Bajo el cielo azul de los Andes, Saúl Luciano Lliuya (42) atiende nuestra videollamada, nos saluda y se acomoda el gorro que lleva puesto para protegerse del sol. Dice que ha salido de casa, una modesta cabaña de quincha y adobe ubicada en el centro poblado de Llupa, a quince minutos del centro de Huaraz, para tener una mejor señal de Internet. Antes de seguir con la entrevista, hace un paneo con la cámara y muestra el lugar en el que se encuentra: asoman árboles de aliso y campos de cultivo que se extienden hacia el horizonte como un manto verde infinito. Y si se afina la vista, aparece dentro del encuadre la cadena montañosa de la Cordillera Blanca, con sus cumbres cada vez menos nevadas.
Saúl Luciano vive en este lugar desde muy pequeño. Proviene de una familia de agricultores que durante la temporada seca, entre mayo y septiembre, se ganan unos soles extras como guías de montaña. Con tristeza, cuenta que ha crecido escuchando las historias de la gente mayor de su pueblo sobre cómo han ido retrocediendo los glaciares de la zona en el último tiempo.
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“Las montañas se están derritiendo desde hace años y poco se hace para revertir la situación. Tarde o temprano vamos a tener problemas por la falta de agua”, comenta. Pero esa no es su única preocupación. “El deshielo ha provocado un aumento en el volumen de la laguna Palcacocha. El temor es que esta se desborde y origine un aluvión, como ya ocurrió en 1941″, añade.
Según la Autoridad Nacional del Agua, en los últimos 50 años el Perú perdió el 51% de sus glaciares. En busca de justicia, Saúl contactó a la ONG ambientalista Germanwatch durante la Conferencia para el Cambio Climático de Lima (COP20), en el 2014. Una duda lo embargaba: ¿quiénes deben hacerse responsables por la desglaciación en los Andes?
“El cambio climático es causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero”, le dice a Somos Noah Walker-Crawford, investigador de University London College y asesor de Germanwatch. “Países como Perú han producido un insignificante monto de emisiones globales. Son las grandes compañías de energía y petróleo las que deben tomar responsabilidad por el impacto que han causado. No basta con cambiar sus modelos de cómo producir energía”, explica.
Fue así que, en el 2015, Saúl entabló una demanda civil contra la empresa alemana RWE “por ser uno de los mayores emisores de CO2 de Europa y el mundo”. Su recurso judicial se basa en un estudio científico de 2013 que asegura que RWE es responsable de alrededor del 0,5% de las emisiones globales, debido a su producción de carbón desde que la empresa fue establecida en 1898. Lo insólito de este caso es que esa empresa no opera en el Perú. “El sistema legal alemán permite que alguien afectado por el cambio climático pueda reclamar al emisor, solicitando que pague por los costos de adaptación al daño”, complementa Walker-Crawford.
Aunque la demanda fue desestimada en primera instancia, Saúl Luciano apeló. En noviembre de 2017, el Tribunal de la Alta Corte Regional de Hamm admitió su pedido. De acuerdo con el agricultor peruano, las autoridades y vecinos de la laguna Palcacocha han tenido que construir vallas protectoras para evitar que las zonas colindantes resulten anegadas, pero considera que su comunidad no debe asumir el costo total de los trabajos. “Lo que solicitamos es que RWE pague un porcentaje de los gastos por proteger la ciudad ante una eventual inundación, según su contribución al cambio climático. Es decir, medio por ciento del total”, sostiene.
Del lado de la multinacional alemana, han calificado la demanda de “injustificada” porque “no puede hacerse responsable a una sola compañía del calentamiento global”. Guido Steffen, vocero de RWE, declaró a la agencia AFP que “el reclamo fue rechazado en primera instancia por no tener bases legales y no cumplir con las leyes civiles alemanas”. Intentamos comunicarnos con la empresa, pero al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta. Un comunicado en su sitio web señala lo siguiente: “Según las leyes, los emisores individuales no son responsables por procesos arraigados universalmente, y globales, como el cambio climático”.
En el 2018, la corte de Hamm formalizó el nombramiento de los expertos encargados del peritaje en la etapa probatoria, pero la pandemia postergó por dos años la toma de evidencias en Huaraz. Recién en mayo pasado, una delegación conformada por peritos y jueces alemanes hicieron las diligencias para determinar si existe la posibilidad de un eventual desborde de la laguna Palcacocha.
La visita de los peritos
Noah Walker-Crawford cuenta que, hacia fines de este año, los expertos seleccionados por la corte podrían emitir un informe técnico que finalmente esclarezca si existe o no un riesgo alto de aluvión que amenace la casa de Saúl y su comunidad. “Somos optimistas de que nos van a dar la razón en esta etapa”, comenta el especialista.
De ser así, el proceso seguirá su curso y entrará a una nueva instancia para determinar cuál es la responsabilidad de RWE en este caso. Saúl Luciano no piensa claudicar en su lucha. “Mi sueño es que no desaparezcan los glaciares de mi tierra y que los hijos de mis hijos no sufran las consecuencias del cambio climático”, concluye el líder medioambiental. //
Históricamente, los mayores emisores de gases de efecto invernadero son Estados Unidos y Europa. Si hablamos de justicia ambiental, son las empresas de esos países quienes deben asumir la responsabilidad por los efectos del cambio climático.
En ese sentido, no importa desde dónde se emiten los gases. Las consecuencias son globales. Un ejemplo es el retroceso de los glaciares en los Andes peruanos.
El Perú tiene el 71% de los glaciares tropicales del mundo, pero la presencia de estos gases aumenta su vulnerabilidad.
El caso de Saúl Luciano no tiene precedentes, pues nunca una denuncia de este tipo había llegado tan lejos en una corte alemana. La laguna de Palcacocha corre el riesgo de inundar la ciudad de Huaraz. Por lo tanto, la parte demandada debe asumir su cuota de responsabilidad.