Por María José López Bellatín
Seleccionada nacional de fútbol del Perú
Es muy complicado, por el momento imposible. Para empezar, no se nos puede llamar “profesionales” porque no podemos vivir de hacer lo que más amamos, y lo digo en plural porque hablo por muchas chicas, que al igual que yo, tienen la esperanza de que esto algún día, no muy lejano, cambie.
Dejé de jugar por mucho tiempo, años. Lo hice porque sabía que no iba a poder vivir del fútbol, tuve que estudiar y paralelamente trabajar. Pero mi amor por el fútbol nunca desistió… Pensaba que en algún momento todo podía cambiar y que sería feliz nuevamente pisando la alfombra más bonita en la que pude estar: esa de hermoso color verde. Mi lugar para ser feliz. Y fue precisamente por estudiar que volví a tener una oportunidad en el deporte rey.
Y fue entonces, desde ese 2011, que no dejé caer el balón nunca más, y aunque aún es difícil poder tener las mismas oportunidades que los hombres, sigo persiguiendo mi sueño y tengo la esperanza y convicción de que lo voy a cumplir.
Mucha gente no sabe que existe una liga en la que 12 equipos disputan una copa. ¡Y qué se van a imaginar que hay un torneo internacional! Sí, La Copa Libertadores Femenina. Torneo por el que corremos 90 minutos sin parar en canchas sintéticas al medio día. Muchos no saben que tenemos que ir a jugar a lugares recónditos, donde muchas veces nuestra integridad se puede ver afectada. Pero eso no nos importa, porque todas tenemos el mismo sueño: vestir los colores de nuestro país. Representar a la Selección Peruana Femenina de Fútbol…
Esta vez me tocó hablar a mí, y como dije líneas más arriba, hablo por todas las que tienen este sueño, hablo por las que alguna vez fueron tildadas de “machonas”; hablo por las que tienen que dividir su tiempo entre el trabajo y ser mamá; hablo por las que viajan más de tres horas para poder llegar al entrenamiento; hablo por las que tienen que dejar a sus familias para instalarse en un cuarto de 10x10 en la capital; y hablo por las que no tienen voz y también por las que tuvieron que “colgar los chimpunes”.
Pero, ¿saben algo? Todo eso queda atrás y te das cuenta de que valió la pena cuando eres la persona más feliz del mundo corriendo detrás de una pelota, y más feliz aún cuando ves tu nombre en esa bendita lista.
Estar en la selección es lo más bonito que a una futbolista le puede pasar…. Estar en la selección este año, a puertas de un evento tan importante a nivel continental como los Juegos Panamericanos Lima 2019, cubre todas las lágrimas y el esfuerzo y algunas palabras no tan agradables con las que hemos tenido que lidiar. Estoy segura de que las 18 que les toque estar correrán por todas ellas.
Y si me toca estar, correré por la que tuvo que dejar de jugar por estudiar, correré por la que tuvo que dejar de jugar por trabajar, correré por la que tuvo que dejar de jugar porque no tenía los medios para poder ir a entrenar, correré por la que tuvo que dejar de jugar porque sus papás no la apoyaron, correré por la que tuvo que dejar de jugar por miedo a los insultos. Correré por todas ellas, correré por mí… y lo haré con una sonrisa en el rostro; correré feliz por todas nosotras.
Ser futbolista profesional en el Perú no es fácil. Estoy segura que en muchas partes del mundo tampoco lo es, pero soy optimista, y así como yo, hay muchas más mujeres que también lo sueñan, y es gracias a estas mujeres, a su valentía, a su entrega, a su búsqueda incansable por la igualdad, que este deporte tan hermoso está a punto de hacer historia.
Y así como en la cancha, ya dimos el primer paso para empezar a correr, esta carrera no será de 90 minutos, sino de toda una vida. Hasta el día en que podamos ser -realmente- futbolista profesional en nuestro país.