Hoy más que nunca, el manejo de los residuos sólidos garantiza una reducción en las amenazas a la salud comunitaria. Sin embargo, factores como la paralización de diversos servicios y las medidas de aislamiento, así como una inadecuada gestión de desechos –que viene desde antes de la pandemia– han conducido a un incremento en la cantidad de basura generada y acumulada en el país. El Comercio conversó con Diego Suárez Ramos, máster en ciencias e investigador de la Universidad Nacional Agraria La Molina (Unalm), sobre esta problemática y sus posibles efectos.
— ¿Cómo afecta la pandemia la gestión de residuos sólidos en el Perú?
Hemos observado una redistribución de la generación de residuos. Debido al estado de emergencia, y al paralizarse las actividades industriales y comerciales, el grueso de residuos sólidos se distribuyó básicamente en la generación de residuos domiciliarios y hospitalarios. Esto incluye un aumento de los desechos peligrosos, puesto que la gente comenzó a adquirir, por ejemplo, ivermectina, hidroxicloroquina, dióxido de cloro, lejía. La situación significó también una mayor cantidad de residuos plásticos. No hay cifras exactas, pero organizaciones estiman que los residuos domiciliarios crecieron entre un 30% o 40%. El Decreto Legislativo 1501 ha modificado momentáneamente artículos de la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos por el estado de emergencia. Esto incluye el uso de los plásticos de una sola vía, que estaban prohibidos. Asimismo, las modificaciones para el almacenamiento temporal de residuos ya no tendrían que ser declaradas formalmente o ser evaluadas directamente por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el Ministerio del Ambiente o cualquier otra entidad competente.
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— ¿Este conjunto de cambios en la ley puede ser perjudicial?
Yo creo que van a ser beneficiosos en cuanto a la salud de la población en el corto plazo, pero si luego no se revalúan esas medidas, o no vuelven a su condición inicial, sí serían perjudiciales porque la cantidad de plástico y material descartable que se está generando –que a su vez al no ser segregado está en contacto con lo que sí podría reciclarse– contamina todo. Si un residuo comercial o reciclable se pone al costado de uno peligroso, se biocontamina. El volumen de residuos peligrosos ha aumentado.
— ¿En qué situación se encuentran los sistemas que manejan los residuos peligrosos?
Los sistemas que reciben los residuos peligrosos también están colapsando. Por ejemplo, son pocos los hospitales que tienen un sistema de autoclave para tratar los residuos biocontaminados o un sistema de microondas. Entonces, estos residuos tienen que ir justamente a un relleno de seguridad, en este caso Befesa, en Lurín, que es el único lugar de almacenamiento, de ‘enterraje’ –por así decirlo–, de residuos peligrosos del país. Los sistemas, tanto de recolección como de almacenamiento y disposición final de los residuos peligrosos, han colapsado. De igual manera, como se ha incrementado el volumen de residuos domiciliarios, el tiempo de vida útil de los rellenos sanitarios va a disminuir por esta elevada generación de desechos.
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