El sistema reproductor cuenta con partes estrechas y angostas que impiden que los peores nadadores lleguen al óvulo.
El sistema reproductor cuenta con partes estrechas y angostas que impiden que los peores nadadores lleguen al óvulo.
BBC News Mundo

Todos, al menos una vez en la vida, fuimos los primeros en la carrera por la vida.

Somos el resultado de la fecundación del óvulo por parte del espermatozoide "más rápido". Al menos eso es lo que hemos oído siempre.

Sin embargo, podría no ser exactamente así.



Un estudio de la Universidad Cornell, en Nueva York, sugiere que la eficacia de los espermatozoides no depende solo de su velocidad sino también de su agilidad.

Y es que el aparato reproductor femenino no se lo pone nada fácil

Las dificultades para llegar al óvulo

Una vez en el interior de la vagina, los espermatozoides tienen que atravesar el cuello del útero y subir por la trompa de Falopio, donde tiene lugar la unión con el óvulo.

De las decenas de millones de espermatozoides que se expulsan en cada eyaculación, menos del 1% del total llegan a las trompas.

La eficacia de los espermatozoides puede depender no solo de su velocidad sino también de su agilidad. (Foto: Getty)
La eficacia de los espermatozoides puede depender no solo de su velocidad sino también de su agilidad. (Foto: Getty)

Y es que ese camino no es precisamente de rosas.

Antes bien, se trata de una carrera de obstáculos que sirve como garantía de que los espermatozoides menos ágiles no cumplirán su objetivo.

Para ello, el sistema reproductor cuenta con partes estrechas y angostas que impiden que los peores nadadores lleguen al óvulo.

"El efecto de estas estrecheces es seleccionar a los espermatozoides con más capacidad para moverse", le explicó Alireza Abbaspourrad, el autor principal del estudio, al diario 'The Guardian'.

Contra la corriente

Un ejemplo de estos obstáculos es la pequeña abertura que va desde el útero hasta las trompas de Falopio.

Y la cosa se complica todavía más porque para poder atravesar esas estrecheces, los espermatozoides también deben nadar contra la corriente, enfrentándose a un fluido que viaja en la otra dirección.

Cuando un espermatozoide consigue entrar en el óvulo, se produce de inmediato un bloqueo que impide que puedan entrar otros. (Foto: Getty)
Cuando un espermatozoide consigue entrar en el óvulo, se produce de inmediato un bloqueo que impide que puedan entrar otros. (Foto: Getty)

Para entender mejor esa carrera de obstáculo, los investigadores de Cornell usaron un dispositivo que imita el tracto reproductivo femenino, así como muestras de semen de hombres y de toros.

Posteriormente inyectaron en el dispositivo un fluido contra el que los espermatozoides tenían que nadar.

Y luego analizaron cómo los espermatozoides intentaban sortear los obstáculos.

En ese punto, los científicos se sorprendieron al constatar que para aumentar sus posibilidades de sobrevivir, tanto los espermatozoides humanos como los de toro nadaban formando un patrón con forma de mariposa o de 8 cuando se acercaban a las zonas más estrechas .

Y, según Abbaspourrad, este patrón conduce a una acumulación de espermatozoides de tal manera que "los espermatozoides más rápidos permanecen más cerca de las zonas estrechas y entre sí, mientras que los espermatozoides más lentos son arrastrados hacia atrás por la corriente y se separan aún más".

El resultado es que solo logran pasar los mejores nadadores.

Y los autores del estudio, publicado en 'Science Advances', sugieren que se trata de un mecanismo de selección del sistema reproductivo femenino para favorecer a los espermatozoides con más movilidad.

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