No hay un solo atisbo de exageración cuando, al revisar prestigiosos portales como The New York Times, BBC, IndiWire o Vulture, encontramos las calificaciones más altas hacia “El ferrocarril subterráneo”, la serie disponible en Amazon Prime Video. “Obra maestra”, “extraordinaria”, “desgarradora” y hasta “el evento cinematográfico del año” son solo algunas de las calificaciones que la serie dirigida por Barry Jenkins -- basada en la novela del mismo nombre que Colson Whitehead publicó en 2016—ha recibido desde su estreno. Intentaremos comentar aquí los factores que hacen de “El ferrocarril subterráneo”, efectivamente, una propuesta capaz de perdurar en el tiempo.
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En nuestra reseña del primer capítulo contamos que esta era la historia de Cora Randall (Thuso Mbedu), una esclava que escapó de una hacienda en Georgia junto a Ceasar Garner (Aaron Pierre), otro esclavo víctima de los abusos de Terrance Randall (Benjamin Walker), un despiadado patrón, capaz de quemar vivo públicamente a un esclavo que intentó (sin éxito) escapar.
Lo primero que habría que decir sobre los nueve capítulos restantes es que cada uno bien podría ser una película por sí mismo. Apoyado por un guion solvente, Barry Jenkins se encargó de mostrar las arterias de los Estados Unidos en el siglo XIX. Carolina del Sur, donde Cora y Ceasar parecen ver su sueño de libertad cumplido, tampoco les resulta un edén. Ni él, primero como obrero y luego como asistente de un hombre blanco, ni ella como actriz (interpretando a una esclava en una plantación de algodón), sienten que su nueva vida es como esperaban.
Pero hay entre los dos primeros capítulos un momento que marcará casi la totalidad de la serie: el crimen que Cora comete en defensa personal durante su intento de fuga. Aunque claro, explicarlo así hoy resulta correcto, mientras que en ese entonces ni siquiera existía dicha tipificación. Tenemos, entonces, a una esclava fugada que además mató a un adolescente blanco. Así pues, al ‘peso’ de ser la hija de “la única esclava de la plantación Randall que logró fugarse” (Mabel), debe sumársele este prontuario.
Si las cosas no salen según lo esperado en Carolina del Sur, ir al otro extremo resulta tal vez peor. Reaparece aquí un personaje que ganará peso por casi el resto de la serie. Ya sin Ceasar, el ‘cazador de esclavos’ Arnold Ridgeway (Joel Edgerton) demuestra que casi siempre detrás de un villano se esconde una infinidad de factores personales. En cada capítulo este actor australiano de 46 años demuestra que su selección fue correcta. Detrás de su obsesión por atrapar a Cora (“la hija de la única esclava que nunca pudo capturar”) veremos una serie de capas imposibles de soslayar.
Hijo de un abolicionista, Ridgeway halló desde muy joven en la labor de ‘cazar’ esclavos fugados una forma de vida. Dinero ‘fácil’ que no dejaba espacio para algún sentimiento benevolente hacia seres humanos sin derechos. Con un padre que no lo respalda, el joven ‘cazador’ construye una coraza que le permite sostenerse en un guion donde no existen tonos grises.
“Debes intentar mirar a cada hombre y mirarte a ti mismo en él”, le dice su padre a Ridgeway tras escucharle una propuesta contraria a sus principios abolicionistas. Nada parece servir. A lo largo de todo el cuarto capítulo (“El gran espíritu”) conocemos cómo se fue tejiendo la personalidad del eterno perseguidor de Cora. Esto sirve como una especie de antesala que, en el siguiente episodio, explotará de forma descarnada, con un ‘cazador’ llevando atadas a Cora y a Jasper (Calvin Leon Smith), otro esclavo fugado, desnutrido, pero sin ganas de vivir. El dolor y la humillación parecen ser parte de la marca personal de Ridgeway.
Un detalle no menor que tiene “El ferrocarril subterráneo” es que Barry Jenkins parece haberse preocupado por ‘cerrar’ siempre los cabos que va dejando esta historia sobre la esclavitud y el abuso de derechos humanos. Cuando uno pensaba que la historia del villano cazador estaba terminada, el guión nos llevará a un reencuentro con el padre desahuciado, con la intención de saldar deudas. De todo esto Cora será testigo siempre en calidad de prisionera y víctima.
Los capítulos siguientes tienen varios elementos comunes. Desde Indiana –estado que toma lugar central en la serie—Cora no logra desprenderse de sus recuerdos. Si en el primer capítulo se sentía “incapaz de darle suerte a alguien”, ahora parece convencida de que cualquiera al que se acerca terminará muerto. Aquí aparece Royal (William Jackson Harper), primero su salvador, luego (muy brevemente) su pareja. Una aparente sensación de libertad y felicidad que tampoco dura mucho. Despierta y en sueños todo parece señalarla como una “prófuga del crimen de un blanco”.
La red de ferrocarriles construida bajo tierra es para Cora una forma de éxodo emocional. Y es que cada vez que el personaje que interpreta magistralmente la sudafricana Thuso Mbedu se lanza a un túnel para ingresar luego a una estación, lo hace porque aún a pesar de que todo se incendia a su alrededor, no ha perdido la fe en un futuro mejor. Una esperanza que se mantiene indisoluble durante cada uno de los diez capítulos.
Vale decir que hay contrapuntos notables en la serie de Barry Jenkins. A la figura del villano (blanco) cazador de esclavos fugados se le suma un niño negro que labora como su asistente durante toda la historia. “Él viene conmigo”, lo defiende más de una vez. “Dormirá en una cama si así lo desea”, dice cuando el dueño de un bar le pregunta qué hace viajando con un “niño negro”. Efectivamente, Ridgeway ve a Homer (Chase Dillon) no como un “negro más”. Lo viste bien, lo respeta, lo instruye y lo alimenta de su misma ración. ¿De qué forma entonces puede explicarse que un despiadado cazador de esclavos negros trate con respeto y cariño a alguien como Homer?
Finalmente, si Ridgeway cierra el círculo visitando a su padre moribundo, el guión no podía dejar de lado la historia de Mabel (Sheila Atim), la madre de Cora. Aunque tal vez aquí uno sienta que incluso sin esa explicación ya estábamos frente a una serie épica, por su deseo de abarcar tantos significados y símbolos en tan poco tiempo, porque describe notablemente el sueño de aquellos africanos que buscaron una vida mejor en el ‘nuevo mundo’, pero sobre todo porque es capaz de recordarnos a través de la mirada de Cora las consecuencias de una palabra dura hasta en su pronunciación: maldad.
LA FICHA:
Sinopsis: Del ganador de los Premios de la Academia, Barry Jenkins y basada en la novela ganadora al premio Pulitzer de Colson Whitehead, “El Ferrocarril Subterráneo” narra el desesperado intento de Cora Randall por encontrar la libertad en el prebélico sur. Después de escapar una plantación en Georgia hacia un rumorado Ferrocarril Subterráneo, Cora descubre que no era una metáfora.
Plataforma: Prime Video.
Temporada: 1 (10 capítulos)
Duración: 1 hora por capítulo (aproximadamente)
Clasificación: +18.
Calificación: ★★★★★.
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