
“¡Por qué los visten como maricones, carajo!”, gritó iracundo un señor mayor mientras se alejaba a paso apresurado entre la multitud. Esas fueron las palabras exactas que se pronunciaron el día que Somos hizo la foto que puede apreciar a su derecha, la semana previa al estreno del musical Billy Elliot en el Perú. No pasaron ni cinco minutos y otro sujeto con ideas afines escupió una pachotada igual de despectiva.
Las frases estaban dirigidas a quienes coordinaban y producían la sesión fotográfica. El pasado jueves 28 de junio, la agresión se dirigió directamente a los actores de la obra. Durante la función –que tuvo fecha en el Día Internacional del Orgullo LGBT+–, uno de los niños que protagonizan el musical recibió un insulto homofóbico por parte de un asistente del público. Un adulto discriminó a un menor de edad abiertamente en una sala de teatro repleta.
“Si tengo que poner una palabra para calificar este hecho, sería intolerancia”, dice a Somos Adrián Galarcep, director artístico de Los Productores. “Intolerancia generada por una gran cuota de ignorancia”, se reafirma.
CINE Y TEATRO
El musical de Billy Elliot se basa en la película inglesa de Stephen Daldry que lleva el mismo nombre. El largo, estrenado en el 2000, propone un mensaje acerca de cumplir los sueños de un niño. Cinco años más tarde, cuando la historia se lleva al teatro, surgen otro tipo de situaciones –por ejemplo que Michael, el mejor amigo de Billy, sea abiertamente gay–, lo que le dio mucha mayor exposición al musical.
“Una película que viene de afuera se exhibe y el espectador elige si la toma en cuenta o no. Una obra, por su lado, está hecha por un elenco local y se siente mucho más cercana. Al estar en vivo y ser montada en el mismo país, llega más al público”, revela el director.
Hacer hincapié en los discursos que actualmente se proponen en pos de la igualdad, ponerlos sobre la mesa y que se hable de ellos. Esa es la intención de Billy Elliot, el musical. “El incidente en el teatro solo fue una evidencia de que aún hay un gran camino por recorrer en el Perú como sociedad”, añade Galarcep. “Seremos una sociedad más sana cuando dejemos de tratar esto como un tema tabú”.
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CAMBIO DE CHIP
Brando Gallesi (15), Tadeo Congraints (11) y Oliver Schudi (8) fueron los actores que en primera instancia escucharon el insulto en plena función. Ante el incidente, los adultos se indignaron, pero la reacción de los menores fue de lo más natural. “A mí no me molestó que me dijeran gay. Lo que a mí me molestó fue que lo hicieran con desprecio. No entiendo por qué, si ser gay es normal”, fueron las palabras de Tadeo tras el suceso.
Bajo un lente de sumo menosprecio, muchas personas creen que pueden decir o hacer lo que se les venga a la cabeza simplemente porque es diferente. Ahí está el interés en contar la historia de Billy Elliot. “No hay quien piense en todo el elenco, ni en el equipo de producción, que no es un relato hermoso”, afirma Galarcep. “Vivimos en una sociedad conservadora y eso se sabe, pero dejar de contar una historia así solo porque un grupo de personas se va a sentir afectada, cuando no hay por qué, es seguirles el juego. Esta historia la contamos porque es necesaria”.
Los Productores no se enfoca en hacer teatro a favor de las minorías. Lo que la compañía busca es llegar a la mayor cantidad de personas y acercar el teatro a la gente. “En Las chicas del 4to C se trata a la mujer en una época determinada. Con Toc toc hablamos de una enfermedad, y así con las demás obras. Si hay algo transversal a nuestra programación, es que tratamos de ser iguales en todo sentido”, afirma Adrián.
Afortunadamente, la gran mayoría de las 25 mil personas que ya vieron el musical solo han mostrado palabras de halago y compromiso. Pero no fue gratis. De hecho, se empezó a trabajar con el equipo infantil desde hace un año, a través de varias etapas de tap y ballet. “Lo bonito fue que, luego, cuando llegó el elenco de adultos, los chicos ya se sabían la obra de memoria. Se equipararon los niveles de seguridad entre actores ya consagrados y niños que dominaban la historia por completo. Ahí fue cuando Billy Elliot se engrandeció”, revela Galarcep. Para él, la historia se está contando en el momento indicado. Cada noche, mil personas se sientan a ver una obra en la que su único mensaje es el amor. “Debemos dejar de hacer de esta lucha un tabú. Poco a poco hay que dejar de verla como una revolución porque aquí nadie está enfrentado. Es tiempo de una normalización”, finaliza el director.
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