No había pasado mucho tiempo desde que André Dubois (Arequipa, 1989) fuera aceptado para ser tripulante de cabina de la aerolínea LATAM, cuando el mundo se clausuró en marzo debido al nuevo coronavirus. Con él se tapiaron entonces las fronteras, los vuelos y los planes. Pronto estaría desempleado. El golpe fue duro, pero no tanto. El joven de 30 años, nacido en Arequipa y criado en Lima, se había mantenido laborando en ese ambiente porque tenía un diploma que evidenciaba que se había graduado de piloto. Ejercer aquel oficio era una meta que tenía, aunque no sabía muy bien por qué. Lo que sí estaba claro, desde que recuerda, es desear haber sido artista plástico. Crear. Mezclar. Descubrir. Que la gente tuviera sus obras en la casa. Tuvo que ocurrir una pandemia para que en su cabeza se abriera paso una revelación: “voy a intentarlo ahora”. En su hogar habían tiempo, una computadora y mucha inspiración, los rudimentos necesarios para dejar fluir las ideas, las imágenes y el talento. La técnica a la que se ha dedicado: el collage digital. Hoy, tan solo meses después, Dubois no solo ha vendido más piezas de las que pudo pensar gracias a la plataforma que le dio Instagram; sino que también está incursionando en la pintura y la cerámica. De ahí que por estos tiempos, ya no esté trabajando en las nubes, sino bailando sobre ellas.
MIRA: Menta Days: la limeña que abandonó la cima del mundo corporativo para convertirse en pintora
“Siempre he dibujado y pintado, pero para mí, como un pasatiempo. Nunca se lo había mostrado a nadie hasta antes de la pandemia. Por cosas de la vida no estudié arte. De hecho, soy autodidacta, pero me atreví y ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Un día colgué mis trabajos en mi cuenta de IG y la gente comenzó a seguirme y a preguntarme si hacía collages digitales personalizados. Tampoco tenía experiencia, pero nuevamente me lancé al ruedo. Y así empezamos”, detalla André, quien en estos momentos está ya incursionando en la pintura y la cerámica.
Para el artista, esta reinvención personal ha sido de lo más extraordinario y desconcertante que le ha pasado. “Es increíble. Desde que me levanto estoy creando, diseñando. Me paro de la cama contento con el día que se me viene por delante. Mi plan es vivir ya de esto, por ahora lo estoy consiguiendo. Espero seguir aprendiendo para continuar”, narra. Las temáticas que aborda, por cierto, son diversas. Tiene una particular fijación por la onda retro y vintage -empezó en su casa haciendo collages análogos con viejas revistas National Geographic que compraba en el jirón Quilca del centro de Lima-. Pero su propia visión y sentir respecto de las circunstancias que lo rodean han comenzado a aflorar en su trabajo. Así, la convulsionada situación política de nuestro país en noviembre lo llevó a expresarse a través de sus cuadros en más de una ocasión.
MIRA: PesCo: la pescadería responsable que sobrevivió a la cuarentena gracias al uso de la bicicleta.
“Tengo muchos planes en la mente. Instagram ha permitido que mis piezas se vean fuera del Perú, por lo que me he estado contactando con artistas extranjeros; también me han llamado para ver la posibilidad de concebir portadas de discos. Y, bueno, he vendido piezas. Ahora mismo estoy experimentando al intervenir pintura sobre estatuillas de arcilla que representan cuchimilcos -propios de la cultura Chanchay-, los estoy pintando con una onda pop que está resultando muy interesante”, culmina. La reinvención la salvación. //
VIDEO RELACIONADO
Marcha nacional: dedican carteles y murales a fallecidos durante las manifestaciones
Contenido Sugerido
Contenido GEC