Masakatsu Sawa (Japón, 1983) puede decir que ha sido el primero en muchas cosas dentro del mundo del fútbol. En el 2006, cuando jugaba en el Bolognesi de Tacna, se convirtió en el primer futbolista japonés en anotar un gol en la Copa Sudamericana. Dos años después, con la camiseta de Cienciano, anotó ante Santiago Wanders en un partido por Copa Libertadores, siendo el primer jugador nacido en el lejano país asiático en poder hacerlo. El último fin de semana, ante Alianza Lima, anotó el primer gol para Deportivo Municipal tras la para obligada de casi cinco meses por la pandemia del coronavirus. Nada es casualidad: fue algo que él buscó cuando, a los diecisiete años, dejó su casa, sus padres y sus amigos de siempre para ser futbolista profesional.
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¿Cómo ha sido tu reencuentro con el fútbol?
Ha sido bien complicado. Pero felizmente tuve una mentalidad muy fuerte y desde que empezó la cuarentena empecé a entrenar por mi cuenta. Tengo un hijo varón que también juega al fútbol, de 9 años, con el que pude hacer trabajo con balón. Después estuve entrenando por Zoom. La pretemporada la hicimos en Huampaní, nos costó, pero ahora todos los muchachos estamos de buen ánimo.
¿Qué te parecieron los protocolos?
Todo ha sido muy raro. Pero hay que tomar las cosas con mucha responsabilidad por todo lo que se está pasando. Es un privilegio jugar al fútbol en estos momentos y por eso estamos en la obligación de acatar los protocolos, como mantener la distancia, o ver los partidos desde la tribuna sino te toca ser titular. Ya cuando entras a la cancha, te olvidas de todo. Es lo que tenemos que hacer.
¿Qué objetivos te gustaría lograr con el Muni?
Personalmente me gustaría campeonar con Municipal en algún momento. Este año, lo que podemos prometer como equipo es que nos vamos a entregar al cien por ciento, dejando todo en la cancha. Fecha a fecha vamos a luchar por hacer nuestro mejor partido para que así los hinchas estén contentos.
¿Qué significa el Deportivo Municipal para ti?
Este es el sexto año que visto su camiseta y para mí es un orgullo enorme. Muni es un equipo con mucha tradición, con mucha historia. Drago, Sotil, Navarro y Malásquez son jugadores que salieron de sus canteras y a quienes admiro. Con Muni he pasado momentos tristes y felices. Descendimos en el 2007 y tuvieron que pasar siete años para volver a primera. El equipo estuvo a punto desparecer. Los años siguientes logramos cosas importantes, como jugar Copa Libertadores, y la idea es seguir por ese camino. Hoy por hoy te puedo decir que soy hincha de Deportivo Municipal.
¿Cuál dirías que es el secreto de tu vigencia en el fútbol profesional?
Hace diez años, cuando estaba jugando en Japón, le pregunté a un jugador muy conocido y experimentado cuál es el secreto para mantener el mismo ritmo y fuerza física. Me dijo: cuando seas más grande, tienes que correr igual que los jóvenes. Si los chibolos hacen 15 piques, tú también tienes que hacerlo. Y eso es lo que hago ahora. Pero para eso, un futbolista debe alimentarse y descansar bien, las semillas de Dragon Ball no existen. Esa es la única manera que te permite entrenar bien.
¿Te costó adaptarte al fútbol peruano?
Al principio, sí. Lo que pasa es que yo llegué a Cristal en el 2005 y tuve una lesión en la segunda vértebra cervical de la que me costó recuperarme. Estuve casi un año en rehabilitación. Luego, por la para que tuve, no me encontraba bien técnicamente. El Patón Bauza no me tomaba en cuenta (risas). Pero felizmente poco a poco fui mejorando y pude recuperar mi mejor nivel.
¿El idioma fue una barrera?
Me costó, sí. Yo antes de venir a Perú, llegué a Argentina. Fui con un amigo. Él se fue a Huracán y yo a las divisiones menores de River Plate. Vivíamos en la casa de unos ancianos japoneses, en el barrio de Caballito, en Buenos Aires, cerca del Parque Centenario. El español lo fui aprendiendo poquito a poquito. Felizmente mis compañeros siempre me trataron muy bien. Lo primero que me enseñaron fueron bastantes lisuras (risas), después aprendí a conversar normalmente.
¿Te gustaría establecerte definitivamente en el Perú?
La verdad, a mí me encanta este país. Me gusta mucho. No tendría problema en quedarme en el Perú eternamente. Pero también me gustaría viajar a Japón, ya sea por trabajo o por paseo, en algún momento.
¿Qué es lo que más te gusta de vivir acá?
Todo. Su comida, los paisajes, la gente es muy cariñosa. Siempre he vivido en Barranco, me parece que es uno de los distritos más acogedores del mundo. Hay playas, lugares históricos, moda. Estoy feliz de estar acá con mi esposa y mis hijos.
¿Cómo te ves en el futuro?
Yo soy de las personas que tratan de vivir el presente, superando los obstáculos que se me presentan en el camino. No sé qué vaya a pasar más adelante. Lo que sí quisiera es seguir jugando al fútbol un tiempo más. Luego me interesaría incursionar en la dirección técnica, pero de menores. Veo que hay mucho potencial en los chicos del Perú. //