En setiembre de este año, el anuncio de una anomalía en la estrella bautizada como KIC 8462852 causó revuelo en la comunidad científica. Observaciones del telescopio espacial Kepler señalaron dos incidentes misteriosos en el 2011 y el 2013, cuando la luz emitida por esta estrella sufrió reducciones drásticas.
La conclusión de los investigadores fue que un cuerpo se movía delante de la estrella, pero nadie sabía qué era. Se especuló sobre choques de planetas o incluso que se trataba de una megaestructura extraterrestre, pero un nuevo estudio realizado por la NASA concluye que se trataba de un grupo de cometas.
La conclusión surgió del análisis de los datos recogidos por otro telescopio espacial, el Spitzer. La investigación, dirigida por el investigador Massimo Marengo, se publicará en la revista "Astrophysical Journal Letters".
Todo empezó con una extraña ausencia de luz infrarroja en la estrella, que podía deberse a impactos planetarios o colisiones entre asteroides.
Cuando se descartaron todas las explicaciones, inclusive la de la estructura alienígena, los investigadores de la NASA concluyeron que la respuesta más probable al evento era la presencia de un grupo de cometas viajando alrededor de la estrella.
Y es que por delante de la estrella habría estado un gran cometa, que bloqueó el paso de la luz en el 2011. Luego, en 2013, el resto del grupo, con diferentes tamaños, transitó la estrella, bloqueando el paso de la luz de nuevo. Sin embargo, dice Marengo, serán necesarias nuevas observaciones para cerrar el caso.
"Esta estrella es muy extraña", dijo. "Me hace recordar a cuando observamos por primera vez púlsares. Estos enviaban señales extrañas que nadie había visto antes, y el primero en ser descubierto fue apodado LGM-1, por "Little Green Men" (pequeños hombres verdes). Tal vez no sabemos lo que está pasando alrededor de esta estrella, pero eso es lo que la hace tan interesante", asegura.
Y no solo la NASA dirige sus telescopios a esta región. El KIC 8462852, que se encuentra 1,4 mil años luz de la Tierra, también ha llamado la atención del programa SETI, que busca señales de vida extraterrestre inteligente. Seth Shostak, astrónomo del programa, está utilizando el Allen Telescope Array, un conjunto de 42 antenas, para buscar señales de radio procedentes de dicha región, pero hasta ahora no se ha detectado nada.
"(KIC 8462852) está más lejos que la Nebulosa de Orión, y llegar allí requeriría un viaje de 23.000.000 años en nuestro cohete más rápido. Debido a esto, cualquier señal detectable en la Tierra tendría que ser excepcionalmente poderosa", señala Shostak en el blog del programa.