Jorge Chávez Noriega

Hay un punto en el camino entre y Yurimaguas donde se puede acariciar el cielo. Ocurre en el tramo más alto de la carretera IIRSA Norte, mientras bordeamos en una camioneta pick up las sinuosas laderas de la Cordillera Escalera. Si sacamos las manos fuera de la ventana, podemos sentir cómo las nubes se desvanecen entre nuestros dedos. Esta zona –cuenta Alejandro Barco, nuestro guía– alberga a los bosques nubosos montanos tropicales, los cuales abastecen de agua a más de 150 mil peruanos que, como él, viven en los pueblos aledaños. Toda esta área de conservación, además, es conocida por ser fuente de espectaculares cascadas y cataratas, que la convierten en un atractivo turístico único en la región San Martín.

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Nos dirigimos al ecolodge , a 45 minutos de la ciudad de Tarapoto. Desde que llegamos, se percibe su filosofía sostenible: las cabañas han sido construidas con bambú procedente de Ecuador, para evitar depredar el bosque. “Nuestro principal objetivo como asociación sin fines de lucro es repoblar las zonas deforestadas”, comenta Cindy Krose, directora del proyecto. “Nosotros estamos en un área de amortiguamiento que no está protegida por el Estado. Son 113 hectáreas las que buscamos conservar”, añade.

Las cabañas para huéspedes son cálidas y confortables. Estas fueron construidas a base de bambú.
Las cabañas para huéspedes son cálidas y confortables. Estas fueron construidas a base de bambú.

Luego de instalarnos, Alejandro pide colocarnos unas botas de caucho para lo que será nuestra primera aventura: llegar a la cabecera de la catarata del caserío El Progreso. Abordamos una mototaxi que en cinco minutos nos deja en una plazuela, antes de enrumbar cuesta arriba. Para llegar a nuestro destino hay que emprender una caminata por un sendero con varios desniveles y escaleras. Una mala pisada nos puede hacer resbalar. Al cabo de casi una hora, un hermoso paraje natural nos da la bienvenida: la catarata está formada por tres caídas de agua que forman una piscina. Empieza a llover, pero el calor que sentimos por la subida invita a ponernos ropa de baño y refrescarnos.

Sobre las raíces de un árbol renaco.
Sobre las raíces de un árbol renaco.
/ richard

CUENTOS DE LA SELVA

Esta experiencia incluye un recorrido para identificar a los ‘guardianes del bosque’. Es como llaman a los árboles que desde hace siglos se asientan en esta tierra y han sobrevivido a la mano del hombre. Tras una breve caminata acompañada por el eco del río Tiraco, nos topamos con un imponente renaco de casi 200 años de vida y 100 metros de alto. Sus raíces sobresalen del campo y son tan anchas que funcionan como perfectos banquillos de descanso. Metros más allá asoman un cedro, un huairuro y una shapana.

Por la noche, hacemos una exploración para descubrir a toda clase de especies: hormigas, ranas, arañas, búhos, escorpiones y más. Muy cerca de este lugar –relata Alejandro, en medio de la penumbra– han sido avistados jaguares, sajinos y venados por las cámaras-trampa que se han colocado en todo el perímetro. “Que estos animalitos se dejen ver, indica que la fauna de la zona está saludable”, nos dice el guía.

Rana venenosa de tres rayas (Ameerega trivittata), una de las especies que habitan en la cordillera escalera.
Rana venenosa de tres rayas (Ameerega trivittata), una de las especies que habitan en la cordillera escalera.

La visita en Bosque Guardián resulta redonda gracias a la propuesta gastronómica del chef Gregorio Laban, quien se vale de las plantas y frutos que cultiva en su propio biohuerto para presentar un variado menú de corte vegetariano. El cacao, la yuca y el pan de árbol son algunos de los alimentos base.

Albóndigas de pan de árbol con salsa acevichada, una de las especialidades de la cocina.
Albóndigas de pan de árbol con salsa acevichada, una de las especialidades de la cocina.
/ richard

Antes de despedirse del lugar, los visitantes tienen la posibilidad de sembrar un árbol para así contribuir a la reforestación de la zona. Entre las distintas variedades –hay eucaliptos, uvas, marupa, estoraque y más–, este periodista escogió sembrar una ponciana, que alumbra grandes flores amarillas y rojas. “En un año no vas a reconocer a tu hijo”, bromea Alejandro, no sin antes animarme a volver pronto. Y yo le prometo que así será. //

Además…
Los datos

¿Cómo llego?

Los traslados desde el aeropuerto de Tarapoto, así como las actividades y recorridos, se incluyen como parte de una tarifa única.


A tener en cuenta

Es importante llevar repelente y bloqueador solar. Aunque ya pasó el invierno, se aconseja empacar ropa impermeable.


Más información

Bosque guardián queda a la altura del kilómetro 27 de la carretera Tarapoto-Yurimaguas. Para hacer reservas, puede ingresar a la web https://bosqueguardian.com.


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