Imaginen un área equivalente a la ciudad de Cali o más de 50 veces el distrito limeño de Miraflores, esa es la magnitud de la pérdida de bosques causada por el narcotráfico y la minería dentro y alrededor de 30 áreas protegidas de la Amazonía de Colombia y Perú. Estamos hablando de más de 51 mil hectáreas arrasadas, de 21 parques y reservas afectados por cultivos ilícitos de coca y 16 por la minería.
Lo más preocupante de este escenario es la violencia causada por estos delitos ambientales: asesinatos de defensores ambientales y líderes indígenas, presencia de grupos armados ilegales, trata de personas y amenazas contra guardaparques y comunidades.
Para entender mejor estas cifras, está con nosotros Alexa Vélez, editora general en Mongabay Latam.
“Nos dicen que Nueva Austria no existe, que nos vayamos porque van a seguir tumbando nuestra selva para hacer chacras de coca. Ellos andan con armas, por eso muchos vecinos se han ido”, dicen dos campesinos que viven en una zona colindante a laReserva Comunal El Sira, un área protegida que resiste a los embates del narcotráfico y la minería ilegal en las golpeadas regiones de Ucayali, Huánuco y Pasco en Perú. De hecho, esta fotografía es la de muchas otrasreservas y parques de la Amazonía de Perú y Colombia, dos países que pierden miles de hectáreas de bosques protegidos por la expansión de cultivos ilícitos de coca y la extracción ilegal de oro.
Para entender la magnitud de este problema en Perú y Colombia, un equipo periodístico de Mongabay Latam construyó una base de datos con información de los mapas anuales de cobertura y uso de la tierra delProyecto Mapbiomas, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA)para analizar el impacto de la minería y cultivos ilegales en las áreas protegidas amazónicas, sus zonas de amortiguamiento y espacios aledaños. El resultado de este análisis geoespacial es abrumador: 30 reservas y parques de Colombia y Perú han perdido al menos51 mil hectáreas dentro y alrededor.El equivalente a casi la extensión de la ciudad de Cali o más de 50 veces el distrito limeño de Miraflores. Un punto importante es que la minería que impacta estas áreas protegidas es tanto legal como ilegal, una devastación que amenaza con transformarlas en islas acorraladas por la ilegalidad.
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Imagen principal: La extracción informal de oro sigue avanzando al borde de la vía Interoceánica, en el denominado corredor minero que se ubica frente a la zona de amortiguamiento, y ejerce presión sobre esta. Crédito: Max Cabello.
El artículo original fue publicado por Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.