cuentas y que, en general, la ciudadanía no considera que con esto se pueda premiar o castigar la labor de las y los tomadores de decisiones, sino que existe una oposición a que se mantengan en el poder, más allá de si hacen o no una buena labor”, concluye el referido informe.
En ese sentido, Tanaka advierte que el sentimiento “antipolítico” se está convirtiendo en un factor preocupante, y que en lugar de correr la ola se debería buscar pararla y proponer el fortalecimiento de las instituciones y los partidos políticos.
“Que quienes postulen al Congreso sea gente con un mínimo de trayectoria, de compromiso con los partidos que postulan. Que no lleguen impresentables, en términos de antecedentes penales, incluso con dinero ilegal, con conflictos de intereses. No se trata de rechazar a impresentables en el sentido de que yo los rechazo desde mi perspectiva política”, comentó.
José Elice, ex oficial mayor del Congreso y director de asociación civil Reflexión Democrática, recuerda que desde su institución se estudió hace unos años la reelección parlamentaria y se concluyó que solo una minoría la lograba en el período inmediatamente posterior, minoría que se acentuó en los dos últimos ciclos congresales.
Su análisis estableció que si en los últimos períodos casi todos los legisladores han sido debutantes, la reelección no constituía un impedimento para la renovación de cuadros en el Legislativo. Tampoco un obstáculo para que aparezcan nuevas figuras en un partido ni un impulso de la impopularidad parlamentaria.
Para Tanaka, la discusión debería partir de cómo mejorar los mecanismos de construcción de las listas al Congreso, la eliminación del voto preferencial o la obligatoriedad de elecciones primarias.
“Las tres cosas que ha propuesto el presidente [eliminación de la reelección, el regreso a la bicameralidad y la regulación del financiamiento privado] definitivamente no corresponden a un diagnóstico de cuál es el problema de fondo […]. Si tenemos claro que queremos mejorar la calidad de los aspirantes, prohibir la reelección no tiene nada que ver. Te duele la pierna y te están dando un remedio para la oreja”, agrega.
En lugar de eliminar la reelección, Elice plantea la renovación por tercios. “Puede ser un modelo mixto, en el que los parlamentarios puedan ser reelegidos bajo ciertas condiciones, e introducir una figura que es la renovación por tercios o mitades en forma periódica para que el pueblo intervenga evaluando a sus representantes”, desarrolló.
Como se muestra en la infografía de esta nota, la renovación periódica se usa en Argentina, Brasil y Chile. Aunque, a diferencia del Perú, sus sistemas son bicamerales.
Para el politólogo de la PUCP Fernando Tuesta, el sistema de renovación por tercios tiene sus propias fallas, pues al ser aleatorio en un inicio podría terminar sacando a los mejores parlamentarios. Por eso cree que debe pensarse en un diseño que abarque una reforme integral.
Sobre el retorno a las dos cámaras, propuesta del paquete de reformas de Martín Vizcarra, se ha criticado mantener el número de miembros (130), dada la subrepresentación de nuestro Legislativo.
Tuesta y el analista político José Carlos Requena advierten sobre los problemas de subrepresentación debido a la actual composición del Congreso.
El principal caso está en Lima, donde los legisladores representan por cinco años a 9 millones de habitantes. En Estados Unidos, por ejemplo, los representantes (equivalentes a diputados) representan distritos electorales de medio millón de habitantes y solo por dos años.