Después de meses de confinamiento, finalmente nos enfrentamos a lo que antes era solo un concepto: “la nueva normalidad”. En estos últimos meses hemos pasado por un sinfín de cambios y por una curva de emociones y comportamientos. Hoy quizás nos encontremos en la última fase de la curva del cambio, en la que nos veremos en la necesidad de tomar decisiones, jugar a la ofensiva y hacer que las cosas sucedan.
En contextos como este, el papel que juega la mentalidad lo es todo. La mentalidad se construye a partir de nuestra manera de pensar, de las creencias que adoptamos, de nuestras vivencias y cultura. Lo anterior afecta también nuestras emociones y decisiones. Será la mentalidad que adoptemos la que nos permita afrontar esta situación de una manera distinta.
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Existen dos tipos de mentalidades. La mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento. A diferencia de una mentalidad fija, la mentalidad de crecimiento se basa en que nuestro talento, habilidades e inteligencia siempre se pueden continuar desarrollando. Estas no son solo natas o estáticas. La mentalidad de crecimiento es un estado mental que nos permite ver las cosas de una manera positiva; en la que el esfuerzo y el error son parte del aprendizaje para crecer y salir adelante.
¿Cómo nos puede ayudar una mentalidad de crecimiento a sobrellevar mejor los cambios y a adecuarnos a los retos que nos traiga esta nueva normalidad en nuestros trabajos y en nuestra vida personal? ¿Por qué es importante lograr desarrollar una mentalidad de crecimiento y qué beneficios nos trae?
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1. Nos ayuda a ver los errores y fallas como aprendizajes y no como fracasos. Los fracasos no nos definen. Si fallo, aprendo. Los errores son solo una parte del éxito.
2. Nos permite estar mas abiertos a tomar riesgos, retos y oportunidades. Nos ayudará a no sentirnos vulnerables y salir de nuestra zona de confort ya que pensaremos que, si fallamos, realmente, aprendemos.
3. La perseverancia, adaptabilidad y resiliencia serán producto de esta mentalidad de crecimiento. No importa cuántas veces nos caigamos, equivoquemos o frustremos; una mentalidad de crecimiento nos dará las herramientas para continuar.
4. Estaremos más abiertos a la retroalimentación y por lo tanto, a aprender de los demás.
5. Nos ayuda a comprender que el esfuerzo muchas veces es necesario para desarrollar aquellas habilidades que aún no tenemos. En una mentalidad fija, el esfuerzo es percibido como algo negativo, en el que si necesitamos esforzarnos es porque no somos buenos y nunca lo seremos.
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Alcanzar una mentalidad de crecimiento es un proceso que no se adquiere de la noche a la mañana y requiere práctica y compromiso con uno mismo. ¿Cómo podemos lograr alcanzarla? Les compartimos algunas recomendaciones:
-Autoconocimiento: No siempre nos encontraremos bajo una mentalidad de crecimiento. El secreto consiste en conocernos y descubrir cuáles son esas situaciones e incluso personas que nos detonan una mentalidad fija. Evaluemos nuestras propias habilidades con el fin de mejorar. Al hacernos conscientes, podremos movernos con mayor facilidad hacia una mentalidad de crecimiento. Por ejemplo: pudiera ser útil mantener un registro personal de los retos, obstáculos y pensamientos que pueden afectar nuestro desempeño. Esto puede ayudarte a identificar momentos claves y evitar reacciones y acciones contraproducentes.
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-Cambiar nuestras palabras: Esto cambiará nuestra mentalidad. Por ejemplo: “Lo puedo intentar” vs “No puedo hacerlo”. “Esto me puede tomar más tiempo” vs “Esto es muy difícil”. “Los errores me ayudan aprender” vs “Cometí un error”. “De qué otra manera lo puedo alcanzar” vs “Me rindo”. “No soy bueno liderando equipos, aún”
-Estar abiertos a la retroalimentación: En lugar de resignarnos a pensar que la retroalimentación significa que estamos siendo juzgados; tomémosla como algo valioso y positivo sobre cómo estamos evolucionando y qué tenemos que mejorar. Buscar retroalimentación de manera proactiva nos ayudará a mejorar y manejar mejor nuestras emociones. Recordemos que la retroalimentación no nos define sino más bien nos ayuda a desarrollar nuestras habilidades.
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-Compartir los errores. Es mas fácil compartir el éxito que los errores. Siempre vemos a nuestro alrededor personas compartiendo ejemplos de de éxito, pero no así de fracasos. Al compartir nuestros errores no sólo estaremos abiertos a recibir retroalimentación sino podremos aprender de otros que puedan haber cometido el mismo error o incluso que otros aprendan de los nuestros para no repetirlos. No tengamos vergüenza o perdamos nuestra autoconfianza por poner nuestros errores como ejemplo. A veces es necesario mostrarnos vulnerables y no perfectos.
Estas son solo algunas sugerencias que nos pueden ayudar a construir una mentalidad de crecimiento. Recordemos que será un proceso que requiere tiempo y que no en todas las circunstancias la tendremos. Sin embargo, el construirla y enfocarnos a alcanzarla es una buena práctica tanto para nuestra vida profesional como personal. La mentalidad de crecimiento jugará un papel predominante en adaptarnos a los cambios que estamos viviendo, superar los obstáculos y alcanzar nuestras metas.
*Raphaela Berckemeyer y Claudia Vallejo son coaches ejecutivas certificadas por la Universidad de Columbia en NY. Más consejos, información y coaching para ejecutivos y emprendedores en @motusv2b