Es Navidad. Aunque no haya abrazos, es Navidad. La cena no es banquete y solo se completa con lo que alcanzan las monedas. La mesa es más chica porque no se permiten visitas. Y los regalos este año no son regalos, sobre todo si papá no está. Ha sido así el año de la pandemia. Pero el destino, Dios, se encarga de sembrar una alegría: Sporting Cristal, su equipo, sale campeón. Y falta más, todavía. “Estaba esperando esa camiseta”, dice ahora Gino Paoli Vara al teléfono, 39 años, experto en informática, el mayor coleccionista de camisetas del club celeste, el equipo de su abuelo desde Rafael Asca y Ramón Quiroga, la herencia de su padre orgulloso en los años 90 y el incontestable tricampeonato rimense.
Ha pasado apenas un mes desde que Gino Paoli consiguió el modelo que le faltaba a su histórica colección: una camisa con cuello camisero, escudo grande con las siglas SCB y números de cuero cosidos a mano del campeón Cristal de 1956, el año de la fundación. Y solo cinco desde que su padre partió. “Yo siempre digo que estamos conectados con las camisetas. Que hay algo ahí. Esta de 1956, por ejemplo, se la mostraba a mi papá en fotos todos los días”. La Navidad fue un poco menos triste para Gino Paoli Vara por el fútbol, ese cordón umbilical que nunca se rompe. El día en que se la trajeron, la abrió y miró al cielo buscando a su viejo. Se la dedicó.
Fue, como él dice, un momento de felicidad. La colgó cerca al ropero. Le hizo unas fotos para Facebook. Desde allá arriba, su viejo también la vio, con esa vista panorámica increíble que ahora tiene.
MIRA: Chiquitín Quintero y la historia detrás de la foto del 2017 que ya anunciaba su nacionalización
LEE: ¿Quién conserva como un tesoro la camiseta de Los Potrillos de Alianza Lima 1987?
***
El club que nació campeón. Así lo llamaban.
La tarde del 7 de diciembre de 1956 Sporting Cristal gritó campeón por primera vez. Fue una campaña decisiva en la vida futbolística del país: la empresa privada –la Corporación Backus & Johnston de los esposos Ricardo Bentín y Esther Grande– se había sumado un año antes al joven fútbol profesional peruano para refundar el club rimense más querido. Fue el 13 de diciembre de 1955. Fue polémico, pero qué decisión revolucionaria no lo es. Se llamó Sporting Cristal y solo meses después de la fusión con el Sporting Tabaco, esa tarde de diciembre del 56 goleó fácil al Carlos Concha del Callao 4-0. Y aunque tuvo que esperar un resultado más para abrazarse y celebrar, sabía que el primer título se iba a la vitrina de la casa. Y sabía que no iba a ser el último.
Este 2021, Cristal se convirtió en el club más campeón del profesionalismo, que se cuenta desde 1951. Luego de superar a la ‘U’ en las finales gracias a ese gol clave de Jorge Cazulo para el 2-1 en el partido de vuelta, el Sporting se posicionó como el número uno, tras Universitario y sus 19 títulos, y Alianza Lima, que suma 15.
En tiempos de camisetas AEROREADY, tejido calado 100% poliéster reciclado, puños acanalados y colores en Light Blue, unos pocos, muy pocos hinchas del campeón peruano prefieren el olor del ropero. Ese rancio que es, a su vez, el aroma de la gloria. “Cuando me devolvieron la llamada de un contacto con el sí de la persona que tenía la camisa, porque es una camisa, ofrecí todo lo que tenía”, recuerda Gino Paoli Vara. Desde que en 2021 fundó la página de intercambio de camisetas Mercado Camisetero, junto con los también coleccionistas Arturo Santa Cruz y Juan Luis de Tacna, sabía que este momento iba a llegar”.
Es domingo al mediodía. Hace una hora que Gino Paoli y yo hablamos de camisetas como quien explica los tesoros encontrados de Tutankamón: una mezcla de incredulidad, emoción y audacia. La historia del coleccionismo de camisetas en el país tiene pocas referencias en el pasado, básicamente por una cuestión de economía y cultura -la famosa cultura futbolística-, por lo que siempre se vuelve a tótems como Héctor Chumpitaz en la ‘U’, Jaime Duarte en Alianza o Chupo Jorge Arriola a nivel selección. Y Pablo Castro, el mayor coleccionista peruano al que todos los coleccionistas refieren, hoy en Brasil. En los últimos cinco años estalló un boom. Y con él, una serie de historias inauditas que responden a la pregunta de por qué, dos veces campeón de Copa América, el Perú no tiene un museo oficial de fútbol. “Hace unos seis años encontré en Gamarra una cosa increíble. Una señora me llamó para ofrecerme una mercadería y vio mis zapatos de barro. “Joven, límpiese con el trapo, por favor”. Cuando iba a pisar mis zapatillas viejas, me encontré con que era una camiseta antigua de Perú, del año 65. “Señora, ¿a cuánto me vende su trapo?”, le dije. “No le va a quedar joven pero si quiere deme 0.50 céntimos”. Cuando la abrí era un modelo del año 65″:
Ese señor tiene hoy en su casa de San Juan de Miraflores la colección más imponente de la historia futbolística de Sporting Cristal. Y creo en que su club no tienen ni idea.
***
Tiene patillas a lo Elvis, su talla es XL y forma parte de los 6, 7 coleccionistas más importantes del club celeste. Se hizo hincha de Cristal de niño, cuando veía a su hermano usar su camiseta de 1999 comprada en tienda o a su abuelo, Néstor Arango, hablarle de Asca, Rubiños o su ídolo, Ramón Quiroga. “Qué iba a imaginar tener todas las chompas que usó Quiroga en Cristal con los años”. Ese reconoce un caminante, un curioso, un visitanta de ferias de segunda que aquí en el Perú llamamos Cachinas. O minas de oro, según el cristal con que se mire.
—¿Cómo empezó tu etapa de coleccionista? ¿De quién es la culpa?
—Este es un trabajo increíble de conservación de la historia del club. Yo colecciono pero también busco qué ha detrás detrás. No soy futbolista ni ex: no tengo esos contactos. Me dedicó a la informática, mi segunda pasión es la música pero ya el fútbol le ganó.
—¿Cómo empezó?
—Tengo 39 años. Vengo del 91. Mi feeling comienza por esa época. Pasaron diez años y en el 2010 me metí de lleno. Ahí me dije: Voy a tener todas las camisetas de Cristal desde 1991. Pero la tecnología creció y me aparecieron otras cosas, más camisetas: entonces no había Mercado libre, OLX. Yo soy un caminante pero en 2010 empecé a trabajar en una empresa que me daba sostén. Iba a mercados negros, cachinas, remates. Ahí le di con todo. En casa, además, mi viejo, mi hermano y mi abuelo eran celestes. Lo tenía ahí
—¿Es más difícil ser coleccionista de Cristal que de otros equipos?
—Recontra. Seamos claros: Cristal es el tercer equipo más grande del fútbol peruano: no vas a encontrar tantas camisetas de los 50 por lógica. ¡Ni de la ‘U’ hay! Además, en esa época les daban una sola camiseta por jugador al año. Es un trabajo más difícil. Yo miro mi colección y digo: “Asu, a cuánto he llegado”.
—¿Cuántas camisetas tiene tu colección?
—Llegué a tener unas 350, todas originales, de uso en campo. Pero también este oficio es el de intercambio: yo soy una persona que sirve de intermediario para otras. Entonces dije: voy a conservar desde 1956 todas las camisetas oficiales, alternas, prototipos, y de arquero, de ser posible. Fui intercambiando las que tenía repetidas para completar mi colección. Llegué a tener unas 8 camisetas de la final de la Copa Libertadores 1997: la más buscada de los hinchas. Las cambié. Hoy tengo 150 en mi colección.
—¿Es esa la camiseta más buscada por los hinchas celestes?
—Sí, tiene un valor sentimental muy poderoso. En la ‘U’, por ejemplo, la Calvo es su santo grial. Ellos lo saben: hoy se vende en 1500 soles mínimo. En Alianza cualquiera quiere tener una de 1987, de Los Potrillos. Es imposible: se perdieron en el mar. No sabría tasarla.
—¿Cómo llegaste a la camiseta blanca del 97, la del partido con Cruzeiro?
—En el trabajo conocí a la cuñada de Manuel Marengo. Ella vio que coleccionaba camisetas y que las subía a mis redes. Un día hablamos y le dije: ¿Tú crees que me la pueda vender? Marengo estuvo en esa final. “La tiene, voy a preguntarle: nunca la ha lavado. Tiene la blanca, la azul y la celeste”. 1200 soles, me dijo. Listo, la compré. Una vez fue a visitarlo, de lejos, nomás porque yo creo que se quería arrepentir (risas). También me dio la medalla, el short y las medias. Esa fue la primera que tuve.
—¿Cuántas te faltan para completar toda la colección desde 1956?
—Me faltaban 5 o 6 de toda la historia hasta que me encontré con una de Didi y Gallardo: la camiseta del Jet era a rayas, como la de Alianza. Me he puesto a buscar información sobre dónde conseguirla. Junto a Henry, del Glorioso Sporting Cristal, estamos en el trabajo de mapear todas las camisetas del 56 en adelante. Así es más fácil encontrar una. Sabemos cuáles son de entrenamiento, oficiales, o de un partido de exhibición. Nadie sabía, por ejemplo, lo de esa gira del 88 de la que hablamos: una camiseta marca Rápido que usó Cristal. Fue por medio de un hincha de Alianza que me preguntó si la tenía. Él vio el partido en Argentina porque también jugó Gimnasia y Esgrima ese torneo y se percato de esa rareza. Hay una celeste del 66, con una franja celeste, por ejemplo. Como Perú. Increíble: le sacaron memes a una versión que salió hace poco, pero es porque no saben la historia.
—¿Cuáles son las camisetas que tiene mayor valor para ti? Tu top 3.
—Qué difícil. A ver. Una del 2000, de la Copa Libertadores, de Martín Hidalgo. La conseguí por medio de un amigo del colegio. “Te la regalo”, me dijo. Era el único celeste del salón y me la dio en una reunión que tuvimos. No fue la primera que tuve: la primera fue de mi hermano, una de 199, que me la ponía cuando él se iba a trabajar (risas). Sobre las rarezas, para mí, son estas tres: una de Jair Clavijo, el futbolista que murió en provincia; una del 2006, un prototipo del año en que quisieron cambiarle el logo al club, que al conseguí en Las Malvinas. Y la de 1956, la joya de la corona.
—¿Cómo la conseguiste?
—Me tracé la meta hace dos años. Es un trabajo de inteligencia pero también es suerte. A mí me gusta caminar: me levanto un domingo y voy a una feria con la mentalidad de encontrar algo valioso. Es una sensación única. La felicidad son solo momentos. Y para mí encontrar una camiseta lo es. Bueno, la historia es así: tenía un contacto que siempre me ofrecía camisetas. “Un señor tiene una camiseta pero no la quiere soltar. Te va a costar un dineral”. Estaba resignado. Antes de la pandemia, ya me habían contactado otras dos personas sobre la misma camisa: uno de Brasil y oro de Puno. Uno tenía el escudo y el otro la camiseta. Nunca me enviaron las fotos. No sé si estamos conectados, pero yo decía este año tiene que ser. Los meses de la pandemia no se pudo hacer nada. A mediados de agosto vuelvo a tener contacto: “El señor lo está pensando”. Y para Navidad quedamos: iba a tener dinero. Fue la historia de una espera.
—¿Qué hubiera pasado si no la comprabas?
—Quizá hoy estaría desaparecida. Gracias a Dios la pude tener de este señor de 90 años casi que necesitaba el dinero y había sido coleccionista hasta los años 80. Mi viejo falleció en setiembre, me entró la depresión. Él sabía que esa era la camiseta que yo buscaba. Le enseñaba fotos: no quiero tirarme flores, ya, pero estoy bendecido.
ESTE FUE EL PRIMER CAMPEÓN CELESTE:
Y ASÍ SE VE LA CAMISETA HOY:
VIDEO RECOMENDADO
El hincha que conserva la camiseta de la ‘U’ de la Libertadores 1972
TAGS
Contenido Sugerido
Contenido GEC