Cuenta la leyenda que Nian, un malvado y gigantesco monstruo, mitad dragón y mitad unicornio, salía desde el fondo del mar cada víspera del Año Nuevo para comerse a las personas y arrasar con el ganado que encontraba a su paso. Temido por todos, las familias celebraban su fiesta anual en casa y para protegerse del peligro, preparaban la cena temprano, un gran banquete que primero era ofrecido a sus antepasados. Una vez terminada la cena, todos juntos le hacían la guerra al enorme enemigo haciendo uso de tres cosas a las que este le temía: el color rojo, las llamas del fuego y el ruido fuerte. Entonces, todo se volvió una gran fiesta llena de comida, color, música y fuegos artificiales.
4722 años suma este Año Nuevo Chino, el cual inicia el próximo 10 de febrero bajo el signo del Dragón, una de las figuras más emblemáticas de la cultura china.
Con el paso del tiempo, esta fiesta anual ha ido cambiando de nombre, el más conocido es la Fiesta de la Primavera, la cual marca el final del invierno y el inicio de la estación primaveral. Esta celebración, por tanto, tiene una esencia agrícola porque indica el inicio de la siembra.
La costumbre de celebrar este evento como tal data de hace más de 2000 mil años, allá por la dinastía Han (202 a.C-220 d.C) y generalmente se celebra los últimos días de enero o principios de febrero del calendario gregoriano.
Una fiesta que paraliza todo China
Celebrar el Año Nuevo Chino es para quien forma parte de esta cultura, como la Navidad para el occidental. Es más, es como una especie de Navidad y Año Nuevo extendida por 15 días que además coincide con el tiempo de vacaciones de toda China.
“Es una fiesta totalmente familiar, donde millones de personas se trasladan desde donde estén, antes del día central, para estar con sus familias y recibir el Año Nuevo deseándose lo mejor en términos de salud, de prosperidad, de dinero, de buenos negocios, buenos augurios en general”, explica Rubén Tang, fundador del instituto Confucio y asesor de la PUCP para las relaciones con oriente, en entrevista con El Comercio.
Dentro de las costumbres que tiene esta fecha tan especial, hay que mencionar la abundante cena familiar, cuyos platos variarán según la ciudad. El tradicional color rojo, el uso de las farolas así como regalar el ya clásico sobre rojo (紅包, hóngbāo) a amigos y familiares como señal de buenos deseos y prosperidad para el año que viene.
Esta celebración, sin embargo, puede tornarse bastante hermética, ya que es, como hemos indicado líneas arriba, de tono muy familiar. Para Tang, quien ha vivido siete años nuevos en China (tres en Taiwán y cuatro en Shanghái) esta fiesta tiene ha tenido muchos matices.
“Yo recuerdo que cuando trabajaba en China, prácticamente me quedaba solo en mi oficina con dos personas porque todo chino viajaba sí o sí a reunirse con sus familiares. Es una fecha que recuerdo con mucho cariño porque se vive con mucho interés y compromiso”.
“Te cuento una anécdota muy bonita. En ese tiempo vivía solo en Shanghái y normalmente los extranjeros en esa fecha nos dedicamos a descansar y la pasamos solos en casa pero en esa ocasión, una compañera de trabajo me invita a celebrar con su familia ese día, pese a que es como entrar en un círculo muy privado, muy familiar. Eso para mí fue un gesto muy bonito porque, primero, había la conexión que ella tenía conmigo como extranjero. Yo tengo apellido y familia china pero igual, se había roto este círculo muy privado en el que la gente celebra solamente con familiares y amigos muy cercanos. Esto me acercó mucho a ella y me mostró desde adentro cómo es vivir esta fecha tan especial, entregar el sobre rojo, que su hijo me llame tío”, cuenta Rubén.
Choque de costumbres
Durante su paso por China, Rubén cuenta que coincidía con otros peruanos pero también latinoamericanos en fechas especiales como es para el occidental, la Navidad. “En fechas como esa, tenía que pedir permiso al trabajo porque había una misa para la comunidad internacional y solíamos reunirnos luego esta especie de “familia española”. Sin embargo, para los chinos la vida seguía igual, era un día cualquiera y yo al día siguiente tenía que ir a trabajar”, recuerda.
“Come y pregunta después”
En un país con tanta tradición como China, Tang recomienda “comer y preguntar después”, porque “es importante tener mucha empatía. Las cenas de negocio son muy importantes, son como muy familiares también y son una forma de socializar y conocer mejor a las personas. La comida y las bebidas son fundamentales y aunque hay algunos alimentos que puedan resultar chocantes para el extranjero, es bueno estar abierto al cambio”.
“En algunas partes de China, existe también el famoso ‘seco y volteado’ (Ganbei). Me pasó el año pasado, viajé al norte y un señor de la ciudad de Qingdao, provincia de Shandong, nos dio a mí a otras personas que fuimos a una cena, a tomar el aguardiente chino (una botella entera). Mis amigos chinos, obviamente sabían que yo era extranjero y querían brindar conmigo pero hacerlo con 15 personas, imagínate”.
A excepción de la vez que fue invitado a recibir el Año Nuevo Chino en casa de su amiga, Rubén recuerda que si bien la fecha central la solía recibir solo en casa, acompañado del tradicional programa “Noche de Gala”, el cual sigue la previa de la fiesta, los otros días, él como otros extranjeros, los suelen usar para viajar.
“Uno entiende que es una tradición familiar y respetas eso pero una vez pasada la fecha central, puedes aprovechar en viajar y conocer lugares, como lo hace el resto de chinos”.
En tiempos en que abundan las Fake News, Rubén sostiene que hay un gran desconocimiento y mitos sobre esta cultura milenaria y no hay mejor manera que conocerla desde adentro y tomar con cuidado la información que pueda llegar desde el exterior.
“Tengamos la apertura de poder entender mejor cómo es esta cultura tan única e importante y conocer correctamente la forma de ser y pensar de los chinos”.
-Rubén Tang realizó estudios de lengua y cultura china en la National Taiwan Normal University, de lengua y cultura coreana en Ajou University (Corea del Sur)
-Fue coordinador y profesor del Diploma de Estudios Asiáticos (mención en estudios chinos) organizado por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas y el Centro de Estudios Orientales de la PUCP.
-Es co-autor del libro “Las relaciones entre el Perú y China” y fundador del Instituto Confucio de la Pontificia Universidad Católica del Perú.