De bistrós hemos hablado bastante por aquí. En el último par de años la escena gastronómica limeña ha visto aparecer varios de ellos –ninguna queja por este frente– y no es coincidencia: están de moda y a los limeños nos gustan las modas.
El concepto, más allá de aplicarse como una fórmula exacta, se puede entender desde algunas nociones básicas. Se trata de una cocina informal pero con técnica; platos de temporada donde el producto brilla y hay licencia para la creatividad. Carlos Testino entiende muy bien sobre todo eso. El director gastronómico del grupo Aramburú acaba de presentar dos de sus más recientes trabajos: Isidro Bistró y Celeste Solar Bar.
El primero de ellos es un espacio de cocina confortable y local, con un balanceado toque de sofisticación. El segundo, un bar que combina tendencias en coctelería y una de las vistas más impactantes de la ciudad. Buena dupla por donde se le mire.
La variedad en la carta de Isidro permite diseñar la experiencia según el antojo. Se puede ir por el lado más ligero, con una palta rellena a manera de canelón (S/ 37) o unas conchas a la brasa con pecanas y mantequilla picante de aguaymanto (S/ 35); por el criollo, con un generoso y húmedo arroz con pato (S/ 47); o el travieso, con un pollo crispy (medio a S/ 29; entero S/ 49) acompañado de crepes, salsas y papas al hilo para que arme su bocado en la mesa. El maridaje dependerá de cada uno: al pollo le va bien desde el agua hasta el champán. //