Suena el despertador y arranca el día. A partir de entonces, todo será ruido: las notificaciones del teléfono, la bocina de los carros, el murmullo de la gente, el taladro del vecino, el taladro aún más grande y bullicioso de las construcciones. Pero quizá la bulla más agobiante no sea la externa, sino la de nuestra propia mente, aquella que no cesa ni cuando dormimos. Aquella que a veces grita y hasta ruge. Entonces, solo el silencio permite descansar, conectar con uno mismo, sanar, hallar las respuestas más trascendentales a las dudas más profundas.
La forma más efectiva de alcanzar ese silencio es mediante la práctica de la meditación y el yoga, y Angie Ferrero lo descubrió en el 2007, mientras cursaba su último ciclo de bachillerato de Arquitectura en la Universidad de Virginia. Hoy, 12 años después, está dedicada por completo a la enseñanza de esa práctica milenaria en Bikram Yoga Perú, el estudio que fundó junto a algunos amigos. Esta semana cumple cinco años ayudando a sanar a partir de uno mismo, de nuestro propio cuerpo.
“En este mundo en el que cada vez hay más redes sociales, más responsabilidades, más tráfico, más metas y más ambiciones, hay una necesidad espiritual enorme de buscar medicina natural, buscar soluciones dentro de uno mismo, y detrás de esa necesidad física o emocional hay una voz adentro de cada uno de nosotros que está buscando silencio”, dice Angie.
La joven yogi recuerda que hay varios tipos de terapias naturales que se han hecho populares en los último años, pero destaca que el yoga te da la posibilidad de la autosanación, porque lo único que se requiere para su práctica es tu propio cuerpo, “nuestro primer recurso”.
-A 40 GRADOS-
Angie Ferrero practica y enseña Bikram Yoga, una secuencia de 26 posturas que se práctica a 40 grados, durante noventa minutos y frente a un espejo. El Bikram Yoga podría ser considerado “la madre” del Hot Yoga, una práctica que se hizo muy popular en nuestro país durante los últimos años.
“Mucha gente asocia al Bikram Yoga con una práctica intensa y creo que no es la palabra adecuada porque, en realidad, es muy profundo. La secuencia es muy amigable con el cuerpo para todo tipo de personas y es muy sanadora. El calor te ayuda a internalizar no solo en tu cuerpo, sino en tu mente, en tus emociones, a limpiar; esto, acompañado del espejo y de la práctica grupal, hace que vayas entrando cada vez más en ti: el cuerpo se abre, el corazón se abre, la mente se abre y empiezan a surgir cosas muy bonitas. Y también de las otras, porque es como limpiar. El yogi que se compromete con la práctica de Bikram Yoga está dispuesto a enfrentar el desafío de mirar hacia adentro y empezar a transformar”, cuenta Angie.
Según la yogi, la humanidad está evolucionando de muchas maneras, pero espiritualmente “estamos en pañales”.Por ello, es necesario despertar el lado más consciente de la mente. Quienes realizan esta práctica consideran que la mente es como una rueda con cuatro cuadrantes: los sentidos, los recuerdos o la memoria, el ego y el budi, que es la parte de la mente que observa a todas las demás.
“Es necesario generar una mente más oceánica y profunda. Eso viene acompañado del silencio, de la capacidad de mirar adentro, de no reaccionar por impulso. Del silencio surgen respuestas mucho más fundamentales sobre a dónde quieres ir, qué quieres hacer. Hay muchas revoluciones que están cambiando el mundo; yo soy una fiel creyente de que la revolución que ahorita necesitamos es la revolución interior. Todas estas prácticas que te llevan a buscar tus propias respuestas son las más empoderantes”, finaliza. //
PASO A PASO
La secuencia de Bikram Yoga es pura ciencia. Se inicia con una respiración profunda y tres posturas de calentamiento. Continúa con la serie de pie, que trabaja el sistema cardiovascular y el balance, lo cual te prepara para la serie de piso, que estimula y fortalece órganos y espalda de manera más dirigida. La clase finaliza con un ejercicio de respiración y la postura de relajación final.