Windows 10 será probablemente el sistema operativo más importante hasta el momento para el futuro de Microsoft.
Consciente de ello, la multinacional fundada por Bill Gates anunció su presentación de este miércoles a bombo y platillo.
Con el evento el gigante de software espera acallar a los críticos de la última versión, Windows 8 y su actualización 8.1, y demostrar que aún tiene la capacidad para sacar al mercado un excelente sistema operativo. Sin embargo, son varios los desafíos a enfrentar para que Microsoft recupere su posición frente a la competencia.
1. Terminar con la fragmentación
Según Netmarketshare, una empresa especializada en estadísticas sobre cuotas de mercado para tecnologías de internet, el 56% de los aparatos que utilizan la plataforma de Microsoft aún ocupan Windows 7, el 18% mantiene el Windows XP, una versión que ya no tiene soporte, y sólo un 15% usa las versiones más recientes, Windows 8 y 8.1.
Esta fragmentación complica la vida a los desarrolladores. Dichos sistemas a menudo operan en ordenadores obsoletos y lentos, cuyo mantenimiento es caro y difícil por falta de componentes adecuados.
Pero también es una dificultad añadida para la propia compañía, ya que debe garantizar la compatibilidad de las versiones más nuevas con estos sistemas y aplicaciones anticuados, conocidos como legacy o heredados.
2. Ser realmente "convergente"
"Vamos a mejorar la siguiente versión de Windows uniendo los tres sistemas operativos en un solo sistema para todos los tamaños de pantalla".
Así se lo anunció el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, a los inversores de la compañía durante el informe de resultados trimestrales que entregó el 22 de julio del año pasado.
Nadella se refería al Windows 10 cuando aseguró que esta vez sí, la versión se podrá utilizar tanto en computadoras de escritorio como en celulares de gama baja.
Cada equipo tiene pantallas diferentes, métodos de entrada únicos y múltiples especificaciones.
Por lo tanto, hacer que el sistema sea coherente y que la experiencia del usuario sea la misma al utilizar cualquier dispositivo será un gran reto, dicen los expertos.
3. Acertar con la interfaz
En el aspecto de la coherencia tendrá mucho que ver un componente que Microsoft ha llamado Continuum.
Esta nueva función debería solucionar la dualidad que Windows 8 tenía con respecto a la interfaz.
Con la anterior versión se podía utilizar el escritorio tradicional o Metro, y la confusión ocurría cuando unos programas concretos abrían sólo con una de las dos interfaces, justo la que el usuario no estaba utilizando.
Según Microsoft, el nuevo componente identificará el dispositivo que el usuario está utilizando, ya sea una computadora de escritorio o una tableta, y adaptará la interfaz a éste.
Así que del funcionamiento de Continuum dependerá que la compañía de software pueda hacer realidad su plan de que cientos de dispositivos diferentes tengan el mismo sistema operativo.
4. Superar Internet Explorer
Hubo un tiempo que el de Microsoft, Internet Explorer, fue el navegador por excelencia.
Para ello batió a Netscape, su principal rival.
Sin embargo, la aparición de Firefox primero y Chrome después hizo que muchos usuarios dejaran de lado el Explorer, a pesar de que Microsoft lo actualizó.
Ahora Microsoft ha decidido cambiar de nombre. El nuevo navegador que pretende recuperar el lugar que una vez tuvo Internet Explorer se llamará Spartan y, según han anunciado, incorporará las funciones que tiene la competencia. Aunque no está claro si Explorer se mantendrá como navegador alternativo por lo de la compatibilidad con los sistemas heredados.
Spartan será además la plataforma predilecta para seguir distribuyendo Cortana, el asistente de voz de Microsoft.
Con estos desafíos por delante, y otros como la gratuidad de la competencia o la posible actualización de Windows para las consolas, presentarán Windows 10 este miércoles el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, el vicepresidente de sistemas operativos, Terry Myerson, y la cabeza de la división Xbox, Phil Spencer.
Pero si Microsoft supera los retos o no se sabrá cuando el nuevo sistema operativo comience a comercializarse.