Las oficinas del peruano Walter Huamán (41) asemejan el departamento de vestuario de alguna película de Rocky. Por aquí hay réplicas exactas del short de rayas del boxeador. Por allá, los guantes rojos, el cinturón, la casaca negra con el tigre en la espalda y el sombrero del personaje. Todo autografiado. Fotos de Sylvester Stallone decoran las paredes, pero hay un retrato en especial con una historia única. Es del día que conoció al mismo ‘Sly’. Ocurrió en febrero del 2006, cuando viajó de Lima a Filadelfia con la misión de conocer a su héroe de acción, sin contactos, apenas dotado de un atrevimiento que hoy día le soprende. Tenía en mente el lema de Walt Disney, uno de sus ídolos: “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. Pensó también en esa frase legendaria de Rocky, inspiración de tantos: “Si sabes lo que vales, ve y consigue lo que quieres, pero tendrás que aguantar los golpes”.
Lo que no sabía es que esos golpes al ánimo le serían servidos por el mismo Stallone, que al verlo acercarse llamó de inmediato a su seguridad. Pasó durante el rodaje de Rocky Balboa (2006). “Recuerdo que se molestó. Se armó un tumulto entre varias personas que aparecieron. Comprendí que esa no era la forma de abordarlo. Yo también aprendí ahí a cómo tratar con celebridades, algo que me ha servido después. Hablé más tranquilo con su equipo, esperé a que termine de trabajar y luego me acerqué, y ya la historia fue otra”. En la foto del final de ese día, Walter y Sylvester sonríen para la cámara. Los dos llevan casaca, chalina y una gorra porque ese día hacía un frío bárbaro.
Nace Walt Wizard, el mago de las estatuas
Por aquel entonces Walter solo era Walter Huamán y no Walt Wizard, el emprendedor que le ha vendido estatuas hechas en Perú –de un realismo que asombra– a Stallone, al magnate mexicano Carlos Slim, a Hulk Hogan, los herederos de Muhammad Alí y otros más. En esos años era solo un chico que había estudiado Ingeniería Industrial por presión familiar, con toda una confusión vocacional a cuestas. En el colegio destacaba en dibujo, pero ya todo eso lo había puesto en pausa. Ese encuentro con Stallone fue desencadenante para lo que vino después. Devuelto a Lima, Walt empezó a crear réplicas de las prendas de Rocky, que luego vendía por Internet. Era tan pionero en ese nicho específico que empezó a hacerse conocido entre los fans del artista. “Un día pensé: si ya tengo hechas la casaca, el short, los guantes y el sombrero de Rocky, solo me falta hacer a Rocky”. Y un poco fue lo que hizo. Así comenzó su primera estatua, sin saber que estaba empezando una nueva vida.
Las estatuas de Walt Wizard se distinguen por tener un estilo que él denomina hiperrealista, que hace que parezcan más vivas que las estatuas de cera de Madame Tussaud. Antes Walt las hacía de resina y eran duras al tacto, pero desde hace dos años las elabora con silicona de grado médico, la misma que se usa para las prótesis. El detalle que consigue es escalofriante. Todo se hace a mano: cada arruga, vello, poro, estría o várice bajo la piel traslúcida es colocada por el equipo de Walt con un cuidado que se aprecia de lejos, y mucho más de cerca.
Sobre la repartición de labores en el taller, él prefiere llamarse a sí mismo un director artístico: según el volumen de encargos, pueden trabajar con él entre 12 y 15 personas talentosas, peruanos todos, encargados de ejecutar su visión: escultores, diseñadores, costureras, zapateros, estilistas y maquilladores.
Por sus estatuas, Wizard, como prefiere ser llamado, se ha reencontrado con Stallone en otras tres oportunidades más, dos en su mansión y una en la Comic Con de Nueva York, en el 2013. Enseña fotos y videos, pues tiene documentado todo. Hoy día, la marca Walt Wizard suministra a la tienda on line de Stallone de objetos y prendas made in Perú. Hace lo mismo con la tienda de Hulk Hogan, el luchador, que le ha dedicado palabras afectuosas. Y ha conocido también a Jean Claude Van Damme y conversado con él en su casa (muestra fotos). Es la cima para un niño que creció en los 80 viendo películas de acción.
El arte de Walt Wizard está en exhibición permanente en un museo que ha inaugurado el año pasado, en el Cusco, tierra de la que tiene ascendente. Sus estatuas también han sido expuestas en Brasil. Pronto podrán ser vistas en Lima, en el marco de la Comic Con Lima 2018, en el Centro de Exposiciones del Jockey Club del Perú (del 19 al 22 de julio). Allá podrá verse una decena de sus trabajos hiperrealistas dedicados a superhéroes y personajes de fantasía, como Voldemort, Wolverine, Darth Maul y Jason Voorhees, entre otros. “No es como el Museo de Cera de Tussaud. La idea es que la gente pueda acercarse a verlos. En el hiperrealismo hay que estar bien cerca para ver todos los detalles”. Entre sus proyectos cercanos están convertir su empresa en una de efectos especiales para cine y realizar prótesis para personas discapacitadas. La cabeza del mago está llena de trucos y proyectos. Tiempo es lo que le falta para llevar todo a cabo.
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