Imagine tener 19 años y meter 31 goles el año de su debut en primera división, con una tribuna que cae rendida ante usted cada fin de semana. Ahora imagine ser el protagonista indiscutido de una campaña que sacó campeón al club del cual es hincha después de 18 años, permitiéndole a un pueblo golpeado por la tragedia despojarse de la pesada mochila de no alcanzar la gloria en todo ese tiempo. Luego imagine hacer el gol que le dio el título a su equipo en su centenario, y repetir el plato dos temporadas más tarde, siendo el referente de un plantel que se coronó bicampeón.
Hablar de Waldir Sáenz (Lima, 1973) es hablar de una época que ya se siente lejana. Imaginar lo que hizo en Alianza Lima permite dimensionar su relevancia en el equipo de La Victoria, aunque haya quienes no lo quieran reconocer. Poseedor de un gran olfato goleador, y zurdo hasta para levantarse de la cama, se convirtió en el máximo artillero de la historia del club blanquiazul sin ser un centrodelantero de choque (mide 1,74), anotando 178 goles en 349 partidos y demostrando que en el fútbol a veces más vale maña que fuerza.
“Yo voy a ser hincha de Alianza Lima hasta el último día de mi vida. Por todo lo que me dio, mi sentimiento con la institución siempre será de agradecimiento”, cuenta Waldir Sáenz al teléfono. El próximo 27 de diciembre se cumplirán cinco años de su partido de despedida en Matute, cuya organización le causó ciertas discrepancias con la dirigencia íntima, pero que finalmente no impidieron la fiesta que se merecía, con las tribunas llenas e invitados de lujo en la cancha: César Cueto, Teófilo Cubillas, Claudio Pizarro, Juan José Jayo, Paolo Guerrero y Jefferson Farfán. Los que estuvieron esa tarde en el Alejandro Villanueva dicen que se repartió harto chocolate.
“Yo era hincha de Waldir”, ha comentado hace poco Jefferson en una divertida transmisión por Instagram. “Todo el mundo admiraba a Waldir, hasta sus celebraciones queríamos imitar”, ha dicho Paolo. Las frases, viniendo de probablemente los dos mejores delanteros peruanos en las últimas tres décadas, dicen mucho de la influencia de Waldir Sáenz en una generación de futbolistas que nos llevó a un Mundial después de 36 años. Y eso no es poca cosa.
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Días antes de su cumpleaños, Waldir Sáenz dice que tiene poco o nada que celebrar. Lo dice por la complicada situación que estamos atravesando. Este 15 de mayo, cuenta, la pasará confinado con su esposa y sus dos hijas, almorzará con ellas y luego departirán juntos alrededor de la mesa. Estos días de cuarentena -prosigue Waldir- le han servido para conectarse con el fútbol a través de la lectura. Acaba de terminar “El método Guardiola”, de Miquel Àngel Violan, y actualmente lee “Carlos Bianchi: El último Virrey”, de Miguel Ángel Rubio.
-¿Te sientes cómodo disfrutando el fútbol como espectador? -le pregunto.
- Es lo que toca ahora -dice Waldir con un tono solemne-. Soy el hincha que era antes de ser futbolista. Me gusta ir al estadio a ver a Alianza y disfrutar de los partidos como todo hincha. Pero también disfruto cuando a los chicos que recién comienzan les va bien y el fútbol les cambia la vida de manera positiva.
- ¿Te gusta la idea de ser comentarista deportivo?
- Tuve la oportunidad de hacerlo en canal 3 y la experiencia me gustó. Si se vuelve a dar la posibilidad, por mi está bien.
- ¿Y la dirección técnica?
- En junio empiezo a estudiar el curso online de director técnico. En un futuro, no sé cuándo, me gustaría dirigir a Alianza Lima.
- ¿Es un sueño?
- Sí, pero primero hay que quemar etapas. Hay que comenzar desde cero e ir aprendiendo en el camino y estar en constante actualización.
-¿Cuáles fueron los técnicos que más te marcaron?
- Cuando era chico, el ‘Cholo’ Castillo. Fue él quien me llevó a Alianza Lima. Luego tuve una buena relación Miguel Ángel Arrué. Y después aprendí mucho de Jorge Luis Pinto y Paulo Autuori.
-¿Cómo recuerdas tu relación con Pinto? Hace poco se refirió a ti.
- Le costó tiempo creer en el grupo. Iba a las casas de los jugadores a mitad de semana... no iba a todas las casas, pero venía a la mía y a la de otros chicos. Nunca tuvo problemas. Cuando iba a las casas, los encontraba a todos.
-¿Eso te incomodaba?
- Bueno -se toma un respiro- era su estrategia para lograr sus objetivos. Tanto dentro y fuera de las canchas. Y le funcionaba. Con Costa Rica llegó a cuartos de final en un Mundial. Ha demostrado ser un buen técnico, no tengo nada que reprocharle.
- Hace unos días falleció ‘Perico’ León. ¿Cómo te tomó la noticia?
- Muy triste porque tuve la suerte de conocerlo. Fue un honor para mí. Es el mejor nueve de la historia del fútbol peruano. Creo que debió tener un reconocimiento, pero lamentablemente las circunstancias no lo permitieron y por eso es una pena que se haya ido como se fue. Sin que la gente lo despida, sin que le agradezcan por todo lo que hizo.
-¿Sientes que hay una desconexión entre Alianza Lima y sus ídolos?
- Sí, yo creo que Alianza Lima tiene olvidados a sus ídolos. A sus referentes. Que la gente que ha entrado al club con el fondo blanquiazul tome conciencia de eso. Mira lo que ha pasado con Perico. No esperemos que no estén en esta tierra nuestros héroes para homenajearlos. Los homenajes se hacen en vida. Hay que reconocer a la gente que hizo grande al club.
- ¿Cómo conociste a ‘Perico’?
- Fue cuando viajé para unos amistosos en Miami, Nueva York y Nueva Jersey. Justo en esa ciudad fui a un restaurante donde me dijeron que iba a estar ‘Perico’. Mi hermano vive allá y juntos fuimos a darle el alcance a Pedro Pablo. Nos tomamos una foto los tres. Justo la subí a mi Instagram.
-¿Andas muy pegado a las redes en estos días?
-No, no tanto la verdad. Solo pongo cosas importantes en mi face, o comparto algunos recuerdos como la foto con Pedro Pablo. Me parece importante que la juventud sepa quién fue.
-¿Qué es lo que más te importa ahora?
-¿Ahora? - se pregunta Waldir así mismo, en voz alta, como haciendo notar lo importante de su respuesta-. Mis hijas, mi madre y mi esposa. Me importa que estén bien, aguardando que la gente tome conciencia del momento en el que estamos. //