Es consenso llamar a Enrique Delgado el padre de la cumbia peruana, por su invaluable aporte al género al fundar los Destellos, una agrupación del Rímac que marcó un antes y un después en el desarrollo del género. Con su guitarra, Delgado creó una aleación musical novedosa en la segunda mitad de los sesenta, que tenía de cumbia, rock, guajira. Había nacido un estilo que hizo escuela.
Pero en los inicios de la cumbia peruana hay otros nombres sobre los que ha caído un incomprensible manto de olvido. Uno de ellos es el del guitarrista trujillano Berardo Hernández, que provenía del distrito de Laredo. Fichado primero por Dinsa y luego por Infopesa, el sello discográfico más importante de cumbia de los setenta, el músico se vio obligado a escoger un nombre artístico para iniciar su carrera discográfica, pues Berardo Hernández no era muy comercial. “¿Cómo te llaman, tenías algún apodo?”, le preguntó una vez el dueño del sello, Alberto Maraví, y ese mismo día quedó bautizado como Manzanita y su Conjunto.
Desde el año 1969, Manzanita empezó a grabar sus primeras canciones. Cuentan que su personalidad era tímida y no le gustaba la autopromoción, lo que habría ocasionado que su legado se pierda un poco en el tiempo. “Me parece que la música de Manzanita debe ser revalorada porque era un prodigio de la guitarra eléctrica y un buen compositor”, dice Juan Ricardo Maraví, actual responsable del sello Infopesa, que acaba de lanzar esta semana “Manzanita y Su Conjunto”, un CD con 22 hits remasterizados de este pionero de la cumbia peruana. Ahí está Vírgenes del Sol, La Pampa y la Puna, de las primeras fusiones de cumbia con sonidos andinos.
El disco, junto con otro lanzamiento de los boleristas Hermanos Castro, se encuentra disponible ya en discotiendas, plataformas de streaming y es parte de una fiebre de reediciones de cumbia clásica de los años setenta y ochenta que se vive actualmente.
Somos ha preparado un informe sobre este tema que saldrá mañana sábado 26 de agosto, con El Comercio.