Los delfines –sociables, juguetones y comunicativos– son ampliamente considerados como los segundos animales más inteligentes después de los humanos.
Pero en los últimos años ha crecido el interés por la capacidad cognitiva de los perros y los investigadores de centros especializados dicen que en el cerebro de los canes pasan muchas cosas más de las que se creía. En algunas pruebas cognitivas, de hecho, superan a grandes simios y delfines.
¿Entonces, qué dice la ciencia? ¿Pueden ser los perros rivales intelectuales de los delfines?
Entender a los humanos
"Hay muchas evidencias de que los perros tienen más habilidad que los primates para interpretar las intenciones comunicativas de una persona", dice Laurie R. Santos, una psicóloga de la Universidad de Yale, EE.UU., que estudia primates y canes para entender mejor la mente humana.
"Ellos entienden que las personas intentan comunicar información y usan esas señales comunicativas mejor que los primates".
Esa habilidad de los perros hace que sean de los pocos animales que comprenden lo que los humanos quieren decir cuando señalan algo.
Ni siquiera los chimpancés miran más allá de la punta de un dedo cuando una persona les señala un plato de comida.
Un perro puede usar la señal del dedo y la dirección de la mirada como pistas para localizar objetos.
Este talento es muy poco habitual en el reino animal, aunque los delfines también lo tienen.
Vocabulario
Pero hay una hazaña cognitiva en la que los perros superan a casi todos los animales.
Según los psicólogos estadounidenses que entrenan a Chaser, una perra Border Collie, ella puede entender más de 1.000 palabras utilizadas para denominar a sus juguetes.
Cuando le piden que traiga a Bamboozle, un caballo naranja, Chaser lo distingue fácilmente entre otros varios objetos.
Kanzi el bonobo, un famoso simio entrenado en el uso del lenguaje, alcanza un vocabulario de menos de la mitad de palabras que el de Chaser.
Y los delfines prodigiosos del Laboratorio de Mamíferos de la Base Marina de Kewalo sólo manejan 40 palabras.
Los perros ganan, parece, si se trata de aprender el significado de símbolos individuales.
Más que 1.000 palabras
A diferencia de los perros, parece que los delfines son buenos resolviendo problemas.
En un experimento, se les pidió que buscaran una serie de pesas esparcidas en una piscina para ponerlas sobre una caja y así obtener una recompensa (un alimento).
Casi de inmediato, los animales tuvieron la idea de recoger todas las pesas a la vez en lugar de colocarlas una a una sobre la caja.
Esto sugiere que los delfines planean su comportamiento y reflexionan sobre posibles soluciones.
Además, los delfines se encuentran entre los pocos animales que entienden que se están viendo a sí mismos cuando están frente a un espejo (otros son los chimpancés, los elefantes y las urracas).
Los investigadores han usado la prueba de auto reconocimiento en el espejo para ver si los animales comprenden que existen como entes separados en el mundo, con sus propios pensamientos y mentes.
Este nivel de conciencia de sí mismos abre la puerta a una mayor flexibilidad ante problemas nuevos o cuando se trata de averiguar lo que ocurre en la mente de otros animales.
Los perros, por su parte, no "aprueban" en este test de inteligencia en particular.
Una cuestión de inteligencia
A primera vista, la capacidad de resolver problemas de los delfines y la conciencia de sí mismos pueden parecer evidencias que apoyan a quienes asumen que estos encantadores mamíferos son más inteligentes que los perros.
Sin embargo, confiarse en las corazonadas para evaluar la inteligencia puede ser problemático.
Para empezar, el concepto de inteligencia humana en una mezcla mal definida de varias habilidades cognitivas, y los esfuerzos para evaluarla, como los test de IQ o coeficiente intelectual, son controvertidos.
¿Es más inteligente alguien bueno para resolver ecuaciones algebraicas que alguien que puede determinar rápidamente las motivaciones de otros?
¿Ser capaz de recordar datos es una señal de inteligencia? ¿Y es más o menos importante que el razonamiento lógico?
Incluso si hubiera una definición de inteligencia humana constante y universalmente aceptada, ¿por qué tendría que aplicarse a otros animales?
Odiosas comparaciones
Los perros han sido criados para vivir en un entorno generado por el hombre: son particularmente adeptos a leer los indicios sociales humanos.
Los talentos con los que sobresalen – entender cuando les señalan algo o identificar objetos – son en gran parte resultado de que los humanos hemos pasado miles de años educándolos para que entiendan conceptos importantes para nosotros. Los hemos moldeado según nuestra definición de inteligencia.
Por otro lado, los delfines han desarrollado sus habilidades cognitivas en un mundo no alterado por los humanos.
Aun así, nos parecen inteligentes porque su complejo comportamiento social nos recuerda a nosotros mismos.
Los delfines son quizás los animales no primates más parecidos a los humanos, y por eso precisamente los consideramos inteligentes.
Pero el cerebro de un delfín ha evolucionado para producir un comportamiento que lo ayude a lidiar con problemas de delfines.
Eso incluye la capacidad para encontrar peces enterrados en la arena con ecolocalización o dormir sólo con una mitad del cerebro por vez para poder subir a respirar a la superficie.
Otra forma de pensar
El modo en que piensa un delfín es resultado directo de sus necesidades físicas, sociales y ecológicas, al igual que los perros.
Como cada especie tiene necesidades diferentes, cada una tiene una forma única de pensar.
Un ejemplo de por qué inteligencia es un término tan problemático es cómo se desempeñan las diferentes especies en las pruebas de permanencia del objeto.
Esta es la capacidad de entender que las cosas existen aun cuando están fuera de la vista, algo que los humanos consiguen a los 2 años y que no supone un problema para los grandes simios.
En una versión del test, se muestra al animal una pelota, por ejemplo, que luego se coloca en una caja y se tapa con una manta. Si el animal comprende la permanencia del objeto, debería darse cuenta de que la pelota está bajo la manta.
Sin embargo, ni perros ni delfines lo logran. ¿Eso quiere decir que son menos inteligentes? Podría, en cambio, indicar que piensan diferente.
Olfato y ecolocalización
Los perros viven en un mundo de olores, y su comprensión de los objetos implica en parte rastros químicos que permanecen durante horas o días.
Quizás, entonces, las cosas que no están presentes a la vista siguen teniendo para ellos una presencia química.
Esto puede hacer que sea difícil entender lo que le piden los investigadores.
Los delfines, por su parte, tienen un sentido extra que puede hacer que el concepto de permanencia del objeto sea complicado.
Son capaces de ver a través de algunos materiales al penetrarlos con ondas de sonido. Así que un pez escondido en la arena puede ser invisible para el ojo, pero detectable para un delfín ecolocalizador. Por eso, quizás los objetos nunca desaparecen para los delfines.
En definitiva, tiene tanto sentido preguntarse qué animal es más inteligente como el que tiene preguntarse si un martillo es mejor herramienta que un destornillador.
La respuesta depende de la tarea que deben realizar.