El año 2011 fue clave para Samsung. No solo lanzó el Galaxy S2, un smartphone con el que logró posicionarse como uno de los más importantes fabricantes de equipos con Android. Ese mismo año tuvo la osadía de crear un nuevo segmento dentro de los dispositivos móviles: la ‘phablet’. Un paso intermedio entre los smartphones y las tabletas, con pantallas táctiles de entre 5,1” y 7”. Y la primera ‘phablet’ fue el Galaxy Note.
“¿Quién va a querer un equipo tan grande?”, “¡además, trae un lápiz táctil que ya nadie usa!”. Esas fueron las primeras reacciones tras conocer al primer Note. Su pantalla de 5,3” era gigante en comparación con las del promedio, que se movía alrededor de las 4”. Sin embargo, Samsung la tuvo clara desde el inicio: el Note debía ser un dispositivo de gran rendimiento y con un software robusto orientado hacia la productividad.
La apuesta funcionó. Pese a su precio más alto que el promedio, el Note original y sus siguientes versiones cautivaron a un público que, por lo general, sabía cómo sacarle el jugo a su equipo. Incluso, en el 2016, pese a los graves problemas ocasionados por el Note 7, sus fanáticos esperaron pacientemente a que se corrijan los errores y que se presente el siguiente modelo.
En el 2019, Samsung vuelve a hacer una fuerte apuesta: amplía la familia Note, creando un modelo más pequeño pero con casi las mismas funcionalidades que su hermano mayor. ¿El objetivo? Brindarle esa experiencia exclusiva a un público más amplio.
FRENTE A FRENTE
Hay cambios evidentes entre la versión anterior y los nuevos Galaxy Note 10. El más evidente tiene que ver con los materiales. Los bordes de metal, la parte trasera de vidrio y la tecnología Infinity-O (que incorpora la cámara frontal dentro de un agujero en la pantalla), sumado a los colores disponibles, les dan un mayor aire de elegancia y exclusividad.
Tanto en el Note 10 como en el Note 10 Plus su desempeño es destacable. A este nivel, las diferencias entre 8GB y 12 GB de RAM no se hacen tan notorias. Ambos traen la nueva capa de personalización de Samsung One UI y traen las mismas cámaras que debutaron a inicios de este año en el Galaxy S10 Plus. La diferencia está en el Note 10 Plus, que incluye un sensor de profundidad 3D que está pensado para aprovecharse con software de realidad aumentada y 3D. Eso sí, ambos equipos ofrecen un excelente resultado en la estabilización de videos.
En ambos modelos el S Pen viene renovado. Ya no solo permite tomar fotos o iniciar y detener la grabación de videos a distancia. Ahora permite elegir el modo de toma, cambiar entre cámaras y hacer alejamientos y acercamientos. Además, es una herramienta para dibujos de realidad aumentada. En cuanto a su uso para escribir a mano, el software permite convertir esas anotaciones en texto editable.
La principal diferencia entre el Note 10 y el Note 10 Plus está en la batería. Ambos son equipos en los que la pantalla tiene gran relevancia y, como es lógico, se convierte en el elemento que más energía consume. Mientras que en el Note 10 puede sufrir para alcanzar la jornada completa, la cosa camina más holgada en el Note 10 Plus. Sin embargo, los adaptadores de carga rápida que incluyen ambos equipos pueden servir de alivio.
Samsung vuelve a apostar. Ahora solo espera volver a ganar. //