Las balas silban, las explosiones se escuchan a lo lejos. En Kabul, estos ruidos podrían suscitar el pánico si no salieran directamente del teléfono móvil de un joven, concentrado en una partida del videojuego PUBG.
En un Afganistán devastado por más de cuatro décadas de guerra, la juventud está fascinada por este videojuego de combate, muy popular en todo el mundo, pero violento, y que los talibanes pretenden prohibir para evitar que corrompa a sus jóvenes.
Con la plataforma de videos TikTok --que también está mal vista por los talibanes-- constituye para los jóvenes afganos uno de los escasos espacios de libertad, y una de las últimas pasarelas hacia el mundo exterior.
“Vivimos en este país pero no estamos vivos. No sabemos lo que va a pasarnos en el próximo segundo. Es nuestro único medio para pasar el tiempo” constata Abdul Musawir Raufi, levantando la vista de su teléfono
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Desde que volvieron al poder en agosto los talibanes no se han mostrado tan estrictos como en su precedente régimen, entre 1996 y 2001, cuando prohibieron la televisión, el cine, la fotografía, y casi todas las formas de diversión, consideradas inmorales.
En la capital, algunos salones de juegos y boleras siguen abiertos, y todavía se pueden practicar algunos deportes. Pero los fundamentalistas han prohibido la música y las series extranjeras, o que incluyan a mujeres, y muchos residentes de Kabul prefieren no arriesgarse a salir simplemente para divertirse.
“Las diversiones que teníamos antes, las risas con los amigos (...), todo eso se acabó” agrega Abdul, estudiante de 23 años. La mayoría de sus amigos, con los que solía jugar al fútbol, han escapado del país en los caóticos últimos días de agosto.
ÚNICA DIVERSIÓN
PUBG es un juego en el que los personajes virtuales, equipados con armas de fuego, se pelean sin piedad por convertirse en el último superviviente. Publicado por el gigante chino digital, Tencent, se ha convertido en un fenómeno mundial y su versión móvil ha sido descargada más de 1.000 millones de veces.
Para Abdul, que se enganchó hace cuatro años a este juego gracias a un compañero, PUBG es la manera de conservar el contacto con sus amigos y conocer virtualmente a jugadores de otras nacionalidades.
“Una de las ventajas de PUBG, es que nos permite conocer la cultura de otros países, su idioma, y los vínculos creados son fuertes” subraya el joven afgano.
Algunos son curiosos, y quieren saber más sobre Afganistán, otros tienen una mala imagen del país. “Los que nos aprecian, nos hablan con mucha amabilidad. Pero a los que no les gustan los afganos acaban saliendo bruscamente del juego” relata.
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Con la crisis económica que acompañó la llegada de los talibanes al poder, Abdul Mujeeb, de 20 años, también estudiante, se ha refugiado cada vez más en PUBG.
“Ahora juego más (...), pues he parado mis estudios y no tengo empleo. Entonces ocupo mi tiempo con actividades de diversión” dice, “no hay seguridad en la ciudad, nuestras familias no nos dejan salir para ir a lugares recreativos (...) La única diversión la tenemos en casa, y es TikTok y PUBG”.
PROHIBIDAS PERO ACCESIBLES
El Gobierno ordenó en abril la prohibición de estas dos aplicaciones, acusadas de conducir “a la pérdida” a la joven generación. Sin embargo se puede acceder a ellas, sin necesidad de una red virtual privada (VPN).
Pero el tema es actualmente debatido con las compañías de telecomunicaciones afganas, y “estas dos aplicaciones serán íntegramente prohibidas” reitero el portavoz adjunto del gobierno afgano, Inamullah Samangani.
Según cifras del sitio especializado DataReportal, 9,2 millones de afganos tienen en 2022 acceso a internet, sobre una población de 40,2 millones de habitantes, y 4,15 millones (82% de hombres) utilizan las redes sociales.
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