La industria de la moda es la segunda que más contamina el medioambiente después de la petrolera, según la ONU. Alrededor de 17-20% de los tóxicos que se vierten en el agua provienen de la industria textil. Por ejemplo, si hoy estás usando una camiseta de algodón deberías saber esto: para su producción, se requieren aproximadamente 2.9 mil litros de agua, equivalente a lo que llega a tomar una persona en tres años.
En Lima no existe mucho conocimiento acerca de la contaminación de esta industria y se sigue consumiendo sin la consciencia de lo que pasa detrás de la producción de cada una de nuestras prendas favoritas. En el mundo, se utilizan alrededor de 80 billones de piezas de ropa cada año, 400% más que desde hace dos décadas.
Las hermanas Micaela Camet (25) y Paulina Camet (23) estudiaron administración en la Universidad de Lima y en la Universidad del Pacifico y han trabajado en varias empresas distintas, pero este año ambas decidieron renunciar y dedicarse al 100% a su marca: Oszada.
-OSZADA: VIDA Y FUTURO-
¿Cuál es el concepto detrás de Oszada? ¿Por qué son importantes iniciativas como esta? Oszada es una tienda de alquiler de vestidos que gira entorno a una economía colaborativa. Las hermanas definen su propósito como una empresa que quiere transformar la forma en que las mujeres adquieren su ropa, ofreciendo una solución más práctica, económica y sostenible. Buscan cambiar la mentalidad del consumismo y crear mayor consciencia acerca de la posibilidad de reducir el impacto de la moda en el medioambiente. A través de su cuenta de Instagram reciben fotos de vestidos usados o nuevos; inmediatamente, el equipo se encarga de ver si el vestido este en tendencia y en buen estado. Si cumple con los requisitos, la dueña lo trae a la tienda y ahí con una inspección física se hace el inventario del vestido poniéndole precio, nombre y código; luego se le envía a la dueña para que revise y acepte los términos y condiciones. El vestido pasa a estar en la boutique y ofrecido como opción para cualquier clienta que quiera probárselo y seleccionarlo para su evento. Oszada se encarga de los arreglos de tiras y basta para que el vestido quede a medida. La clienta paga y luego se le entrega el vestido antes de su evento y ella lo devuelve entre uno o dos días después. Los martes se encargan de que los vestidos vayan a la lavandería y que el vestido vuelva a estar en buen estado para que se vuelva a alquilar. Una vez que se utiliza, a la dueña del vestido se le paga el 25% del precio del alquiler.
“En Lima se celebran fiestas a lo largo de todo el año ya sean galas benéficas, matrimonios o fiestas de pre y prom. Se utilizan alrededor de 90 mil vestidos al año; imagínate la cantidad de polución que nace por la producción de tantos vestidos”, dice Paulina Camet a Somos. La idea nació al reconocer un problema que Micaela y Paulina han vivido. Una mezcla de fashionismo y necesidad: para cada fiesta y matrimonio requería usar un vestido diferente, o uno viejo, comprarse uno, mandarse a hacer o pedir prestado. Según la información que recibieron de su mercado objetivo, Paulina cuenta que un vestido en Lima puede costar desde los 300 dólares hasta 500 dólares, depende mucho de donde te lo mandes a hacer y con quien (con diseñadora empieza desde los 500 hasta mil dólares). Para comprar vestidos largos de gala puede ser desde S/.800 hasta los 2 mil; hay muchos factores que se tienen que considerar, pero por lo general, no es barato. También está la opción de comprar en línea de tiendas fuera del Perú, pero el riesgo está en que demore mucho en llegar y no quede como lo querías. Y así, las hermanas Camet vieron la posibilidad del alquiler como una idea bastante rentable y accesible donde un vestido que podría haber costado mil soles, sea alquilado por tan solo S/. 260.
Su inspiración nació de dos marcas principalmente, una australiana, One Night Stand, que lleva años con un modelo de alquiler de vestidos de marca, y una marca americana, Rent the Runway, una empresa gigante que alquila vestidos de fiesta como también ropa del día a día. Y se inspiraron del potencial de la sostenibilidad por marcas como Estrafalario en el Perú que trabaja con chicas en penales y madres jóvenes del Inabif. Compañías como estas que giran en torno a hacer cambios económicos, sociales y ambientales las inspiró a querer sumarle a su propuesta de negocio algo acerca de la importancia de la sostenibilidad.
Por lo general, las marcas de alquiler en el Perú no están tan enfocadas en la sostenibilidad, sino en la posibilidad de alquilar un vestido caro a un precio barato. Oszada busca diferenciarse no por las marcas que ofrecen, pero por una gran variedad de vestidos que provienen de distintos closets y se unen para formar un espacio compartido en el que las clientas puedan encontrar el vestido perfecto para cada una de diferentes ocasiones y a la vez promover la sostenibilidad. “Nuestra diferenciación es esa,” dice Paulina.
Comenzaron a hacer el plan de la empresa en mayo del 2017; para junio ya habían conseguido unos cuantos vestidos, en julio tuvieron citas en su casa mientras alistaban un local y ya para el mes de agosto abrieron el primero. Antes de armar su empresa las hermanas hicieron un plan de negocio bastante rápido para tener claro la visión que tenían en la forma más cruda para poder concentrarse en lo que se volvería su propuesta. Luego, a medida que paso el tiempo y vieron nuevas oportunidades fueron migrando a esta idea del closet compartido que siguen desarrollando y generando más confianza para que más clientas dejen sus vestidos. Sus esfuerzos en enfocarse en la sostenibilidad de la moda se ven también reflejados en su cuenta de Instagram donde comparten datos que han encontrado por publicaciones de GreenPeace así como de la EPA (Environmental Protection Agency). Actualmente, Micaela se encarga de las operaciones generales como el alquiler y la atención y Paulina de las estrategias buscando nuevas formas de crecer el negocio y formar alianzas. Igualmente, gran parte del negocio lo ven juntas, siempre compartiendo la información de sus áreas individuales para tomar decisiones importantes juntas.
“Al lanzarnos de esta forma en el emprendimiento mayoría de nuestros retos se encontraban en las áreas de contabilidad y legalidad” describen las hermanas, “Además, cuando comenzamos a crecer teníamos el reto de pagar buenos sueldos para que mantengamos al equipo”. Al empezar una nueva empresa siempre es difícil generar un ingreso estable y se tiene que seguir revirtiendo para seguir creciendo. Cuentan que en el ambiente de emprendimiento peruano hay un montón de apoyo a través de concursos que brindan capital o asesoría para nuevas marcas, así como programas de emprendimiento exclusivamente para mujeres. Las hermanas Camet no se enfocaron tanto en participar de estos programas, pero desde este año están siendo incubadas por STARTUPC que les ha brindado mucho apoyo legal y asesorías sin la necesidad de asumir costos. Asimismo, STARTUPC ayuda a incursionar en lo que viene a hacer el ecosistema del emprendimiento facilitando la oportunidad de conocer a inversionistas y emprendedores y logrando que expandan su red de contactos y conexiones.
Aparte de los retos más técnicos, también estaba el reto de cambiar la mentalidad de las mujeres acerca de la idea del alquiler de ropa. Tenían que convencer a las personas que alquilar era algo “normal” y una buena oportunidad. Micaela y Paulina sienten que ha crecido el mercado de mujeres que están más dispuestas a alquilar porque ahora alquilar es una opción, y quieren seguir promocionando esta idea como algo que puede ser divertido, económico y sostenible. La tendencia del alquiler se está dando a conocer en el mundo de la moda, pero en términos de crecimiento propio de la empresa, cuentan que solo tienen el 0.01% de su mercado objetivo. Han logrado alquilar más de mil vestidos, pero reconocen que pueden abarcar mucho más del mercado. Ya se han mudado a un local más grande donde ofrecen alrededor de 600 vestidos, pero buscan albergar más de 2 mil vestidos. Su visión no es abrir más locales propios, pero entrar en tiendas multimarca con un espacio pequeño dedicado a Oszada, como ya lo han hecho en la tienda Baldoria en San Isidro donde cuentan con aproximadamente 100 vestidos. Buscan expandir de esta forma a través de Lima y vincular este modelo de tiendas físicas a un modelo híbrido que también incluye el e-commerce.
Acerca de la propuesta de sostenibilidad, las hermanas dicen que dentro de la industria de la moda hay mucho por innovar y nuevos modelos de negocio por explorar. El enfoque de las tiendas debe girar alrededor de tres aspectos fundamentales: el económico, social y ambiental. Teniendo estos en cuenta se pueden tomar varias vías alternas desde las telas que se utilizan, la forma de producirlas, el uso de las sobras hasta brindado oportunidades a quienes confeccionan las prendas.
Las hermanas Camet dejan sus recomendaciones como consumidores para cambiar algunas tendencias que tenemos y así tener un rol más grande en la sostenibilidad de la moda. Es difícil siempre usar “slow fashion” que a contrario de “fast fashion” se enfoca en productos de buena calidad, de poco impacto medioambiental y de justicia para el consumidor tanto como productor. Pero, muchas veces estas marcas son más caras y difíciles de encontrar. Otra opción es reducir la cantidad de ropa al comprar, solo comprando algunas prendas que puedes combinar y usar mucho, reduciendo la cantidad, pero aumentando la cantidad del uso del mismo producto. Y finalmente: el alquiler. Por ahora mientras siga siendo primordialmente vestidos, acudir a esta opción en vez de comprar o mandarte a hacer, y a medida que siga creciendo, estar abierta a la oportunidad de alquilar ropa para el día a día.
Micaela y Paulina concluyeron con tres recomendaciones dedicados a cualquiera que siga los pasos del emprendimiento en Lima. La primera es buscar apoyo, ya sea de un programa, un concurso o una incubadora porque se vuelve un gran soporte a través del desarrollo de la empresa. La segunda es arriesgarse, cuando uno ya comprueba que su idea tiene potencial y tiene algún guía de un modelo de negocio similar es importante arriesgarse y dar ese salto. Y finalmente: la paciencia.
Apoyo, riesgo y paciencia. Nada es fácil, pero todo es posible.