"Sangra, Grita, Late" se estrena este jueves 16 en todas las salas. Antes, se presentó mundialmente en 2017, fue selección oficial y finalista en el Austin Film Festival y ganadora del Premio del Público en el Houston Latino Film Festival.
Aldo Miyashiro
Miguel Villegas

La primera vez que vi a Aldo Miyashiro terminaba una función en el Teatro Julieta, tipo 10 y 30 de la noche, en el invierno del 2003. Estaba exhausto, perdido, sudaba: parecía un jugador de fútbol que acababa de jugar una final. Quizá de alguna manera lo era. Esa noche esperé que salga del personaje, que vuelva a ser Miyashiro, un flaco largo de melena y vincha que no imaginaba que, quince años después, esté a pocas horas de estrenar su cuarta exitosa película. Se llama "Sangra, Grita, Late" y es el calco de tres silenciosas epidemias que aturden al Perú: el bullying, la codicia y la nula solidaridad.

Esa noche en el Julieta, pensando hacerle una entrevista al joven director/actor de "Misterio", yo tampoco imaginaba que solo quince años después podría terminarla. Su sueño, sus ritmos, su horario, su prestigio, sus mil oficios, su fe. Todo eso (bueno) se juntó.

¿Qué escribes en la tarjeta de Migraciones? ¿Director, actor, hincha?

Jajajaja. Lo más fácil siempre es poner actor. Pero no sé, da roche. ¿Y este Chino que va a ser actor?, dirán. Lo más directo es poner "Comunicador". Es lo que escribo ahora.

¿Es lo que mejor te resume?

No. Lo que más resume es que escribo teatro.

¿Cómo convives con esta locura de dirigir, actuar, salir en TV, apoyar causas benéficas, ser hincha y ser papá?

Es una locura por momentos, pero para ser honesto eso ocurre cuando tengo todo a la vez. No siempre es. Dentro de mi desorden soy ordenado, eh, no creas. Trato de acomodar mis tiempos, lo uso pero lo disfruto. Dormir poco no me gusta; pero bueno, tengo que dejar de quejarme: hago lo que me gusta en un país como el Perú.

¿Con cuál de esas facetas estás en deuda?

Tengo 42 años, mis ocupaciones son diferentes. Es verdad. Pucha, la verdad con todas. Quisiera tener más tiempo para todas las cosas que hago. Ahora por ejemplo, el vuelto al fútbol gracias a mi hijo menor: él es que me lleva a la cancha cuando no quiero ir.

"Sangra, Grita, Late" se estrena este jueves 16. ¿Qué clase de hijo es? Es decir, es quizá el hijo de tu madurez como director.

No, para nada. Soy un púber haciendo esto. "Sangra" es una transición, es una fase de crecimiento. Yo siento que después de estas cuatro películas ya me siento con las herramientas de dirigir una quinta, que yo espero sea la más importante de mi carrera. Estoy viendo mucho, leyendo mucho. Tengo más horas de vuelo. Estos son los temas que me interesan hacer. Si alguien ha visto mis obras de teatro, sabrá que son estos los temas que me movilizan.

¿Qué sentiste cuando la viste finalizada?

Me preguntaba: ¿por qué hice esta escena así? Veo errores, miro cosas. Eso me pasa siempre. Me ha gustado mucho la reacción que ha tenido en otros países, impensada si quieres (N.de.R: "Sangra, Grita, Late" se estrenó mundialmente en 2017, fue selección oficial y finalista en el Austin Film Festival y ganadora del Premio del Público en el Houston Latino Film Festival). Pero no me la creo. La película tiene muchas cosas pajas y otras no tanto. Nuevamente: es mi transición, bisagra. Me alegra que haya ido al Festival de Austin, pero nada más.

¿Algo te sorprende de lo que ocurre en la calle? ¿Hay alguna ciudad más cinematográfica que Lima?

Lo que pasa es que hemos llegado a ese lugar común de que la realidad supera a la ficción. Quizá en Suiza sí sorprendería que un tipo agreda a un serenazgo que le dice, con cortesía, que ha cometido una infracción. Y no pase nada. Aquí ya no. Por eso las historias están ahí, para elegirlas y contarlas, a ver si cambiamos algo.

¿"Sangra..." es ya la película que querías ver?

Algunas escenitas, sí. Cositas. Pero falta mucho. La ves tantas veces que bueno, ocurre. A mí me gusta que la gente se vaya después de ver mi película con ganas de discutir. Que genere algo. Hay películas que tú vas y la gente se va y ni habla. Sino, estás muerto.

Dijiste en una entrevista que habías sido parte de bullying en el colegio. Cómplice, testigo. ¿Tienes miedo de que ocurra con tu hijo pequeño?

Es el miedo permanente. Mikael, mi hijo menor, es muy noble. Vive en un mundo perfecto, inocente. Tengo miedo de que sea muy niño. Va a cumplir 13 años y tengo miedo de que quizá no tenga las armas para defenderse en un sitio tan cruel como el colegio. A veces me ha contado cosas y se corta la respiración. Hablo mucho con él, ese es mi consejo. Hablar, escuchar. A veces uno es agresor, o cómplice. Lo que pasa es que todos lo queremos negar. Tú le preguntas a alguien cómo fue en el colegio y todos te dicen que han sido bacanes, ¿no?

¿Sigue pendiente una película documental sobre fútbol?

Vi una película sobre un hincha de San Lorenzo. Me gustaría hacer algo chiquito, así. En algún momento voy a cerrar el círculo de "Calichín" y "Once Machos".

¿Cuál es tu podio de 5 películas peruanas a las que siempre vuelves?

"Bajo La Piel" y en "La Boca de Lobo" de Lombardi. También de Pancho, "La Ciudad y Los Perros": ahí vi al Jaguar de Juan Manuel Ochoa. "Días de Santiago" y "Contracorriente" me parecieron muy pajas. Son esas cinco, me parece. Eso sí, he visto todas las películas peruanas. Todas. Es mi chamba. Me gusta ver. 

¿En qué momento está el cine peruano? ¿Cómo se mira en Latinoamérica?

Hoy la gente acompaña. Va al cine. Apuesta por este trabajo. No se puede cortar esta relación de la gente con el cine peruano, de todo tipo y temática. No estamos en el lugar que quisiéramos pero bueno. Lo de Winaypacha, por ejemplo, una película de autor, también es un mérito: llevó 40 mil personas en su estreno. En algún momento se va a recordar esta época cómo el tiempo en que la gente volvió al cine.

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