Se llama Juno y es una sonda que acaba de llegar a la órbita de Júpiter en una misión que puede cambiar la forma en la que entendemos el origen del sistema solar. Lamentablemente, su vida no será muy larga.
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Juno ha sobrevivido a la radiación recibida cinco años, pero morirá dentro de un año y medio, más o menos, una vez que haya hecho una serie de sobrevuelos alrededor de Júpiter captando imágenes bastante cercanas de este.
En 2018 Juno se estrellará con la superficie de Júpiter poniendo fin a una misión que se inició en el 2011 con su lanzamiento desde Cabo Cañaveral, en Florida, y que ha costado unos 1.130 millones de dólares.
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Juno, una nave no tripulada, del tamaño de una cancha de baloncesto, ya hizo historia en enero al convertirse en la sonda impulsada por energía solar en llegar más lejos en el espacio, al llegar a Júpiter, a una distancia alrededor de 793 millones de kilómetros del Sol.
Lo logrado por Juno es el resultado del proyecto más ambicioso en Júpiter desde que la nave Galileo de la NASA entró en su órbita en 1995 y permaneció allí ocho años, lo que permitió descubrir que el brillante planeta tenía vientos fuertes y que sus anillos se formaron a partir de partículas de polvo llegadas de las lunas circundantes.
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