Gonzalo Zárate (32) dice que su “amor por los fierros” viene de familia. Recuerda que su primer contacto con una moto fue a los 10 años. Era una Yamaha 300 de su hermano mayor que no dudaba en montar a pesar de ser dos cabezas más grande que él. “Siempre me gustaron las motos grandes”, comenta. Pronto lo que comenzó como un juego se convirtió en una afición que, en el 2015, lo llevó a su primera competencia de velocidad en el autódromo de ‘La Chutana’. Aquella vez ocupó el primer lugar y subió a lo más alto podio. A pesar de su juventud, parecía tener miles de horas de vuelo encima.
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A partir de entonces, Gonzalo empezó a trabajar física y mentalmente para convertirse en un motociclista profesional. En su camino se topó con los obstáculos que suelen toparse los deportistas que se dedican a deportes con poca difusión: falta de presupuesto y apoyo para competir en circuitos top y así poder construir una carrera deportiva que sea sostenible. Contra viento y marea, logró hacerse de un nombre en la modalidad de motovelocidad, cuyo objetivo es recorrer una determinada distancia en el menor tiempo posible, o la mayor distancia en una cantidad de tiempo específico.
Hoy Gonzalo cuenta con el auspicio de Yamaha y compite en el Yamalube R3 bLU cRU CUP, la competencia internacional monomarca más grande de Sudamérica, y cuya última fecha se llevó a cabo el próximo domingo 28 en la ciudad de Goiana, en Brasil. En la primera participación de un peruano en este torneo, el piloto alcanzó un lugar en el podio. “Me siento muy feliz por darle esta alegría a mi país. Es la primera vez que un peruano participa en una competencia de este nivel, con pilotos de gran categoría y trayectoria. En Goiana he corrido mis mejores carreras, y ahora no ha sido la excepción. Me siento muy orgulloso de mi participación y nada, feliz. señala Zárate, dijo al finalizar su última carrera.
¿Cómo te preparas para este tipo de competencia?
Gracias a Yamaha trabajo con un equipo de entrenadores físicos, psicólogos y nutricionistas para ir haciendo las cosas cada vez mejor. No solo se trata de subirte a la moto y correr. Hay todo un trabajo detrás para estar en buen nivel.
¿Fue difícil volver a competir después de la para por la pandemia?
La verdad que sí. Al principio uno trataba de mantenerse, pero el cuerpo pide competir. Felizmente las cosas se fueron reactivando y hoy puedo decir que me encuentro en plena forma física y mental.
¿Qué pasa por tu cabeza cuando viajas a gran velocidad sobre la moto?
Nada. Cuando manejo me olvido de todo. Se va la ansiedad o los problemas que pueda tener. Es un ejercicio súper desestresante para mí. Cuando compito solo me enfoco en correr y estar concentrado en la velocidad y las curvas.
Gonzalo le ha hecho un juramento a su familia: ser siempre cauteloso. “Como es un deporte de alta velocidad, los accidentes siempre van a estar ahí. Es por eso que el entorno de uno se preocupa”, explica. En todo el tiempo que lleva corriendo cuenta que no ha sufrido algún accidente mayor, pues es consciente de cuáles son sus límites. “Antes de actuar, pienso. No hago maniobras de forma impulsiva”, añade.
¿Cómo sentirse seguro cuando se corre a gran velocidad?
Siempre hay un margen de que podamos sufrir algún accidente. Por ello contamos con implementos de seguridad como cascos, guantes, columnera, pechera y demás para que, en caso de sufrir una caída, se sienta solo como un raspón. Para que todo no pase de un susto.
¿Te transportas en moto por la ciudad?
Sí, con una moto más pequeña. Siempre con las medidas de seguridad y manejando suave. Pero además hay que estar con los sentidos bien puestos: uno nunca sabe cuando alguien se puede cruzar, o si un carro se te mete. Es cosa de estar atentos.
¿Qué quieres conseguir ahora mismo?
Lo que quisiera es que este deporte crezca cada vez más en el país. Más que competir, me interesa promover y desarrollar nuevos talentos. Hay muchas cosas por hacer de la mano de la federación, pero siento que vamos por buen camino. //
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