Bajo preceptos diseñados tanto para el fútbol como para ir a la guerra, Pirata Fútbol Club de Chiclayo hizo noticia en redes sociales por su juego y su insignia -que a veces son lo mismo-, un rostro Jack Sparrow en versión Johnny Depp: el Pirata clasificó a la etapa final de la Copa Perú. A la Finalísima en Lima, nada menos, donde ya salieron campeones clubes del tamaño de Melgar, Torino o Juan Aurich, en años de blanco y negro.
Conoceremos "su buen fútbol, humildad, sacrificio, compromiso y mucha garra" -decálogo para la batalla- cuando peleen, muy posiblemente en el Miguel Grau del Callao, con la UDA de Huancavelica, el Alianza Universidad de Huánuco, y el Santos FC, por el cupo directo a Primera División -ese oasis-.
Re-conoceremos a su técnico, el histórico Juan Carlos Bazalar, campeón con la 'U', con Alianza, con Cienciano de la Sudamericana y al Recopa; un hombre que sabe de aventuras y de volver del infierno.
Mientras tanto, el Pirata del barrio de 'JLO' -siglas callejeras como se le conoce a José Leonardo Ortiz, ya hizo noticia. Noticia de verdad, no pirata.
Ha llegado la tecnología al fútbol peruano, el país donde los marcadores electrónicos no funcionan y los números de la camiseta se estampan con plumón. Allí, el pasado domingo 22 de julio, según reporta DeChalaca.com., el único portal en Internet que sigue en vivo los partidos de este torneo, ocurrió la primera intervención del VAR en el fútbol peruano. Un versión beta, un proto VAR acorde con la escenografía del lugar: pasto seco pero huecos con barro, tres solitarios baños de adobe, unos troncos de albañil, dos bolsas de cemento y vestuarios con techo de calamina. “Oe árbitro, te me caíste”, dice uno de los hinchas, con ese tono con que se quiere linchar, aunque no podemos distinguir si es del FC Retamoso de Abancay o el Auquiato Pampamarca Cotaruse, los rivales de la tarde.
El árbitro Alberth Alarcón dudó sobre un gol de la visita y, antes que lo masacren, decisión oportuna e inteligente, decidió usar la cámara de fotos de un reportero para hallar una respuesta. Una toma precisa, sin pixelear. Así convalidó el gol. Así se hizo noticia en todo el mundo. No es la primera vez y tampoco será la última.
En diciembre del 2012, una encuesta web descubrió que en la Copa Perú podían alternar equipos de nombres estrafalarios como "Deportivo Trago Corto", "Sport Grasa", "Ángeles de la Biodiversidad" o "Independiente Bigote". La creatividad peruana no conoce límites y ahora -ya se dijo- busca la internacionalización: todo depende ahora de los once muchachos de El Pirata, el club chiclayano que honra la aventuras de Jack Sparrow versión Deep.
El 28 de setiembre del año pasado, Perú.21 reportó un hecho de película: Alipio Ponce y Deportivo Municipal de Yanahuanca jugaron en el viejo Daniel Alcides Carrión de Cerro de Pasco -donde el Beto Carranza marcó ese gol histórico para la 'U' 99- sobre una preciosa capa de hielo e ichu. Se necesitaban patines más que chimpunes. O chancabuques. Luego, un redactor tituló: "A lo Champions League".
A mediados del 2014, un video de Sachita.org denunció la pobreza extrema del campeonato más largo del Perú y recordó -de paso- que como el amor de una mamá, ninguno: Paulo Condori, lateral del Sport Junín de Ccasapata, recibió un golpe en el tobillo izquierdo y ante la ausencia de médico, kinesiólogo, utilero e incluso desenfriolito, obligó a su señora madre a atenderlo, a ras de cancha. Unos truenos se escuchan como soundrack final, como si alguien más se hubiese enojado por semejante atropello.
Tan horrible como aquello fue la denuncia de Horacio Baldessari (aka) la Pepa, goleador temible de los años 90, contra dirigentes de un equipo de Huamachuco que "por unos billetitos" quiso comprar a su arquero. "Estoy metido en el estiércol que es este torneo", dijo Baldessari, con las cámaras de canal 4. El camarógrafo nunca hizo zoom pero eso no ocultó una mesa llena de billetes, el cuerpo del delito. Acto seguido, usó algunos de los 1400 soles como necesario papel higiénico.
Unas vacas robustas, criadas bajo el cielo dibujado de Madre de Dios, invadieron la cancha del estadio Municipal de Mazuco, 1458 habitantes según censo peruano de 1993. El clásico entre Expreso Inambari y Minsa tuvo que ser interrumpido por esta estampida de ganado vacuno de la que solo veíamos, gracias a los videos de reporteros de la zona, el libre movimiento de sus ubres. Los mototaxis del fondo confirman que ese partido tiene que ser sí o sí de la Copa Perú. Un perrito ladra pero nadie lo escucha. Como tampoco nadie se acuerda cómo quedó el partido.
Algunos territorios del fútbol peruano, a falta de nuevas pruebas, a veces es dominado por bueyes.
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