RANA CORNUDA. Este sapo grande de color verde, café o anaranjado se camufla perfectamente en la hojarasca, a la espera de insectos, lagartijas y hasta pequeños roedores distraídos. (Foto: Michael Tweddle)
RANA CORNUDA. Este sapo grande de color verde, café o anaranjado se camufla perfectamente en la hojarasca, a la espera de insectos, lagartijas y hasta pequeños roedores distraídos. (Foto: Michael Tweddle)
/ Michael Tweddle
Michael Tweddle

Desde mi primera visita como volun­tario a un proyecto de conservación de guacamayos –en un área que hoy ocupa la y el Parque Nacional Bahuaja-Sonene– he vis­to cómo la investigación científica, el ecoturismo bien llevado y la fotografía conservacionista han unido esfuerzos para proteger la biodiversidad. En aquel en­tonces era fines de los ochenta. El panorama esta vez es dis­tinto. En medio de una pandemia, bajo protocolos estrictos, y porque la ciencia nunca para, la misión es dar una segunda oportunidad a un grupo de monos araña peruanos o maqui­sapas (Ateles chamek) rescatados del tráfico y la tenencia ile­gal. Son animales que han sufrido traumas al contacto con el humano, llegan desnutridos y muchos hasta han perdido el instinto de supervivencia en la selva. Su proceso de readap­tación puede tardar luego de ser liberados en áreas donde tiempo atrás fueron exterminados por la caza furtiva. Esto ocurría en la zona baja del río Madre de Dios, antes de que se creara la Reserva Nacional Tambopata.

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El trabajo de los científicos no queda aquí, luego viene el monitoreo y estudio de la adaptabilidad y el éxito del gru­po en el bosque, hasta su total integración en su nuevo hábitat. Es así que algunos son liberados con radiocollares para poder ubicarlos mediante telemetría.

CRÍAS. Un programa de manejo anual ha logrado liberar 14 mil taricayitas en los
últimos años. (Foto: Michael Tweddle)
CRÍAS. Un programa de manejo anual ha logrado liberar 14 mil taricayitas en los últimos años. (Foto: Michael Tweddle)
/ Michael Tweddle

Algo parecido sucede con las tortugas taricayas. El Centro de Rescate Taricaya recolecta sus huevos antes de que los recolectores ilegales lo hagan para el mercado negro. Los huevos son llevados a playas artificia­les resguardadas para garantizar su protección e incubación.

VOLVER AL BOSQUE. Desde el 2010, en coordinación con el Gobierno Regional y la Reserva Nacional Tambopata, se aprobó el Programa de Rehabilitación y Reintroducción del Mono Araña Peruano. Ya se reportaron seis nacimientos en libertad. Dos mil voluntarios de todo el mundo y 500 practicantes de universidades nacionales han sido parte del Centro de Rescate Taricaya en los últimos 19 años. (Foto: Michael Tweddle)
VOLVER AL BOSQUE. Desde el 2010, en coordinación con el Gobierno Regional y la Reserva Nacional Tambopata, se aprobó el Programa de Rehabilitación y Reintroducción del Mono Araña Peruano. Ya se reportaron seis nacimientos en libertad. Dos mil voluntarios de todo el mundo y 500 practicantes de universidades nacionales han sido parte del Centro de Rescate Taricaya en los últimos 19 años. (Foto: Michael Tweddle)

En la misma línea, un programa de identificación de ja­guares ya registró a diez de estos felinos. Hoy en día, los ja­guares valen mucho más observados y fotografiados vivos en la naturaleza, que muertos.

CONSERVACIONISTA. Michael Tweddle lleva 30 años fotografiando la naturaleza. Estas fotos las tomó mientras acompañaba al grupo de científicos y voluntarios del Centro de Rescate Taricaya. Seiscientas especies de aves y más de 70 especies de murciélagos han sido monitoreadas por medio del anillamiento de aves. Pueden seguirlo en su cuenta de Instagram @Nat.Wild.Photos.
CONSERVACIONISTA. Michael Tweddle lleva 30 años fotografiando la naturaleza. Estas fotos las tomó mientras acompañaba al grupo de científicos y voluntarios del Centro de Rescate Taricaya. Seiscientas especies de aves y más de 70 especies de murciélagos han sido monitoreadas por medio del anillamiento de aves. Pueden seguirlo en su cuenta de Instagram @Nat.Wild.Photos.
/ Michael Twe

Todo este trabajo de protección puede acabarse en marzo si el Centro de Rescate Taricaya (y decenas de otros en la zona) se ven obligados a cerrar y a devolver, en este caso, a más de 80 animales al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). “Lo que queremos es continuar con nues­tra labor de educación y conservación de la fauna rescatada y con el programa de readaptación y liberación de especies silvestres”, nos dice Fernando Rosemberg, fundador del Cen­tro de Rescate Taricaya. No hay tiempo que perder. //

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