Un artículo de revisión, publicado el 7 de abril de 2022 en la revista “Nature, describe los esfuerzos de la ciencia en desarrollar una vacuna contra el cáncer. Hoy haremos un resumen.
Si bien ya existen vacunas que pueden prevenir el cáncer de manera indirecta –contra el virus de la hepatitis B (HBV) y del papiloma humano (VPH)–, la ciencia no ha desarrollado aún vacunas que puedan evitar el desarrollo de la enfermedad.
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En ese sentido, las investigaciones apuntan a desarrollar dos tipos de vacunas contra el cáncer. Las primeras, y que ya están en uso, son las terapéuticas y caen en el campo de la inmunoterapia. Esos son medicamentos que se administran a pacientes que ya tienen cáncer y que ayudan al sistema de defensa del propio enfermo a destruir el tumor.
Las segundas, y que pueden considerarse verdaderas vacunas, actúan distinto. Estas deben administrarse a quienes no tienen cáncer, para evitar que el tumor se desarrolle. Esta revisión es del segundo grupo.
Antígenos y anticuerpos
De manera simplificada, el sistema inmune o de defensa sabe reconocer al enemigo invasor y responder de manera adecuada para destruirlo.
En ese sentido, los invasores (virus, bacterias u hongos) tienen en su estructura unas moléculas llamadas antígenos, proteínas que actúan como el invasor, y que son los elementos identificadores. Al ser reconocidos por el sistema de defensa, desencadenan una cadena de eventos que llevan a la formación de enormes moléculas destructoras [anticuerpos], que tienen una característica fundamental: son específicos solo contra el antígeno invasor.
Es muy interesante –y muy importante en el contexto de este tema– saber que las células cancerosas tienen antígenos en su superficie, por lo que, teóricamente, es posible identificarlos y estimular al organismo para que produzca anticuerpos contra ellos.
Esos anticuerpos, dirigidos de manera específica contra los antígenos de las células cancerosas, podrían destruir las primeras células cancerosas que se formen en el organismo de una persona. Recordemos que el cáncer se forma de a pocos, partiendo de unas pocas células normales que se vuelven malignas.
Así que, al igual que cuando se vacuna a un niño contra el sarampión y los anticuerpos producidos en respuesta a los antígenos en la vacuna impedirán el desarrollo de la enfermedad, una vacuna contra el cáncer tendría el mismo efecto, pero impidiendo el desarrollo del tumor en el futuro.
“Siguiendo el modelo para las vacunas contra el COVID-19 [...] trabajan en vacunas de ARNm que inyectan el código genético de antígenos antitumorales”.
Pasos incipientes
Las vacunas contra el cáncer son aún muy experimentales y aún no están disponibles.
En general, las investigaciones para el desarrollo de vacunas contra el cáncer se están haciendo en dos tipos de personas: en quienes ya tuvieron cáncer y se quiere evitar la recurrencia del tumor; y en quienes aún no lo tienen, pero que debido a la carga genética hereditaria tienen alto riesgo de desarrollarlo.
Un ejemplo de este último grupo es un tipo de cáncer de colon o intestino grueso [síndrome de Lynch], en el que si una persona ha heredado los genes de sus padres tiene 70% de probabilidad de desarrollarlo a edad temprana. Otros ejemplos incluyen la alta predisposición a desarrollar cáncer de mama u ovarios en mujeres con cambios genéticos hereditarios del grupo BRCA. Gente con mutaciones del gen KRAS tiene alta predisposición para desarrollar cáncer de páncreas.
También con ARNm
Siguiendo el modelo usado para desarrollar las vacunas de ARNm contra el COVID-19, en que se inyecta el código genético de la espiga del nuevo coronavirus para que el propio sistema de defensa del vacunado estimule la producción de anticuerpos, investigadores de Estados Unidos trabajan en vacunas de ARNm que inyectan el código genético de antígenos tumorales.
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Al ser vacunado, el sistema de defensa del organismo produce grandes cantidades de antígenos tumorales, que estimulan la producción de células de memoria y anticuerpos que reconocen y neutralizan las células cancerosas que se puedan formar.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Pensilvania desarrollaron una vacuna ARNm de un antígeno tumoral llamado hTERT. En un artículo del “Journal for ImmunoTherapy of Cancer”, de julio del 2021, indicaron que había indicios de que la vacuna estaba evitando el cáncer. Entre las 34 personas que habían tenido cáncer de páncreas, el 41% seguía libre de cáncer 18 meses tras la vacuna, seis meses más sin cáncer que el tiempo que se obtiene con los tratamientos actuales.
Corolario
Las vacunas contra el cáncer aún están en etapas experimentales, pero su impacto en el futuro del control de la enfermedad es muy grande. Algunos investigadores, como Bert Vogelstein de Johns Hopkins, trabajan en una que pueda proteger contra múltiples tipos de cáncer.
Mientras eso sucede, es nuestro deber recordar que, si debido a la pandemia usted postergó sus exámenes de detección precoz, los ponga al día inmediatamente. Un cáncer detectado a tiempo tiene mucha mayor probabilidad de ser curado.