Castinaldo Guerrero es agradecido con el medio ambiente. Su cultura ecoamigable la forjó mientras vivía en Costa Rica, país al que llegó hace 20 años para continuar con sus estudios superiores. En tierras ticas, también ideó una receta especial con la que hoy prepara pollos broaster en su natal Moyobamba, San Martín. Su emprendimiento; sin embargo, no quedó ahí. “Si abro un negocio, quiero que sea amigable con el medio ambiente. Estuve pensando en un empaque que se degrade rápido y que no contamine”, rememora. Era 2017 y aún no se planteaban leyes –concretas- para frenar el uso del tecnopor y el plástico. Aunque él no las necesitaba.
El cartón tarda aproximadamente un año en degradarse. Con ello en mente, decidió que Surfo's Broaster Chicken no iba a entregar el delivery en bolsas, sino en ‘loncheras’ de cartón. “En la selva, las personas acostumbran a andar en moto y [el empaque] es perfecto. Es muy práctico”. A ello sumarle que la tinta –la cual influye en el proceso de degradación del cartón- que emplea es neutra (es decir, no es full color). El primer lote de loncheras, cómo no, fue un éxito.
Guerrero quiso ir más allá: darle un segundo uso a las ‘loncheras’. Se percató que gran cantidad de clientes eran niños y jóvenes. “Queríamos darle algo. Pensamos en una caja que la puedan desarmar para elaborar figuritas”, admite. Las figuras son en 3D. En sus diseños tiene a caballos, dinosaurios, leones y aviones. La idea ha sido bien recibida por sus clientes. “Incluso un cliente me ha enviado fotos de las figuras pintadas por su hijo”. Castinaldo confiesa, además, que le llena de satisfacción porque –al menos por un momento- los menores se alejan de los dispositivos electrónicos.
-PURA VIDA-
Surfo's Broaster Chicken es un local de 45 metros cuadrados que se ubica a media cuadra de la Plaza de Moyobamba. En su interior, hay una pared con frases. Una de ellas es ‘sin cañita, por favor’. “Nunca hemos dado cañitas, ni siquiera tenemos. Al principio, algunos clientes preguntaban y cuando les decíamos que no, se incomodaban. Poco a poco se fueron acostumbrando”.
Estas acciones ecoamigables, eso sí, son costosas para el emprendedor. “Es nuestra contribución y la gente lo valora”, comenta con un ligero acento costarricense. Ya está en producción un nuevo lote con nuevas –y más- figuras para que los pequeños sigan divirtiéndose y, de paso, aprendiendo la segunda palabra de las 4R: reutilizar.
En la plática, Castinaldo se escucha entusiasmado. Estaba próximo a viajar a Lima para reunirse con sus proveedores. Tiene planes de traer su negocio a la capital para que los citadinos, además de comer un pollo broaster que no tiene nada que envidiar a las grandes franquicias, se animen a usar las ‘loncheras’ de cartón y, en el fondo, formar una costumbre que ayude al medio ambiente. //
SEPA MÁS:
Para contacto, puede escribir a castygm@gmail.com o llamar al 910 348 933.