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Foreplay es la primera boutique de juguetes para adultos en el Perú. Los nuevos modelos (como este patito vibrador) incoporan tecnología y una estética diferente y atractiva.(Foto: Karen Zárate)
Nora Sugobono

Hace exactamente dos años, Silvana Peraldo (35) y su socio se encontraban en la sala de reuniones de un edificio de oficinas en San Borja, escuchando lo que un grupo formado por 20 personas tenía que decir sobre su nuevo proyecto. Habían convocado a un focus group para determinar el nombre que le pondrían a una tienda de juguetes para adultos cuyo concepto, insistían, rompería esquemas. Foreplay (término en inglés para definir los juegos previos al acto sexual) es el que quedó. Tendría piezas vanguardistas, tecnológicas (la mayoría de vibradores se cargan como se hace con el celular; algunos se manejan incluso con aplicaciones y a distancia; otros se pueden usar en el agua), que encontró recorriendo varias ferias internacionales durante un año entero. La tienda que había imaginado sería sobria, moderna, blanca y bien iluminada. Nada de luces rojas, a oscuras (de hecho, ninguno de los diseños en su contenido digital incorporan este color). Silvana había dedicado buena parte de su carrera a trabajar en un banco; su negocio a partir de ahora sería el sexo.

Foreplay abrió sus puertas en el 2017, en la cuadra 9 de la sanisidrina –y transitada– avenida Conquistadores. Nació como un espacio creado para difundir el placer, y las redes sociales han sido su mejor aliado para conseguirlo. “Era importante para nosotros dedicarnos a algo que tuviese un impacto en la vida de la gente; no se trataba solo de vender un producto”, explica. La mayoría de sus clientes son parejas mayores de 40 (son ellas quienes hacen más preguntas al llegar a la tienda), pero hay distintas líneas y alternativas para todo tipo de públicos: algunas solo para mujeres, otras para el público gay. También organiza despedidas de soltera –hace poco se fueron a Trujillo– y exposiciones de arte. El mundo digital lo concentra todo y es su principal fuente de información. “¿Cómo nos acercábamos a nuestro público? Esa era una prioridad inicial. Lo que queríamos era transmitir innovación y tecnología vinculados a la sexualidad”, cuenta la economista. Parte de su staff (ya van diez personas y dos tiendas, la segunda de ellas en Miraflores) se dedica casi exclusivamente a contestar las preguntas que buena parte de sus tres mil seguidores en Facebook y ocho mil en Instagram les formulan a diario. Su objetivo es generar interacción para romper tabúes. Hacer que se rían del tema; que lo gocen. “Aunque no lo crean, la gente sí se anima a contar sus cosas”, finaliza Peraldo.

Como bien dijo Betty Friedan, ninguna mujer ha tenido, ni tendrá nunca, un orgasmo mientras realiza las labores de limpieza del hogar (sabrán disculpar la referencia; eran otras épocas). Con lo que Friedan no contaba es que algún día existiría un catálogo como el de Silvana Peraldo. 

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