Tiene el aspecto de una piedra negra brillante. En realidad se trata de un fragmento vitrificado del cerebro de una víctima de la erupción del Vesubio en el año 79, hace casi 2.000 años, un hallazgo excepcional realizado por un equipo de expertos italianos.
El descubrimiento fue presentado por el New England Journal of Medicine y fue hallado en las ruinas de Herculano, una de las ciudades del imperio romano cercana a Pompeya y que quedaron sepultadas por la erupción del Vesubio, al sureste de la actual Nápoles.
Los expertos, que han estado estudiando durante décadas los restos de la población arrasada por lava, cenizas y gases venenosos, estaban intrigados por esa piedra delicada, una suerte de cristal negro, en realidad un cerebro humano.
“En octubre de 2018, estaba examinando restos humanos y noté algo brillante entre los pedazos de un cráneo”, explicó a la AFP uno de los investigadores, Pier Paolo Petrone, antropólogo forense de la Universidad de Nápoles Federico II.
“Estaba seguro de que era un cerebro humano”, confiesa.
La erupción del Vesubio, que ha sido comparada al equivalente a 100.000 bombas atómicas como la de Hiroshima, provocó la caída de piedras y nubes de gases así como una gran ola hirviente, la nube piroclástica, de ceniza y piedra incandescente, que se desplomó del cielo, algo apocalíptico.
520 grados centígrados
Como la ciudad de Herculano estaba más cerca del volcán que Pompeya, la nube alcanzó una temperatura superior, por lo que las víctimas fueron reducidas al instante a esqueletos abrasados.
Los análisis realizados por un centro de biotecnología avanzada de Nápoles confirmaron la presencia de proteínas y ácidos grasos del cabello y materia cerebral en la delicada pieza negra hallada por Petrone.
Todo parece indicar que el pedazo de cerebro vitrificado pertenecía al guardián del lugar dedicado al culto del emperador Augusto, cuyo esqueleto fue descubierto durante una serie de excavaciones realizadas en la década del 60.
Desde entonces las excavaciones han continuado y las nuevas técnicas, muy avanzadas, han permitido a los estudiosos presentar descubrimientos claves para entender no sólo la historia sino también el violento fenómeno natural, cuya erupción es hoy en día un punto de referencia científico.
Los investigadores calculan que la temperatura subió a 520 grados centígrados durante la erupción, lo que quema la grasa y los tejidos del cuerpo humano. Sin embargo la caída rápida de la temperatura vitrificó la materia del cerebro.
Los estudiosos han logrado ya demostrar lazos familiares entre las víctimas gracias a los estudios de ADN.
Se ha encontrado por ejemplo el nivel de parentesco de siete mujeres y tres hombres, posiblemente esclavos provenientes del Medio Oriente.
Por ello se espera que el cerebro vitrificado revele nuevos elementos.
“Si logramos calentar material y obtener un líquido, tal vez podríamos encontrar su ADN”, explicó Pier Paolo Petrone.
La conservación de tejido cerebral es algo muy raro en el campo de la arqueología. En este caso se trata además de la primera vez en la historia que se descubre el cerebro vitrificado de un ser humano.
“Estamos en un yacimiento arqueólogico de inestimable valor y con muchas potencialidades”, reconoció el director del sitio arqueológico, Francesco Sirano, quien formo parte del equipo multidisciplinar a cargo de la investigación.
AFP
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