En mayo de 1990 el frontis de la casa de Mario Vargas Llosa parecía la improvisada sucursal de un canal de televisión. Estrellas de la pantalla chica como Gisela Valcárcel, Tulio Loza, Roxana Ávalos, Camucha Negrete, Guillermo Rossini, Mirna Bracamonte y varios más fatigaban entonces el timbre del candidato novelista para saludarlo y, ante las cámaras, darle su respaldo en la ya anunciada segunda vuelta presidencial de ese año. El futuro Nobel los recibía contento. No estaban las cosas en ese momento para desdeñar apoyos.
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