Mayella Lloclla (35) tenía 12 años cuando tomó entre sus manos por primera vez Un mundo para Julius. En esos tiempos, ni por asomo habría imaginado que algún día daría vida a la enigmática Vilma. Mucho menos, que conocería en persona al mismísimo Alfredo Bryce Echenique, el autor de la icónica novela que inspira el filme. Por ese entonces, más bien, era solo una niña extrovertida que soñaba con vivir del arte, que aprendía a amar a su país tan fuerte como sus padres le enseñaban, que llegaba a las fiestas de sus amigos con polleras y casacas bordadas delicadamente por su mamá, Iralda Núñez.
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La hoy renombrada actriz hace un tiempo en su apretada agenda para conversar en exclusiva con Somos, repasando detalles de sus inicios en las tablas, el estelar que le abrió las puertas de la televisión y la profunda conexión que siente con nuestro país.
—En la conferencia de prensa y en el preestreno de Un mundo para Julius sorprendiste con dos looks que reivindican el arte tradicional peruano. La reacción en redes fue un boom. ¿Cómo te sentiste?
Estaba emocionada, como una niña. Siempre había seguido la carrera de [la diseñadora] Ani Álvarez Calderón, pero se me hacía muy lejano escribirle porque era reconocida mundialmente. Tenía miedo de que me chotee [risas]. Con los eventos que venían para Un mundo para Julius, me di cuenta de que era mi oportunidad de correr el riesgo. Cuando me dijo que sí me vestiría, fue increíble. Su visión me gusta muchísimo y creo que creamos una dupla especial. El primer look contó con textiles tradicionales shipibo y el segundo fue una reinterpretación de la geometría de los telares Nasca. Así, a través de la moda o la actuación, siento que estoy poniendo mi granito de arena para que más personas conozcan y valoren lo nuestro.
—Esa intención se nota desde la ropa que te pones, pero también desde los personajes que eliges. ¿Siempre ha sido así?
Es algo que mis padres me transmitieron. Ellos siempre estuvieron maravillados con sus orígenes. Son de Ayabaca, en la sierra de Piura, y desde niña me hablaron de sus costumbres con un amor inexplicable. Mi admiración por el arte peruano era tan grande que recuerdo que le pedía a mi mamá que me hiciera polleritas, que bordara mis casacas. Así iba a todos lados. Tenemos tantas cosas hermosas en el Perú que se me infla el pecho de solo pensarlo. Ya sea si lo comunico en mis redes sociales, por medio de la actuación o hasta en la moda que luzco, mucha gente se siente identificada y me lo dice.
—¿Cómo eliges a los personajes que interpretas y cuánto tiene que ver el trasfondo social de la trama?
Ese punto para mí es muy importante. Cada vez que me llegan propuestas para un largometraje o telenovela, profundizo en el por qué estoy eligiendo ese personaje. Creo que tengo el poder, a través de mi trabajo, de denunciar algunas taras sociales que aún ocurren en nuestro país, como la discriminación, el racismo, la desigualdad.
—Que de hecho es una realidad que vive ‘Vilma’, tu personaje en Un mundo para Julius.
- Sí, ese personaje pone sobre la mesa problemáticas fuertes que siguen vigentes en nuestra sociedad. Ha sido una gran responsabilidad darle vida a ‘Vilma’; antes de que la película llegara a salas de cine, tenía un nudo en la garganta porque no sabía cómo la gente lo iba a tomar, si yo era la ‘Vilma’ que ellos imaginaban.
—¿Y ahora cómo sientes esa percepción?
- Tenía claro que llegar a la imaginación de cada persona era difícil, pero creo que conseguí el objetivo que me tracé, porque he recibido mensajes repletos de amor que me demuestran que el personaje conectó verdaderamente.
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Primeros pasos
Mayella Lloclla pensó dedicarse al canto antes que a la actuación. De hecho, antes de pensar en cámaras y luces de estudio, se preparó para postular al Conservatorio Nacional de Música para estudiar ópera. En la actualidad, ese gusto por la música no se ha perdido, y en sus tiempos libres disfruta de las composiciones de fusión peruana de Miki González.
Pero ella es un cajón de sorpresas. Durante los largos meses de la pandemia se animó a pintar al óleo, una técnica que siempre llamó su atención. Sobre la tela pinta sus viajes por el Perú. “Los paisajes que he conocido y me han dejado maravillada”.
Entre la música, las artes plásticas y la actuación, pocos saben que Lloclla conoce de cerca el mundo de los caballos de carrera. Su padre, Aníbal Lloclla, era un reconocido jinete del Hipódromo de Monterrico (falleció en marzo de este año). En octubre del 2018, Mayella se puso en sus zapatos y montó por primera vez la yegua ‘Stephanie Too’, según contó en el programa de Gonzalo Torres, “Lista de deseos”. Algo aún más curioso confesó aquella vez: su papá les puso Pamela, Brunella y Mayella a ella y a sus hermanas... por sus adoradas yeguas.
Aunque en un principio no soñó precisamente con convertirse en actriz, el destino siempre llevó a Mayella por ese lado. Su hermana Pamela (pedagoga y directora de teatro) fue quien pulió sus inicios en las tablas. La llevó al teatro y la acercó a los primeros guiones cuando buscaba una dupla para repasar sus textos.
—¿Qué figura representa tu hermana Pamela para ti?
Es mi más grande influencia. Mi debut fue en la primera obra que dirigió (Ardèle, del francés Jean Anouilh). Ella vio cualidades en mí antes que ningún otro. Yo no pensaba que la actuación podría llegar a ser mi mundo, pero ella siempre confió en mí.
—Ella te animó a participar en el casting de la miniserie de Dina Páucar, papel estelar que impulsó tu carrera actoral.
Sí. Ella postuló primero para ese papel, pero quedó como la hermana de la protagonista. Yo tenía 16 años, recién salía del colegio y nunca había hecho un casting ni actuado frente a cámaras. Pero fui y me paré con todo lo que sabía hasta el momento. Cuando me dijeron que había quedado, no podía creerlo.
—¿Ese fue el quiebre que te llevó a apostar por la carrera de actriz?
Es que la serie fue un boom rotundo y de pronto me estaban llamando para hacer castings para novelas y series. Sin querer, la vida me estaba llevando por un camino que siempre había querido, aunque a veces me negaba porque lo sentía lejano. Y aquí estoy. //
MAYELLA LLOCLLA EN PORTADA DE SOMOS
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