Oscar García

Su primer encuentro con el Perú fue un baño de realidad que no ha olvidado. Ese año, 1983, Orin Starn llegaba al país como tantos gringos mochileros con todas las ganas de conocer el Cusco y en el camino escuchó las noticias de una presunta insurgencia en Ayacucho. Con la imprudencia que otorga la juventud se fue hasta allá de inmediato, solo para ver, y fue recibido con un fusil en el estómago. Un policía bastante alterado en una garita ayacuchana lo veía extraño en sus fachas y sospechaba que podía ser un terrorista. Así fue como supo que la cosa era seria. Esa misma noche, en la puerta del hostal barato en que se hospedó, Sendero asesinaba a un policía.

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