Un capítulo poco conocido de nuestra historia revela que una terrible epidemia estuvo a punto de truncar la gesta de la independencia. Hace 200 años, el ejército liderado por el general San Martín cruzó los Andes para liberar a Chile antes de llegar al Virreinato del Perú, sin imaginar que en ese trayecto una enfermedad denominada “terciana y disentería” mermaría sus tropas. La peste fue cediendo meses antes del 28 de julio de 1821, luego de que valerosos médicos peruanos la enfrentaran con quinina, cremor tártaro y agua de mar. Así lo cuenta Carmen Mc Evoy en su reciente ensayo Bicentenario Republicano: dolor, resiliencia y esperanza. “Yo veo surgir ese mismo espíritu en esta pandemia, durante la cual conmueven en el alma las jóvenes enfermeras y enfermeros embarcándose en los aviones camino a Iquitos, algunos de ellos portando la bandera del Perú”, dice la historiadora en la publicación.
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