NUEVA YORK/MADRID. Un reciente estudio podría ser la base para desarrollar un método efectivo para disminuir los daños cerebrales que produce la ingesta no controlada de bebidas alcohólicas.
La investigación apunta a las propiedades beneficiosas de una molécula sobre los efectos que el consumo intensivo de alcohol tiene en el cerebro humano.
La base de esta investigación parte del descubrimiento, hace diez años, de la molécula oleoiletanolamida (OEA), un compuesto hallado en el chocolate negro que ayuda al organismo a tener la sensación de saciedad. Posteriores estudios encontraron que el intestino segrega esta molécula y, a partir de ahí, se abrió la puerta a la lucha contra distintas adicciones, entre ellas el alcoholismo.
"La inflamación causada por el consumo intensivo de alcohol perjudica al cerebro y provoca que la toxicidad cerebral sea más grave", explica en entrevista con la doctora Laura Orío, de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
"Estudios previos, liderados también por investigadores españoles, indicaban que la molécula se libera, producida por el intestino, cuando se consume alcohol. Se pensó, por tanto, que la OEA podría ser una señal del organismo para frenar el daño".
Orío todavía no se cree la repercusión que su descubrimiento está teniendo. Su trabajo le ha valido el Premio Joven Investigador otorgado por prestigiosa Sociedad Internacional de Investigación sobre Drogas y, gracias a él, ya tiene en su mano el billete de avión para Sidney, donde este agosto presentará su investigación ante la audiencia del V Congreso de dicha sociedad.
A pesar de las posibles aplicaciones del descubrimiento para paliar la resaca, Orío insiste en que su estudio se centra en los daños perjudiciales del consumo masivo de alcohol por inflamación en el cerebro y, por lo tanto, en la corteza frontal.
Molécula protectora
Efectivamente, observó que al administrar la OEA junto con cantidades elevadas de alcohol, la molécula reducía la activación inmune/inflamatoria y los marcadores de daño neuronal en la corteza frontal de las ratas.
En el proceso de investigación, el equipo comprobó otros efectos beneficiosos de la molécula, como una mejora en el estado anímico tras el consumo alcohólico.
"No hemos realizado una investigación para paliar los efectos de la resaca, pero eso no significa que los resultados obtenidos no puedan tener también esa aplicación", aclaró Orío. A partir de aquí, el siguiente paso será comprobar el mismo efecto reparador en humanos. Un proyecto que está dando sus primeros pasos y que está pendiente, entre otras cosas, de financiación.
Pese a todo, la investigadora es prudente. "Mi exposición en el Congreso de Sidney todavía no ha tenido lugar y seguimos pendientes de la publicación de la investigación en la revista 'Addiction Biology'", apunta. Pues en ciencia, "hasta que algo no está publicado, no está aceptado".
Fuente: DPA